
La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, edulcoró el tono de los halcones que revolotean en el Comité de Mercados Abiertos (FOMC), véanse casos como el de Esther George o Loretta Mester, y reconoció este miércoles ante el Comité de Servicios Financieros del Congreso que el endurecimiento de las condiciones financieras y los bajos precios de las materias primas podrían acabar impactando en la economía estadounidense.
"Estos acontecimientos, si resultan persistentes, podrían pesar en el panorama de la actividad económica y el mercado laboral", estimó Yellen, cuyos objetivos prioritarios son el pleno empleo y la inflación. Una frase que dio alas al mercado americano y que para algunos expertos dejó fuera de juego una posible subida de tipos en marzo.
"Desde nuestra perspectiva, sus comentarios eliminan una subida de tipos el próximo mes, aunque mantienen la posibilidad de un incremento en meses venideros", estima Aditya Bjave, economista de Deutsche Bank. En este sentido, según los datos recogidos por Bloomberg, el mercado solo da una probabilidad del 2% a que se produzca una subida de tipos en marzo, cuando al comenzar el año las posibilidades superaban el 50%. Las bolsas de Estados Unidos se apuntaban a cierre de la sesión en Europa ganancias del entorno del 1% y en el Viejo Continente las subidas fueron mucho más pronunciadas.
Los selectivos español e italiano -en los que la banca alcanza una ponderación mayor- fueron los que más subieron: un 2,73 y un 5%, en cada caso. Así, la caída en el año para el índice español, que llegó al 17%, se queda en el 14,7%. Un suelo que debe mantener, ya que por debajo se adentraría en terreno desconocido. "Las bolsas consiguen salvar una situación muy delicada. Ya advertíamos de que o había un rebote en la jornada de este miércoles o podía entrarse en un contexto de pánico muy difícil de cuantificar", explica Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader. Así, señala que "los mínimos del martes se han convertido a todas luces en la línea divisoria que separa un rebote de un escenario bajista como hacía mucho tiempo no se veía".
Optimismo de Yellen
Fiel a su estilo, Yellen no dejó de lado su optimismo al afirmar que existen razones para pensar que la mayor economía del mundo mantendrá una expansión adecuada que permita al FOMC seguir adelante con la normalización monetaria. A ojos de la funcionaria, los ingresos y el patrimonio de las familias siguen creciendo, el gasto doméstico "ha avanzado" y la inversión de las empresas fuera del sector petrolero cogió impulso en el segundo semestre del año.
Sin embargo, la incertidumbre sobre los ajustes cambiarios en China y su impacto en la segunda mayor economía del mundo, el posible contagio a otros países atados umbilicalmente a la demanda del gigante asiático, el desplome del crudo y la volatilidad en los mercados han provocado que el mercado borre de golpe y plumazo cualquier vuelta de tuerca a la política monetaria estadounidense. De hecho, apenas da un tercio de posibilidades a una subida del precio del dinero antes de febrero de 2017. Además, tampoco compra el camino de la Fed, que marca tres subidas de tipos durante este año: solo otorga a este escenario una probabilidad del 0,1%.
En cualquier caso, los inversores habían comprado una reacción aún más dovish de Yellen, pensando en un retraso aún mayor en la subida del precio del dinero. En este contexto, el dólar reaccionó frente a la moneda única y esta se llegó a depreciar más de un 1% frente al billete verde durante la sesión.
Dicho esto, la disyuntiva es evidente. Pese a que la economía encadena cuatro meses de contracción en sus manufacturas, el sector servicios crece, pero a un ritmo más moderado y la caída en los precios de la gasolina siguen sin traducirse en un verdadero impulso del consumo, la economía avanza en el trimestre en curso a un ritmo del 2,2% según los datos que baraja el GDP Now, que elabora la Fed de Atlanta. En un informe con el que se acompañó el discurso de Yellen se destacaba como el sector financiero de EEUU "resiste" las presiones generadas por la caída del petróleo y el empeoramiento registrado en los mercados de deuda corporativa a lo largo del mundo" con una "exposición limitada" por parte de los bancos estadounidenses.
Aún así, "si las condiciones empeoran en estos sectores" podría resurgir un mayor estrés", citaba el documento. Mientras que la presidenta de la Fed consideró que el Comité que capitanea "espera que la inflación se mantenga baja a corto plazo", Yellen dejó claro que "la creación de empleo y un incremento más acelerado de los salarios debería apoyar el crecimiento de los ingresos reales y a su vez el gasto".
En estas circunstancias, y mientras otros bancos centrales como el Banco de Japón y el BCE siguen bombeando liquidez y manteniendo una política ultraacomodaticia, "el crecimiento económico global debería incrementarse a lo largo del tiempo". Si el panorama empeora, Yellen reconoció que no está segura de que la Fed pueda copiar al Banco de Japón o el Banco Central Europeo a la hora de implantar tipos negativos. "También es poco probable que rebajemos los tipos de interés", añadió, acallando las voces que hablaban de un posible Trichetazo. Desde Moody's Analytics, Ryan Sweet, reiteró que los comentarios de Yellen fueron más "relajados", algo que no sorprende "dado el endurecimiento de las condiciones financieras y la falta de progreso en la inflación".