Ante el descenso que ha generado China en la renta variable, el metal precioso no ha sido un refugio tan seguro este mes de agosto como lo fue en el pasado. Las caídas de las bolsas han venido acompañadas durante los últimos años por rebotes en el precio del metal, como refugio alternativo a los descensos de la renta variable. El ejemplo más cercano fue en agosto de 2011, cuando la crisis de deuda periférica europea hizo caer a los principales índices bursátiles del mundo: el S&P 500 cayó un 5,7% ese mes mientras el EuroStoxx 50 cedió un 13,8%, algo que aprovecharon los inversores para comprar oro de forma general, haciendo subir su precio un 12,3% en ese periodo. Sin embargo, en esta ocasión, los avances no han sido tan llamativos, ya que el metal se ha revalorizado un 3,4% aproximadamente durante el mes de agosto, frente a la caída del 6% de S&P y del 9,2del EuroStoxx.
El avance del oro en el mes ha sido el más fuerte que ha experimentado desde enero, cuando el metal subió un 8%. Desde entonces, el precio del oro se ha deteriorado un 11,4%, desde los 1.278,5 dólares en los que arrancó febrero hasta los 1.132 dólares en los que ha terminado agosto. Según se explica desde Bloomberg, el oro está reduciendo su atractivo como refugio durante los últimos días, ante la especulación de que la Reserva Federal no retrasará la subida de tipos de interés, a pesar de los problemas que le está generando China para llevar a cabo este movimiento. Y es que Stanley Fischer, vicepresidente de la Fed, declaró durante el fin de semana que "hay buenas razones para creer que la inflación acelerará en el país", a pesar de que la devaluación del yuan apunta a generar una oleada de deflación por todo el mundo. Hay que tener en cuenta que la Fed mantiene marcado el objetivo de inflación en el 2% para subir tipos, y durante el mes de julio esta se mantuvo en el 0,2%.