
El próximo 9 de julio finalizará la prórroga de 90 días que Donald Trump dio a su política arancelaria el pasado 9 de abril. Ese día, el mundo entero volverá a tener detalles de cuáles van a ser las nuevas condiciones de los impuestos que quiere imponer el presidente de EEUU al resto de países. Por el momento, lo que es una realidad innegable es que la medida añadirá presión a la inflación. Desde DWS estiman, de hecho, que en el tercer trimestre la inflación estadounidense alcanzará un pico del 4%.
Desde la gestora alemana apuntan a que la tasa media de importación a partir de esa fecha clave del 9 de julio estaría en el 13% a nivel mundial. En China, exponen, estaría en el 45% pero a largo plazo el impuesto podría rebajarse al 35%.
Todo ello va a generar una nueva situación inflacionista que va a poner a Jerome Powell de la Reserva Ferderal. Ya lo hizo ayer cuando, contra lo que quería Donald Trump, mantuvo los tipos de interés de EEUU sin cambios. Y lo seguirá haciendo. "Donald Trump quiere que los tipos de interés bajen por la deuda y al reactivación de la economía, pero la inflación va a ser la que mande", explica Mariano Arenillas, responsable de Iberia para DWS. Así, pronostican que, en lo que queda de año, la Fed tan solo realizará una único recorte de los tipos de 25 puntos básicos.
La idea que proyectan para la Fed se contrapone con el escenario que dibujan para el Banco Central Europeo y esperan que, de aquí a finales de 2025, el organismo ejecute tres rebajas de las tasas de 25 puntos básicos cada una hasta situarlas en el 1,75% en lo que definen como "la zona de neutralidad". "Esto no es ni expansivo ni restrictivo, es solo la tasa normal que debemos tener en Europa", argumenta Arenillas.
Más allá de la inflación, en la que radica una de las principales diferencias del rumbo de los bancos centrales de EEUU y la UE, el crecimiento de ambas regiones será también uno de los puntos diferenciadores. Mientras DWS recortaba las expectativas de crecimiento para la economía estaodunidense en 2025 al 1,2% y al 1,3% en 2026, subían sus pronósticos para la economía europea para la que estiman un crecimiento del 1,1% este año y del 1,4% el próximo, superando en este último caso a la expansión del PIB norteamericano.
Qué activos de inversión recomiendan
En un escenario de volatilidad, Arenillas esgrime que "las bolsas están ignorando el riesgo geopolítico y se están centrando solo en los resultados empresariales que, por el momento, están creciendo". Arenillas explica que en este contexto de incertidumbre están recomendando a sus clientes "carteras mucho más diversificadas", en las que se priorice la bolsa europea frente a la asiática o la americana. Por sectores, aluden al sector salud por su carácter puramente defensivo, a las small caps (que lograrán una consolidación por todo el dinero que va a entrar en renta variable) y la banca europea.
Si se busca el corto plazo, aconsejan posicionarse en renta fija, de hecho, Arenillas confiesa que DWS está "más invertidos de lo que estábamos antiguamente". También proponen darle prioridad a la deuda europea frente a la estadounidense y sin olvidar en la construcción de las carteras bonos corporativos de investment grade. "Si las empresas son de calidad se ganará más que con el Estado. Con estos bonos, se va a rentabilidades que en términos absolutos es más alto, aunque el spread sea bajo, y se consigue batir a la inflación, compensando".
Con todo, Arenillas lanza una reflexión final acerca del escenario que se le presenta actualmente a la Unión Europea: "Si conseguimos batir a la burocrcia, Europa tiene una oportunidad muy buena de avanzar, pero tiene que haber mucho incentivo político, con un tratamiento fiscal positivo para atraer a las inversiones". En este sentido, muestra su optimismo con las medidas que se están llevando a cabo como el Observatorio de la competitivdad o la Unión de ahorros e inversiones.