
La industria del motor europeo se precipita en bolsa tras el último arancel de Donald Trump que afecta a todos los coches que no se fabriquen en Estados Unidos. El índice automotriz que recoge a las grandes compañías del sector retrocede este jueves un 2% y pone a la industria en negativo en bolsa este 2025. Los inversores borran cualquier esperanza de recuperación en esta industria que cae un 2,2% en el año mientras que el conjunto de la bolsa europea avanza un 10%.
El sector automotriz europeo aguantaba en positivo en el año y ha sido tras el último envite arancelario de la Casa Blanca cuando los inversores han decidido claudicar en compañías como Stellantis, que este jueves se deja un 5,5%, Mercedes-Benz (cede un 3,8%) o Volkswagen (cae más de un 2%). Así, la diferencia entre el principal índice europeo y el sector del motor en 2025 supera los 12 puntos porcentuales. "La medida entrará en vigor el 3 de abril y Trump no se muestra abierto a negociaciones. Aumenta, por tanto, la preocupación con respecto a una posible guerra comercial, que pueda frenar el ciclo económico global. Esto es lo más importante hoy, y penalizará probablemente a las bolsas", comentó el equipo de análisis de Bankinter.
El motor europeo borra casi 33.000 millones de euros de valor de mercado en el año (capitalización bursátil) y cotiza, de media, en niveles no vistos desde noviembre del año pasado después de desplomarse desde los máximos de febrero, alcanzados por unos resultados financieros que, de media, cumplieron con las expectativas del mercado.
No es un mal endémico solo en la industria de la eurozona. Las japonesas Nissan y Toyota caen incluso más que las europeas en 2025. Tampoco las compañías estadounidenses escapan al pesimismo depositado en el sector. Ford retrocede más de un 4% tras la apertura de Wall Street, mientras que General Motors se desploma más de un 8,5%.
El propio Elon Musk manifestó que Tesla no saldría indemne de este clima de aranceles a los vehículos producidos fuera de Estados Unidos. "Las marcas automovilísticas alemanas están entre las más afectadas por la nueva subida arancelaria de Trump, pero la industria automotriz estadounidense no se librará de sus efectos", comenta el experto Julius Baer, Roberto Cominotto.
La principal derivada de unos aranceles más altos en todo el mundo es un aumento de los precios de los costes de fabricación y del precio de los coches que afecten a los consumidores dentro y fuera de Estados Unidos. Y es que la industria ya pasaba por su particular mal momento antes de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
El deterioro de las ventas de vehículos en economías como China, donde las marcas del Viejo Continente tenían un gran mercado de consumo de turismos europeos, ya deprime los ingresos de las principales compañías fabricantes de vehículos. Eso también afecta a los beneficios anotados en el ejercicio 2024 y en las expectativas puestas en el 2025, según las previsiones del consenso de mercado que recoge FactSet.
Por ahora, ni Volvo, ni Mercedes, ni Aston Martin cerrarán un 2025 con un beneficio bruto de explotación superior al del año pasado según las expectativas de las firmas de análisis. Y el ebitda esperado por el mercado para el presente ejercicio es hoy inferior a lo previsto el primero de enero en compañías europeas como Ferrari y Aston Martin, compañías de lujo, pero también en Volvo e Iveco centradas en los vehículos comerciales. Pasa con las europeas y con las asiáticas y algunas estadounidenses porque la mayor parte de estos gigantes del sector fabrican por todo el mundo e importan vehículos y piezas por todo el mundo.
Los beneficios y los márgenes se estrechan a medida que los analistas incluyen en sus proyecciones el impacto real de los aranceles en las ventas de las grandes compañías del motor. Como ejemplo, Hyundai y Kia podrían gastar más de 7.000 millones de dólares en aranceles en Estados Unidos si se aplica el gravamen del 25% anunciado por Donald Trump, según el analista Hyuk Jin yoon de SK Securities. Esto supondría restar aproximadamente un 40% del beneficio operativo de las dos compañías surcoreanas. En Toyota el beneficio operativo del grupo se verá mermado en un 6%, según Goldman Sachs y en Nissan será superior, según el banco de inversión.
Chevrolet (de General Motors) produce en México para abaratar costes pero con las ventas enfocadas en Estados Unidos. Lo mismo ocurre con Stellantis que fabrica en México con el foco puesto en las otras economías de Norteamérica. Según los datos de comercio facilitados por Estados Unidos, el país importa más de 180.000 millones de dólares de México entre coches (99.000 millones) y componentes para su fabricación o ensamblaje. Es la principal geografía en esta métrica seguida de la Unión Europea que roza los 70.000 millones de dólares entre vehículos (46.000 millones de dólares) y partes (23.000) que también entran dentro de estos últimos aranceles anunciados desde la Casa Blanca.
El alcance del arancel a los vehículos saltará más allá de la industria automotriz. "Afectará al crecimiento económico mundial e incrementará los precios", advierte Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable AM. Mientras tanto, las recomendaciones de compra escasean en el sector. Según el consenso de mercado que recoge FactSet, Solo Volvo, Daimler Volkswagen e Iveco son todavía una opción de compra. Centrada en los vehículos comerciales, Daimler es la que ofrece el mayor recorrido en bolsa, superior al 20%. Y Volkswagen del 20% entre las enfocadas a turismos con un precio objetivo de 121 euros por acción.