Bolsa, mercados y cotizaciones

Expectativas e incertidumbres en los mercados globales por el regreso de Trump a la Casa Blanca

  • El panorama económico y global se ha envuelto de incertidumbre
Fotografía de Donald Trump. Reuters

El mundo económico se encuentra una vez más en una encrucijada con el regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos. Con su toma de posesión el 20 de enero de 2025, el panorama económico global se ve envuelto en una nube de incertidumbre y expectativas sobre cómo sus políticas podrían moldear los mercados en el próximo año.

Una de las políticas estrella de Trump durante su primer mandato fue la reducción de impuestos a empresas y ciudadanos. En 2025, se espera que estas políticas continúen o incluso se intensifiquen. La extensión de los recortes fiscales implementados en 2017 podría inyectar más liquidez en la economía, impulsando el consumo y la inversión. Sin embargo, esto también podría aumentar el déficit público, que ya supera el 7% del PIB estadounidense. La pregunta clave es si esta expansión fiscal se traducirá en crecimiento sostenible o en inflación descontrolada. Los mercados podrían reaccionar positivamente a corto plazo con expectativas de mayores beneficios, pero las preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal podrían llevar a una mayor volatilidad de los mercados a largo plazo. De esta manera, estamos asistiendo a un mercado que yo califico como claramente bipolar: por un lado, tenemos la renta variable en máximos históricos, cotizando exceso de optimismo y. por otro lado. tenemos la renta fija cotizando cada vez con más pesimismo y colocando los tipos de interés en máximos de 20 años para poder cubrir potenciales repuntes en la inflación.

El proteccionismo fue un sello distintivo de la primera administración Trump y parece que esta tendencia continuará. Se prevé que Trump imponga aranceles más altos, especialmente hacia China, México y Canadá, con tarifas que podrían alcanzar el 60% para algunos productos chinos. Esta política podría generar un clima de guerra comercial, afectando negativamente al crecimiento global al aumentar los costes de los bienes importados y, por ende, la inflación en Estados Unidos. Las economías emergentes, que dependen significativamente del comercio con Estados Unidos, podrían sufrir particularmente. Sin embargo, hay quienes argumentan que estos aranceles podrían ser una táctica negociadora, con la esperanza de obtener mejores condiciones comerciales. En todo caso, ni con aranceles salen las cuentas, porque aun en el hipotético caso de establecer un arancel del 10% a todas las importaciones que se realizan en la economía de EEUU, el ingreso fiscal sería de aproximadamente $ 2,5 trillones y vas a recortar $10 trillones de ingresos, con lo cual necesitas financiar un déficit de $7,5 trillones los próximos años. ¿Cómo lo haces? Pues bajando tipos para financiar con inflación.

Ya vimos que, durante su primer mandato, Trump criticó abiertamente a Jerome Powell, el presidente de la Fed, por las subidas de tipos de interés. Si Trump decide presionar para influir en la política monetaria, podríamos ver un escenario donde los tipos de interés se mantengan bajos para favorecer el crecimiento, disparando la inflación. La incertidumbre sobre la dirección de la política monetaria podría hacer que los mercados de bonos sean especialmente volátiles, con posibles repercusiones en la renta variable.

Sin embargo, no todo es malo. Trump ha prometido una reducción significativa de regulaciones, lo cual podría beneficiar especialmente al sector financiero. La desregulación podría facilitar fusiones y adquisiciones, impulsando la actividad en los mercados de valores. Bancos y empresas de inversión podrían ver un aumento en sus márgenes de beneficio debido a menores cargas regulatorias. Aunque no podemos olvidar que esto también aumenta el riesgo de prácticas comerciales poco éticas que pudieron haber sido contenidas por regulaciones más estrictas, recordando a los inversores la crisis financiera de 2008.

Con respecto a los mercados emergentes se enfrentan a un doble desafío. Por un lado, la fortaleza del dólar, que podría aumentar con las políticas de Trump, afectaría negativamente a las economías que tienen deudas en dólares. Por otro lado, la reducción del comercio internacional debido a los aranceles podría disminuir la demanda de exportaciones de estos países. No obstante, algunas economías emergentes podrían beneficiarse si Estados Unidos decide mover parte de su producción de vuelta al país, abriendo oportunidades para aquellos que puedan atraer inversión directa estadounidense.

Los mercados en España y Europa también enfrentan desafíos y oportunidades significativos este 2025. La transición energética y el auge de las energías renovables seguirán atrayendo inversiones, mientras que sectores como la tecnología y la digitalización ganan protagonismo. Sin embargo, la inflación moderada y la política monetaria del Banco Central Europeo, aun en fase de ajuste, podrían limitar el crecimiento en algunos sectores. El turismo en España muestra signos de recuperación sólida, impulsando el empleo y el consumo interno. En Europa, las tensiones geopolíticas y la transición verde influirán en la cadena de suministro y en los costos empresariales. Hay que destacar la divergencia en cuestiones de política monetaria entre los 2 continentes: siendo EEUU más propenso a mantener tipos elevados que Europa, lo normal es que la inversión en EEUU sea bastante mayor por el propio efecto carry trade o diferencial de tipos de interés entre euros y dólares que, por otro lado, seguirá llevando al par eurodólar a depreciarse incluso hasta niveles de paridad.

En conclusión, 2025 será un año de grandes oportunidades y riesgos para los mercados financieros bajo la presidencia de Donald Trump. Las políticas de reducción de impuestos y desregulación podrían impulsar ciertos sectores, pero el proteccionismo y la política monetaria podrían introducir volatilidad e incertidumbre. Los inversores deberán navegar por un paisaje económico donde la política y la economía están inextricablemente ligadas. La clave estará en la capacidad de adaptación y en la vigilancia constante de las señales políticas y económicas provenientes de Washington, para anticipar los movimientos del mercado en un entorno global cada vez más interconectado y reactivo a las políticas estadounidenses.

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