
El mundo vive una auténtica sequía de salidas a bolsa. 2023 acaba como un año en el que muy pocas empresas han vendiendo una parte de su capital a inversores a través de ofertas públicas de venta (OPV) para captar financiación con la que crecer. En España, sin ir más lejos, ninguna compañía ha acudido al mercado principal; solo el de las pequeñas firmas ha recibido nuevas cotizadas. La bolsa española afronta un periodo de sequía que se alarga desde julio de 2022. Toda la industria, incluyendo a los reguladores, está moviendo fichas para reactivar las salidas a la espera de una nueva etapa en un contexto más favorable.
No se recuerda tanto tiempo sin grandes debuts bursátiles en España desde la crisis de deuda europea, cuando las operaciones estuvieron paralizadas casi dos años entre la salida de Bankia y Banca Cívica en julio de 2011 y la de Liberbank en mayo de 2013.
Los datos abruman. Las empresas han recaudado menos de 130.000 millones de dólares a través de OPV globales este año, el peor desde 2009, según datos recopilados por Bloomberg. En España, todo se ha centrado en el mercado de firmas más pequeñas, BME Growth, donde se han registrado 10 nuevas compañías (entre ellas tres socimis) que han captado recursos por valor de 38,9 millones de euros.
Resulta una gran paradoja que esta falta de salidas a bolsa se produzca cuando la mayoría de mercados sube más de un 20% desde enero. A simple vista, parece que apetito por comprar acciones no falta. ¿Qué sucede entonces? La propia empresa gestora del parqué español, Bolsas y Mercados Españoles (BME), encuentra los argumentos en "el nuevo escenario de tipos de interés altos, la incertidumbre sobre su evolución futura y las tensiones geoestratégicas globales"; todo ello "ha influido tanto en las decisiones de financiación propia o ajena de las compañías como a la hora de dar el salto definitivo a la cotización en bolsa", plasman en su Informe de Mercado de cierre de 2023.
"El bajo rendimiento del Ibex frente al índice de referencia europeo importa y mucho", opina Javier Hombría, profesor del IEB
Otros expertos consultados también citan esas mismas razones, aunque añaden alguna otra más que ha ahuyentado a las posibles candidatas a cotizar en España. Pese al buen comportamiento del Ibex este año, "en los últimos cinco el rendimiento del principal índice de la bolsa española ha sido muy pobre en comparación con el de las principales acciones europeas: un 17,5% frente al 50,6%. Este bajo rendimiento frente al índice de referencia europeo importa y mucho", opina Javier Hombría, profesor del Máster en Bolsa y Mercados Financieros del IEB. Lo explica: "Cuando los accionistas de una compañía deciden su salida a bolsa, no solo están buscando otro método para financiar su crecimiento, sino el mejor escaparate para que se revaloricen sus acciones" y que de alguna forma se compense el esfuerzo en muchos sentidos que supone cotizar.
Este profesor del IEB apunta también a la dura competencia del capital riesgo para financiar el crecimiento de las empresas. Es más, algunas de las compañías que salen a bolsa acaban recibiendo una opa por algún fondo de capital riesgo que las retira del parqué. Con las últimas operaciones sobre la mesa, los fondos multiplican por seis sus opas en la bolsa española desde 2018. Este mismo año, se han presentado ofertas por firmas como Applus o Talgo que siguen pendientes de autorización. El resultado de las exclusiones de cotización y pocas salidas es que el número de cotizadas en el Mercado Continuo cae un 10% en cinco años, hasta las 120 compañías.
Qué esperar
Son muchos los nombres que han salido a la luz en los últimos meses sobre futuras candidatas a salir a bolsa. Y aunque no hay fechas fijadas, los principales actores del mercado son optimistas. "El cambio de ciclo en los tipos de interés y la coyuntura de la economía ha abierto un escenario muy positivo para las salidas a bolsa que hacía años no se recordaba", asegura a este medio Beatriz Alonso-Majagranzas, directora de Mercados de BME.
En España, hay unas tres millones de empresas en activo, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La cifra tiene muchas trampas. Más de la mitad de compañías no cuenta con asalariados y solo un 2,2% tiene más de 20 empleados. Pero, aun así, hablamos de muchas empresas. "España probablemente no tenga un tejido empresarial como pueda tener Alemania, pero por supuesto que hay empresas con una sólida trayectoria de éxito y pioneras en su sector, que serían unas excelentes candidatas", considera Rosa María Orozco, socia responsable del área de Capital Markets e IPOs de EY.
"Si los factores macro ayudan, creo que deberíamos tener una etapa buena de salidas a bolsa en los próximos años", considera Rosa María Orozco, socia de EY
La experta de esta consultora apunta a una característica que podría animar a más firmas españolas. "Muchas de estas empresas son familiares, que podrían ver en una salida a bolsa una oportunidad para su negocio, de cara a continuar con su estrategia de éxito y expansión y, a su vez, una muy buena opción para los accionistas, que facilite el relevo generacional", señala. Además, "una salida a bolsa es un factor relevante para la atracción y retención de talento, que es uno de los temas actualmente más estratégicos para todas las empresas. Con todos estos factores, y si los factores macro ayudan, creo que deberíamos tener una etapa buena de salidas a bolsa en los próximos años", confía Orozco.
Es cierto que algunos casos falta capital para impulsar proyectos, en otros no interesa esa exposición pública y todo lo que ello conlleva y que en otros se ha intentado esperar a que las valoraciones de salida puedan ser más atractiva. Pero con todo, y aunque no haya fechas fijadas, hay en marcha operaciones que pretenden llevarse a cabo en los próximos meses o años. Es el caso de Puig -con marcas como Paco Rabanne o Carolina Herrera-, Tendam -dueña de Cortefiel- Orange-MásMóvil, Restaurant Brands Iberia -gestiona franquicias como Burger King-, Cirsa, Hotelbeds o Volotea. También el de otras como Ibercaja, que en 2022 pospuso su debut por las condiciones pero a la que el mercado espera desde hace tiempo.

Entre estas empresas podría haber alguna aspirante a entrar en el Ibex 35 a futuro. La falta de candidatas para el índice también ha marcado un hito en la historia de la bolsa española este año. Es la primera vez que el comité que cuida del Ibex no realiza ningún cambio en la composición del índice en sus tres décadas de vida. Y el motivo radica precisamente en que no hay compañías que muevan suficiente dinero en bolsa o que tengan un tamaño suficiente para estar en él.
Cómo reanimar el mercado
Toda la industria que rodea a la inversión es muy consciente de que urge reanimar las salidas a bolsa. Desde los propios bancos colocadores de las acciones, quienes intentan acelerar algunos procesos en marcha, hasta los reguladores y supervisores de los mercados, que buscan a la desesperada cómo reactivar los mercados de capitales.
Hace pocas semanas que Rodrigo Buenaventura, presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), hablaba incluso de la necesidad de replantearse con "más imaginación" los incentivos para salir a bolsa, en un evento organizado por Bloomberg, señalando las grandes diferencias a las que se enfrentan las empresas que salen a mercados alternativos en temas tan sensibles como la contabilidad o gobierno corporativo.
En Europa también hay una gran preocupación. "Una de las cosas en las que estamos trabajando es tratar de pensar sobre qué más podemos hacer para impulsar realmente el mercado de capitales europeo para asegurarnos de que sirva a las empresas y a los inversores de la UE", apuntaba Verena Ross, presidenta de autoridad europea ESMA, en una entrevista en Bloomberg TV la semana pasada.
Se han llevado a cabo iniciativas como facilitar parte de los trámites o el establecimiento de canales específicos con la CNMV para consultas de posibles interesadas, además de eventos y jornadas divulgativas. Pero todo parece insuficiente.
"Creo que el factor diferencial y que de verdad influiría [en reanimar las salidas] es el propio mercado. Las empresas tienen que ver que los mercados valoran a las compañías que cotizan más que a las que no cotizan y que, por tanto, tienen una revalorización mayor por el riesgo y los costes que asumen frente a otros que no lo asumen. Se deberían analizar alternativas para fomentar el acceso a la inversión en cotizadas, que van desde la publicidad al apoyo institucional y regulatorio", considera Rosa María Orozco, de E&Y.
Para Javier Hombría, del IEB, la primera posible solución "es aumentar la tasa de ahorro de las familias españolas para que puedan dirigirse a los mercados de capitales" y, la segunda, "que se aumente el nivel de exigencia con los equipos directivos de las compañías cotizadas. Si no se consiguen los objetivos, si la cotización no hace más que languidecer durante años, el equipo directivo debería ser el primero que salga por la puerta. No puede haber situaciones en las que el equipo directivo se haga millonario mientras sus accionistas se hacen más pobres", sentencia.
