Bolsa, mercados y cotizaciones

El telón de fondo político influye mucho menos de lo que la mayoría cree

Joe Biden, presidente de EEUU

Es muy difícil opinar sobre los mercados con tanta antelación a unas elecciones presidenciales. La cuestión obvia es que no sabemos quiénes serán los candidatos ni cuál será su programa. Aunque se espera que el actual presidente, Joe Biden, se presente a la reelección, existe la posibilidad de que problemas de salud se lo impidan. En su contra, el candidato republicano, según las encuestas actuales, parece ser el ex presidente Donald Trump.

Sin embargo, los problemas legales siguen ensombreciendo este panorama y podrían impedirle finalmente aceptar la nominación republicana. No obstante, podemos destacar varias observaciones a partir de referencias históricas. La primera es que los mercados, desde una perspectiva estacional, tienden a repuntar varios meses en plena campaña electoral. Del mes de julio al de septiembre han sido históricamente meses fuertes para el mercado bursátil en años de elecciones, dando paso en última instancia a cierta debilidad hasta el día de las elecciones, para reanudar finalmente una tendencia alcista.

También observamos pautas estacionales similares en la volatilidad implícita de los mercados de renta variable, con un notable repunte de la volatilidad a partir de septiembre, que aumenta hasta el día de las elecciones y, finalmente, las presiones disminuyen hasta finales de año.

Las elecciones presidenciales tienden a tener un impacto más limitado en la dirección de los mercados dado que el Congreso controla los hilos del dinero. Y si observamos los patrones históricos de rentabilidad, los mercados obtienen mejores resultados bajo una presidencia demócrata acompañada de un Congreso dividido, mientras que un presidente republicano con un Congreso dividido obtiene resultados menos sólidos.

Y aunque un Washington demócrata tiende a registrar mayores rendimientos bursátiles, lo más importante es el telón de fondo económico. De lejos, el crecimiento de los beneficios importa más que el panorama político. Como dice el mantra, una vez que das a las empresas estadounidenses las reglas por las que deben regirse, encontrarán la manera de ganar dinero. Nunca hay que subestimar la flexibilidad y el dinamismo de las empresas y de la economía estadounidense.

Y aunque parece que el clima político en Estados Unidos se ha polarizado aún más a lo largo de los años, el sistema de frenos y contrapesos ha prevalecido. Es este sistema de controles y equilibrios el que impide que una desviación significativa de las políticas actuales pueda trastornar el carro de la manzana desde una perspectiva económica. Es cierto que últimamente hemos visto el poder del gasto fiscal, pero la política monetaria sigue siendo en gran medida independiente, a pesar de lo que algunos puedan argumentar.

El margen de maniobra fiscal de que dispondrá Washington en el futuro, dado que el déficit ha sido un tema candente, seguirá siendo crucial. La evolución de la economía de aquí al día de las elecciones será la clave en términos de oportunidades o desafíos para la inversión.

Aunque nos mantenemos en el campo del aterrizaje suave basándonos en nuestras perspectivas económicas actuales, esto nos lleva a favorecer el riesgo en los activos, prefiriendo la renta variable a la renta fija y a EEUU frente al resto del mundo. No esperamos que cambien mucho los motores económicos del contexto político estadounidense de cara a las elecciones del año que viene. Más bien, el presidente Powell y la Reserva Federal son los factores más importantes. La inflación, el mercado laboral y las perspectivas de crecimiento tienen un peso mucho mayor que los debates o las encuestas.

Una vez que el telón de fondo político se aclara y las agendas se perfilan y detallan, resulta un poco más fácil hablar de posicionamiento. Sin embargo, las plataformas presidenciales tienden a tener un impacto limitado en los mercados, ya que el Congreso es más importante para los resultados fiscales.

Y lo que los candidatos esbozan en sus discursos suele diluirse y rara vez se aplica, dado el sistema de controles y equilibrios. ¿Qué es más importante que el Congreso? La dirección de la economía. Sin duda, el Presidente y el Congreso pueden contribuir a crear un entorno fértil para el funcionamiento de las empresas. Pero aparte de esto, el impacto es un tanto apagado. La economía importa más y el telón de fondo político influye mucho menos de lo que la mayoría cree.

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