
Arranca una semana crucial para la Reserva Federal (Fed). La reunión que se celebrará este miércoles ha sido un quebradero de cabeza para el mercado, que no ha dejado de preguntarse si habrá una pausa, un nuevo ajuste o una mezcla de ambas. Pese a que Jerome Powell hacía una declaración de intenciones y anticipaba el fin del ciclo restrictivo, los cambios de guion no han cesado desde entonces y, las posiciones de los inversores, tampoco. La razón es que se ha alcanzado un punto decisivo tras 15 meses de ajuste, por lo que las decisiones dejan de ser evidentes. Esta vez, el veredicto de la Fed no está 'cantado' y solo se encuentra claridad en el mercado de bonos.
Mientras que la recalibración de expectativas en el mercado de swaps de la Fed ha sido la tónica habitual, las posiciones en el mercado de bonos han echado raíces. De hecho, la renta fija está lanzando un mensaje inequívoco: queda camino por recorrer y la lucha contra la inflación no ha terminado. Especialmente, en lo que concierne a la subyacente. Se descuentan más alzas, por lo que las rentabilidades de los bonos de más corto plazo seguirán calentándose.
Los fondos de cobertura siguen posicionándose en corto en los bonos con vencimientos más tempranos. Las ventas en estas referencias llevan semanas produciéndose y alargando su racha. Es la undécima semana consecutiva en la que los inversores optan por deshacerse del bono estadounidense a dos años, según datos de Bloomberg. Es el periodo más largo en el que se mantiene esta tendencia desde que hay registros en 2006, lo que marca un récord.
Las ventas en los bonos implican que los precios van a seguir cayendo y que los yields seguirán al alza. Esta tendencia es la que tomará el mercado de renta fija si siguen subiendo los tipos de interés. Un escenario que descuentan los hedge funds y para el que mantienen sus posiciones, una semana más. Reiteran así el mensaje de que no ven cerca el final del ciclo restrictivo y tampoco dan por finalizada la lucha contra la inflación.
La curva de tipos también lo señala, ya que su inversión es de 85 puntos básicos entre el extremo a dos años y a una década. Da por hecho nuevas alzas. El retorno del bono a dos años lleva un mes descontando próximas subidas, con una tendencia ascendente clara. Aunque este lunes, al acercarse la fecha, el yield muestra dudas desde un repunte al 4,6% a una corrección hasta el 4,56%. Sin embargo, el recorrido de su retorno es evidente y sirve como referencia en un mercado desorientado.
La indecisión de los inversores, fuera de esta plaza, se explica por los cambios de guion de la Reserva Federal. La última vez que Jerome Powell subió los tipos de interés fue el 3 de mayo. Entonces, el banquero central abría la puerta a una pausa al afirmar que no preveía más ajustes. Sin embargo, días después, varios miembros de su equipo proponían lo contrario, nuevas subidas.
Thomas Barkin y Loretta Mester fueron de los primeros en abrir dicha posibilidad. Ambos cuestionaron que se hubiese alcanzado el objetivo y abogaban por tipos superiores a los actuales, en el 5-5,25%. Después, Neel Kashkari defendía una pausa en junio y una subida en julio. Philip Jefferson advertía algo similar y defendía que un parón ahora no implicaba haber alcanzado la tasa de referencia máxima, con la posibilidad de retomar los ajustes.
La Fed va a dejar la puerta abierta a más subidas
"Los precios del mercado han cambiado enormemente en las últimas semanas", subrayan los analistas de ING sobre el contexto que rodea la reunión de este miércoles y sobre la confusión en las expectativas. Los swaps de la Fed lo han telegrafiado: a principios de junio, el 60% de las posiciones apostaban por un alza de 25 puntos básicos, recuerda Pimco en un comentario. Actualmente, apenas un 20% baraja esa posibilidad, según CME Fed Watch Tool. El 80% restante aboga por una pausa pasado mañana. Mientras, de cara a julio, la mitad del mercado anticipa un alza. Es decir, ahora el escenario central es el de Kashkari.
De todas formas, parece que las dudas van a permanecer y que la Fed va a optar por no aclarar sus próximos movimientos. Los analistas de ING consideran que se va a seguir sin guidance, ya que el banco central dejará la puerta abierta a próximas subidas tras la reunión de esta semana. La incertidumbre va a continuar, algo lógico teniendo en cuenta que las decisiones son cada vez más difíciles. Cuando la inflación no paraba de subir y el organismo no había tomado ninguna medida, era evidente que se abría un largo ciclo de ajustes. Sin embargo, una vez que los precios empiezan a bajar y los datos macroeconómicos lanzan señales distintas, el camino a seguir se vuelve menos evidente.
De hecho, el trasfondo del mercado también ha ido cambiando para dar la razón a los bonos. Tras mayo y con el fin del ciclo sobre la mesa, muchos se pusieron a calcular cuándo bajarían los tipos. Una evaluación que ha quedado en segundo plano, ya que lo que se baraja ahora es durante cuántos meses más se verán alzas. Es decir, el periodo de ajustes se ha prolongado y se contempla que dure más de lo inicialmente previsto, y no al revés.
Este cambio ha estado alentado, no solo por las diferencias de criterio de los miembros de la Fed, sino por las últimas subidas en Canadá o Australia. En ambos países se ha evidenciado que un parón no implica el fin de los ajustes, sino lo contrario, que se necesita hacer más. De hecho, mantener los tipos puede interpretarse como que el daño está hecho y lanzar una visión más optimista en el corto plazo, algo que podría ser perjudicial para la inflación.
Aunque muchos pensaban que se podían bajar tipos este mismo año, ahora la tesis es que la tasa de referencia va a seguir subiendo cada vez más lejos en el calendario, cuando antes se descontaba que en verano se habría acabado el ciclo restrictivo. "Cabe destacar que el mercado ha eliminado ya las expectativas de bajadas de tipos que antes descontaban para final de año", resalta Renta 4 en su comentario diario.
A la desorientación general se ha sumado la macroeconomía. "Los datos de mercado confusos están complicando la vida a la Fed", señala ING. Se refiere a que el mercado laboral está dando señales mixtas, con un ascenso de las nóminas no agrícolas, pero con un repunte del paro semanal y un ascenso en la tasa de desempleo de tres décimas, hasta el 3,7%.
Mañana martes habrá una pista más, la tasa de inflación de mayo, que puede servir de referencia. En todo caso, pese a los datos puntuales, la Fed tiene cada vez más complicado decidirse, ya que está vigilando cómo se traslada su política a la economía, algo que no se ve tan claro, ni tan rápido. Paralelamente, el banco central tiene que añadir a la balanza el pulso entre inflación y recesión, cada vez más reñido.