
Una década de sequía, labrando la tierra para tratar de sacar fruto sin fertilizante alguno, ha hecho de los banqueros de este país gente con la piel muy dura. Tanto que han estado años haciendo rentable un negocio cuando su materia prima valía cero. Y tanto, también, que aun cuando Christine Lagarde y su lugarteniente con voz propia, Luis de Guindos, salían a hablar en ruedas de prensa y corrillos sobre la subida de tipos de interés que estaba por venir en la zona euro antes del verano del año pasado ningún banquero era capaz de mencionar palabra alguna sobre la recuperación de un sector que ha sido arrasado en bolsa. Difícil intuir por sus comentarios que fueran capaces de ver a los seis bancos cotizados en España, todos dentro del Ibex, al menos con una capitalización que reflejase el valor de sus fondos propios. Ahora, siete meses después del primer alza del precio del dinero en la eurozona y 350 puntos básicos de subida partiendo de una facilidad de depósito en el -0,5% se intuye cierto optimismo y se da (casi) por confirmado el cambio de tendencia si la recesión no dispara la morosidad, como no se espera que lo haga por el momento.
La banca española cotiza a un precio sobre el valor en libros de 0,76 veces de media, que son niveles no vistos desde el año 2018. Solo Bankinter logra superar la barrera del precio justo de 1 vez/fondos propios, y refleja en su capitalización una prima cercana al 20%. Salvo por la excepcionalidad que supuso el Covid, esta situación era la habitual prepandemia para la entidad que lidera Dolores Dancausa, aunque es cierto que ahora sin la aseguradora Línea Directa. Otras dos entidades se encuentran cerca de equiparar su valor bursátil con el de sus fondos propios: CaixaBank y BBVA, que cotizan en el entorno de las 0,9 veces. Y no deja de sorprender la diferencia que presentan con respecto a Banco Santander, que registra un descuento del 35% en términos de book to value en el mercado.
No será porque no ha remontado el vuelo este año desde que se empezó a valorar en el mercado que la firma que preside Ana Botín podría anunciar un aumento de su retribución al accionista el próximo 28 de febrero en el Capital Markets Day que celebrará en Londres. Se habla de un payout del 50%-60%, con un importante peso de la recompra de acciones, frente al 40% actual, el más bajo de sus comparables europeos y también de los españoles.
En lo que va de año, sus títulos corren en bolsa un 25%, mismo porcentaje que BBVA, pero la fotografía es bien distinta si se mira por el retrovisor. Desde el mes de agosto, siete meses prácticamente, el diferencial entre ambos es de 16 puntos porcentuales, ya que la firma que preside Carlos Torres sube un 60% y Santander, un 44%.
Sabadell sube un 90% desde el verano, cuando arrancó la subida de tipos de interés en la eurozona
Banco Sabadell, por su parte, ha logrado darle la vuelta a una situación complicada después de sacar de las pérdidas a su filial británica, TSB, y haber demostrado una capacidad de crecimiento mayor a la esperada. Esto ha permitido al banco elevar el payout del 30% al 50% en solo dos años. Es la entidad que experimenta una mayor revalorización en bolsa desde el verano, con un 90%, y esto ha hecho que doble su valoración en este periodo, hasta cotizar a un precio sobre valor en libros de 0,50 veces. Sin embargo, aún está lejos de ROEs del sector del 10% -como es el caso de los tres grandes más Bankinter- y este hecho justifica su descuento en el mercado. Se prevé que su rentabilidad llegue al 7,5% en 2023 y se mantenga estable en 2024.
Unicaja se incorporó al Ibex la última semana del año pasado, y, aunque en el momento de su salida a bolsa (por su modelo de negocio) se comparó con CaixaBank, lo cierto es que sus ratios de valoración se asemejan más a Sabadell y cotiza con el mayor descuento sobre fondos propios, del 52%. El mercado prevé ROEs del 5,6% y 6,6% para los dos próximos años.
Un futuro alentador
Los seis bancos cotizados alcanzaron en 2022 un beneficio neto de 20.850 millones de euros, lo que representa un aumento del 21% con respecto a 2021 excluyendo los extraordinarios.
El mercado es consciente de que la primera oleada de subida de tipos en la eurozona, hasta el 3% que alcanzaron este mes, se empezó a recoger en la cuenta de resultados realmente a finales del año pasado con lo que se espera que sea en 2023 cuando los bancos reflejen la importancia de esta escalada vertiginosa en sus resultados. El balance del año pasado arroja un crecimiento del 15% del margen de intereses del sector -es en esta partida donde se recoge la diferencia por lo que cobra un banco por el encarecimiento de sus préstamos (las hipotecas, principalmente) y lo que debe pagar por los depósitos (en mínimos comparado con el resto de países europeos, en el 0,4% en España, según datos del BdE)-. De cara a 2023 el consenso cuenta con una estimación de otra subida del 18,7% de media, con lo que en dos años el margen de intereses habrá crecido un tercio sobre lo que era en el año 2021. Distintos informes apuntan a que en casos como el de Banco Santander la mitad de lo que va a crecer el margen de intereses los próximos dos años se producirá prácticamente sin que la entidad deba mover un dedo, por el simple corretaje de la subida de tipos en su cartera de préstamos.
En dos años el margen de intereses crecerá más del 30% y se prevé que el verdadero impacto llegue en 2023
De hecho, existe casi la certeza entre los analistas que siguen al sector de que los banqueros están pecando de excesiva prudencia en sus previsiones para los próximos años ante este nuevo escenario. Desde Bloomberg Intelligence, por ejemplo, sus analistas consideran que las previsiones para el beneficio neto de BBVA están "un 10% por debajo" de lo que deberían ser, unos 700 millones de euros, a tenor de unos mejores ingresos en México gracias a su actividad comercial, las alzas de tipos en España donde la entidad tiene una clara sensibilidad al mercado doméstico (...) y considerando que la hiperinflación en Turquía no tendrá un gran impacto en sus resultados". Sobre los 6.420 millones que ganó BBVA en 2022 se estima un tímido crecimiento del 0,6%, frente al aumento del 14% que se prevé en su margen de intereses, hasta los 21.750 millones. El año pasado creció un 30%.
En el caso de CaixaBank los expertos de BI creen que la previsión de un margen de 9.000 millones de euros, un 30% sobre el dato de 2022, se quedará corto. "Solo el potencial que presenta en la compra de bonos de su cartera ALCO [renta fija] es de 10.000 millones de euros", calculan. Según datos de Grupo Inmark, tres de cada diez españoles dicen tener una cuenta en el banco en CaixaBank, seguida de BBVA, con el 15,7%, y de Santander, con el 14,4%.
Con la mirada puesta sobre lo que pueda anunciar Banco Santander la próxima semana, por el momento la entidad ha dejado entrever un crecimiento de "la línea de ingresos de doble dígito, un RoTE del 15% frente al 13,4% de 2022, y que el capital de primer nivel, CET1, se situará por encima del 12%, lo que hace pensar que el mercado se ha vuelto más exigente y necesita saber que el capital será superior a la horquilla del 11-12% anterior", comentan desde Deutsche Bank.