
Esta semana el mercado valoraba positivamente que Meta, propietaria de Facebook, WhatsApp o Instagram, anunciase una importante recompra de acciones. Sus títulos llegaron a subir más de un 28% en un solo día. Esta forma indirecta de retribuir a los accionistas -al reducirse el capital aumenta automáticamente la participación del inversor- nació en la cuna de los mercados financieros, en Wall Street, pero con el tiempo se ha extendido a otras partes del mundo. En España, de hecho, acaba de cumplir un récord. Y gracias a ella algunas compañías están bajando el número de acciones en circulación tras años en los que necesitaron aumentarlo.
Después de una época en la que se imprimieron muchas acciones para remunerar a los inversores -con el llamado scrip dividend-, ahora algunas cotizadas están triturando (eliminando) sus títulos. Los bancos son un buen ejemplo, aunque no el único. También se está viendo este cambio de estrategia en grandes valores del Ibex 35 como Repsol o Telefónica, que han recomprado y amortizado sus títulos en los últimos meses dejando atrás al mismo tiempo el scrip. BBVA y Repsol son dos de las empresas que más han reducido el capital en relación a los aumentos llevados a cabo en el pasado, sin incluir a las que han ido compensando siempre el efecto dilutivo del scrip como Ferrovial (ver gráfico).
Las políticas de las cotizadas españolas se han ido transformando en función del entorno y de sus situaciones particulares. El scrip dividend, con el que las empresas incrementan el capital para dar acciones a los inversores que lo acepten en lugar de cobrar en cash, regresó con fuerza con el estallido de la pandemia en 2020. Algunas cotizadas desempolvaron esta fórmula que aterrizó en España en 2009 y que ayudó a muchas de ellas a evitar salidas de caja durante la crisis de deuda. Aunque hay firmas que lo mantienen en la actualidad, los pagos en scrip ya solo representaron un 14,4% del total en 2022, frente al 24,7% del año anterior, según datos de BME, y la tendencia es que sigan bajando.
En cambio, la recompra de acciones o también llamado buyback es la fórmula que más está creciendo en la bolsa española. En el último año, 19 compañías amortizaron títulos en un total de 36 operaciones por valor de 14.438 millones de euros, un importe récord que supone cuadruplicar las cifras del año anterior y más que duplicar el máximo previo de 2019.
"Hay una tendencia creciente en los últimos años de incorporar esta fórmula, que a su vez es un equilibrio financiero para las empresas. Cuando tienen más volumen de fondos propios, les permite bajarlos y elevar los ajenos", señala Javier Garrido, subdirector del Servicio de Estudios de BME. El experto considera que en la bolsa española "gran parte de las recompras de acciones son para compensar la excesiva dilución de los scrips", aunque matiza que, por otro lado, en Europa se están recurriendo a ello también para "balancear las políticas" centradas antes en los pagos en metálico, a diferencia de EEUU, donde existe ese mix.
En el caso particular de la banca, Garrido recuerda, además, que las grandes entidades "se comprometieron a recomprar acciones cuando tenían restringido los dividendos en efectivo" por parte del BCE. El anuncio de buybacks supuso todo un punto de inflexión en el sector.
El cambio de escenario en la banca
Los niveles de capital se han convertido en uno de los pilares imprescindibles para las entidades financieras sobre los que descansan muchas de sus decisiones. Incluida la política de retribución al accionista. Esto explica que en los años en los que flojeaba el capital y lo necesitaban para cumplir con las exigencias regulatorias empleasen el scrip. Esta opción les permitió no solo retener caja, sino incrementar su capital. Dejaron a un lado esta práctica entre 2016 y 2018 y ahora la situación es muy distinta, con lo que está siendo posible un proceso inverso.
"Aquí no se trata de compensar. Cuando se hicieron los scrip dividend, los bancos no tenían los niveles de capital tan amplios como ahora, y las acciones no cotizaban en términos de P/VC [ratio del precio entre valor contable] tan bajos", recuerda Nuria Álvarez, analista de Renta 4. "Ahora, las recompras de acciones se hacen porque existe un exceso de capital y tiene sentido estratégico y económico con P/VC por debajo de una vez", añade la experta.
Al igual que otros grandes bancos europeos, los españoles anunciaron programas de recompras en 2021 que finalmente realizaron durante el año pasado. Tras adquirir títulos propios durante meses, Banco Santander ejecutó dos reducciones de capital en 2022 por un total de 546 millones de acciones. Esta semana comunicaba que se ha hecho ya con otros 340 millones de títulos para amortizar el próximo abril y que continuará con los buybacks en su política, destinando un 20% del beneficio mientras otro 20% se irá a dividendos en metálico. A finales de febrero podría dar más pistas en su Investor Day, donde los analistas prevén un alza del payout al 50%.
Estas acciones eliminadas, no obstante, contrastan aún con las cerca de 4.164 millones de acciones nuevas creadas entre 2009 y 2018 para hacer frente a sus pagos en scrip, elevando el capital en más de un 50%. Por ello, los títulos en circulación todavía son un 40% superiores a los que había antes del scrip (incluyendo ya la amortización pendiente para el próximo abril).
BBVA, por su parte, anunció este miércoles una nueva recompra de acciones ante el exceso de capital con el que cuenta actualmente. Destinará 422 millones de euros, tras haber amortizado 638,8 millones de títulos el año pasado. En su caso, el pago en acciones en su día fue menor al de Santander, ya que entre 2011 y 2017 amplió el capital en un 23,9% con la emisión de 1.073 millones de títulos. Teniendo en cuentas ampliaciones y reducciones para retribuir, el aumento neto se reduce ya al 9,7%, a expensas del próximo programa.
Desde Credit Suisse, no obstante, esperaban una cifra mayor en BBVA, de 640 millones de euros, y consideran que la entidad ha podido ser cauta ante "futuros vientos en contra del capital que limiten el exceso" o por la posibilidad de "explorar oportunidades de crecimiento inorgánico". En la misma línea, para Nuria Álvarez, de Renta 4, los buybacks anunciados por Santander y BBVA "son razonables, pero también hay margen para mejorar. La cuantía de los programas de recompra de acciones son dependientes de la evolución del capital", recuerda.
CaixaBank está siguiendo un esquema similar. En enero de este año realizó una amortización de 558,5 millones de acciones, algo más de la mitad de los títulos que imprimió durante su etapa del scrip. En su caso el capital aumentó un 28,6% entre 2011 y 2016 por este tipo de ampliaciones y se quedaría ya en un 13,6% teniendo en cuenta su última política de recompras.
En su plan estratégico se comprometió a más buybacks en el futuro. Aunque este viernes CaixaBank, más allá de anunciar un mayor dividendo por el crecimiento del beneficio, no comunicaba ningún nuevo programa inmediato. "La ratio de capital CET1 se mantiene en un nivel confortable y permite implementar una política de remuneración atractiva", apunta Rafael Alonso, analista de Bankinter. "El equipo gestor mantiene el objetivo del plan estratégico que establece un plan de remuneración de 9.000 millones en 2022/2024" entre dividendo en cash y recompras, destaca el experto, por lo que "CaixaBank planea repartir 5.500 millones en 2023/2024 mediante dividendos y recompras de acciones (18,3% de la capitalización bursátil en dos años)".
Otras políticas en el Ibex
Aunque la banca ha dado el giro más visible en su política de retribución, entre las grandes empresas del Ibex también se están produciendo cambios. Telefónica o Repsol, por ejemplo, han protagonizado algunos.
Telefónica es una de las grandes empresas del Ibex que resucitó el scrip en 2020, al que no recurría desde 2016, para evitar así una salida importante de caja en mitad de la pandemia. Pero en junio del año pasado volvió a enterrarlo para retomar los dividendos íntegramente en efectivo. La teleco lo ha combinado esta vez con recompra de acciones. En esta segunda etapa del scrip realizó dos amortizaciones, en 2021 y 2022, por 222 millones de títulos en total, algo que también ejecutó anteriormente, en 2015 y 2016, e incluso antes de iniciar sus pagos en acciones. El saldo que dejan estas operaciones desde junio de 2012 es un incremento del capital del 19,2%.
Por su parte, Repsol también ha ido combinando scrip, dividendos en efectivo y recompras. La petrolera realizó un especial esfuerzo en 2022 aprovechando la coyuntura de los altos precios del crudo para acelerar su plan estratégico en lo que a retribución al accionista se refiere. La amortización de acciones estaba pautada en 50 millones de títulos al año desde 2022, por un total de 200 millones en total hasta 2025, pero el año pasado pisó el acelerador y completó estos 200 millones, adelantando el objetivo marcado tres años. Si quisiera borrar la huella del scrip, le quedaría amortizar algo más de 106 millones de títulos, es decir, un 8% del capital.
Ninguna de las dos ha anunciado un nuevo programa de recompras, pero el mercado no descarta nada, sobre todo en Repsol, pese a que haya alcanzado el objetivo del plan. Aunque los buybacks puedan formar parte de las retribuciones al accionista, Javier Garrido, de BME, opina que en todo caso las empresas españolas los combinarán "con dividendos altos para formar parte de las carteras de grandes fondos internacionales que buscan empresas que retribuyan de una manera predecible con un reparto de cash".
Distinto es el caso de Iberdrola, Ferrovial o Naturgy entre las mayores firmas del Ibex. Las tres han utilizado tanto el scrip como la amortización de acciones en sus políticas de retribución al accionista como Telefónica o Repsol, aunque con diferencias.
Iberdrola es una de las compañías que aún mantiene la opción de cobrar el dividendo en acciones. Es una de las más veteranas, ya que no ha dejado de emplearlo desde 2010 y continúa vigente en su política. Ha puesto en circulación 2.733,7 millones de títulos nuevos (un 52% más de los que había previamente), aunque tampoco ha dejado de reducir el capital desde 2013. No ha amortizado tantas acciones como ha creado, por lo que aún hay un 16% más en circulación (sin incluir otro tipo de ampliaciones como la realizada para la entrada de Qatar.)
En cambio, Ferrovial, donde también conviven ambas vías de remunerar actualmente, ha ido eliminando la misma cantidad de títulos que emitía para remunerar. Incluso más. De ahí que hoy su capital sea ligeramente inferior al de 2014, cuando empezó a emplear el scrip. En Naturgy ocurre algo similar con el capital, aunque el empleo de estas fórmulas en su caso ha sido muy residual (ver gráfico).