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A Repsol le queda reducir un 8% el capital para eliminar el 'efecto scrip dividend'

  • Necesitaría recomprar 106 millones de acciones más para compensar las ampliaciones
  • El año pasado alcanzó su objetivo de recomprar 200 millones de títulos

El último año de Repsol ha sido positivo para el accionista. La compañía está cumpliendo con su plan estratégico antes de lo previsto, alcanzando objetivos de retribución antes de lo estimado, gracias, en buena parte, al efecto beneficioso que han tenido en su negocio los altos precios del petróleo. Ir por delante de sus objetivos de dividendo en metálico comprometidos no ha sido el único logro que ha conseguido la petrolera española. El año pasado también aceleró la recompra de acciones anunciada hasta alcanzar la meta marcada en el plan estratégico para 2025. Aunque aún quedaría una parte si quisiera borrar el efecto del scrip dividend.

En 2022 ha eliminado un gran número de las acciones que la empresa emitió durante una década al emplear el scrip dividend para poder pagar en papelitos y evitar bajar la retribución en efectivo, como hicieron algunas cotizadas. Tras las últimas recompras con las que ha completado su remuneración al accionista, le quedaría amortizar algo más de 106 millones de títulos, es decir, un 8% del capital, para que este se sitúe en niveles previos al scrip.

En su hoja de ruta figuran dividendos en efectivo más recompras de acciones año a año hasta 2025, para alcanzar 0,75 euros por acción en metálico y llegar a 1 euro con recompras ese ejercicio. La amortización de acciones estaba pautada en 50 millones de títulos al año desde 2022, por un total de 200 millones en total hasta 2025, pero el año pasado pisó el acelerador y completó estos 200 millones, adelantando el objetivo marcado tres años.

Actualmente, el capital se compone de 1.327 millones de acciones y, de momento, no se conoce si la compañía -que presenta resultados el 16 de febrero y podría dar pistas- seguirá amortizando acciones este 2023 tras alcanzar el objetivo del plan. De seguir con las recompras en su política de retribución, podría devolver pronto el capital a los niveles de hace una década, previos al scrip dividend. Algunas firmas de análisis confían en que continúe haciéndolo. En Morgan Stanley esperan que lleve a cabo un buyback del 5-7% entre 2023-25, según un informe recogido este lunes por Consenso de Mercado.

El proceso de recompras

La fórmula del scrip ha sido muy criticada por cualquier analista que se precie si no se amortizan las acciones, ya que, de esta forma, las empresas amplían capital y diluyen a los inversores que no opten por recibir más títulos y prefieran cobrar el pago en metálico. Muchas empresas compensan este efecto negativo, por tanto, reduciendo después el número de acciones en circulación. Repsol tardó seis años en comenzar a revertir esta situación, ya que utilizó el scrip por primera vez en 2012 y no fue hasta 2018 cuando amortizó títulos por primera vez desde entonces.

Cuando la compañía dirigida por Josu Jon Imaz empezó a ampliar capital para pagar dividendo, la empresa contaba con 1.221 millones de acciones. Era el año 2012, y continuó con esta política hasta 2021. Durante esa década, el capital social de la firma se incrementó en más de 586 millones de acciones con 18 ampliaciones para entregar títulos nuevos a los accionistas que optasen por ello, lo que supone elevarlo un 48% desde la cifra inicial (ver gráfico).

El año 2018 supuso un punto de inflexión en el capital de la petrolera. En ese ejercicio comenzó a reducir el número de acciones de circulación, aunque durante cuatro años solo realizaba una amortización al año. Sin embargo, en 2022 aceleró de forma que el número de títulos eliminados se acerca ya a los 480 millones y un 42% se habría realizado en el último año.

Los altos precios del petróleo, así como las desinversiones que está llevando a cabo la firma en los últimos años, con la venta del 25% del negocio de producción en septiembre como ejemplo más reciente, están permitiendo a la firma ir amortizando acciones, al mismo tiempo que cumple con su plan estratégico.

Además, los analistas también destacan como uno de los puntos más fuertes de la firma de cara a los próximos meses la fuerte posición que tiene Repsol en el negocio de la producción de diésel, un combustible para el que se espera un déficit de oferta en los próximos años.

Un dividendo del 4,5% en efectivo

Repsol se comprometió en su plan estratégico a aumentar el dividendo progresivamente hasta alcanzar 0,75 euros en efectivo en 2025. Pero los altos precios del petróleo y sus beneficios récord le han permitido ir por delante en los números anunciados.

En octubre ya adelantó que a lo largo de 2023 repartirá 0,70 euros por acción (0,35 euros en enero y otros 0,35 euros en julio). Esto es un 11% más frente a los 0,63 euros abonados durante el año pasado y precisamente el objetivo que se había fijado para un año más tarde, en 2024. Este dividendo en metálico supone un 4,5% de rentabilidad, después de que la acción de Repsol se haya recuperado hasta el entorno de los 15,5 euros, máximos del pasado mes de junio.

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