
Falta visibilidad en el mercado, y la clave para lograrla está en la inflación. A la espera de tener señales de que ha tocado techo, de que los bancos centrales han terminado de subir los tipos de interés en un intento de contenerla y de conocer cuál será el impacto de todo ello en la economía, los gestores se muestran cautos a la hora de construir sus carteras, y defienden la importancia de la liquidez en un contexto como el actual. Para el inversor en fondos que quiera ajustar el riesgo tiene la opción de traspasar su inversión sin peaje fiscal a un fondo monetario, con el que preservará el capital.
Este tipo de producto, que por definición invierte en activos de renta fija a muy corto plazo, como letras, pagarés o repos, se perfila como una alternativa válida tanto para los inversores conservadores como para los más agresivos. En el caso de los primeros, que este año sufren pérdidas medias en sus carteras que rondan el 10% (las mayores en los últimos 30 años) son una forma de estar en liquidez a la espera de que la rentabilidad de los depósitos sea aún más atractiva. El sector financiero español ya remunera de media un 0,63% los plazos fijos (entre uno y dos años) de las familias, según los últimos datos de agosto del Banco de España. Un nivel aún bajo, pero que no se veía desde el año 2015. Aunque la gran banca descarta una guerra del depósito como la que hubo hace una década y, por ahora, solo los bancos de menor tamaño están subiendo las rentabilidades de sus plazos fijos, la previsión es que el Banco Central Europeo (BCE) continúe elevando los tipos de interés hasta el entorno del 3,25% en el primer trimestre de 2023 y, eso, inevitablemente, obligará a revisar al alza la remuneración por el pasivo.
En el caso de los inversores agresivos, los fondos monetarios también pueden ser útiles para reducir la exposición a mercado, o para proteger las ganancias que se tengan de muy largo plazo, a la espera de que la incertidumbre se disipe y se vea más claro el momento de pasar al ataque. La dificultad extra que presenta este año el mercado es que la correlación entre la bolsa y la renta fija es positiva, es decir, que el precio de ambos caen a la vez -algo que ha pasado en contadas ocasiones en las últimas décadas-. Y las pérdidas son, además, abultadas en los dos casos. "Vivimos tiempos inéditos y navegamos en aguas desconocidas a la vista de los acontecimientos sociales, políticos y financieros que están acaeciendo a lo largo de 2022", indican en Unicorp. Así se está reflejando en los principales mercados mundiales. Las pérdidas de las bolsas superan el 20% en el año, y las de muchos bonos también. En el caso de los globales se trata de la mayor bajada desde, al menos, 1990, que es el último dato que ofrece Bloomberg. El descenso en el precio de la renta fija ha provocado, sin embargo, una normalización en sus rentabilidades, lo que ha llevado a muchos expertos a empezar a ver oportunidades en este activo mientras se mantienen prudentes con su exposición a la renta variable. Según la última encuesta a gestores de Bank of America, la exposición a este activo es la más baja de la historia.
"Existen temores a corto plazo. Mientras los bancos centrales no levanten el pie del acelerador del endurecimiento monetario, las perspectivas para los mercados de activos de riesgo difícilmente pueden ser optimistas, teniendo en cuenta además que el riesgo de que la política monetaria genere una recesión es cada vez más acusado", indica Enguerrand Artaz, fund manager de la gestora francesa La Financière de l'Echiquier.
Los mejores 'colchones'
En este contexto, que los expertos describen como volátil y complejo, el inversor español puede encontrar casi 140 fondos monetarios en euros, que retroceden, de media, un 0,58% este año según datos de Morningstar. Sin embargo, "de aquí a finales de año, los fondos del mercado monetario deberían ofrecer rendimientos superiores al 2,25%, según nuestras expectativas", indican en Groupama.
Para elegir uno se deben tener en cuenta dos variables. Una de ella son las comisiones que aplica, y la segunda es la inversión mínima, ya que los mejores suelen requerir unos mínimos elevados o incluso solo están disponibles para los institucionales. Hay que buscar el equilibrio entre ambas, pero hay opciones. Entre aquellos disponibles para el inversor particular, es posible encontrar uno que resiste en positivo este año. Se trata de AZ Fund 1 AZ Alternative - Capital Enhanced B-AZ Fund Acc, de la gestora Azimut Investments, que obtiene una rentabilidad del 0,69%. A largo plazo también ha preservado bien el capital. En otros momentos de caídas fuertes de mercado, como las que se produjeron en el último trimestre de 2018, este vehículo salvó los muebles con una bajada del 1,06%.
También limitan las pérdidas anuales hasta el 0,23% otros dos fondos monetarios. Uno es atl Capital Corto Plazo L, que toma como referencia el comportamiento del índice Eonia y su objetivo es mantener el principal y obtener, además, una rentabilidad acorde con los tipos del mercado monetario. El fondo invertirá directa e indirectamente en activos de renta fija a corto plazo y activos monetarios denominados en euros, emitidos por emisores tanto del área euro como del resto de países OCDE y depósitos a la vista. Y el otro es Edmond de Rothschild Credit Very Short Term D (ver gráfico).
Por tamaño, el fondo más grande de la selección es La Française Trésorerie ISR R, con más de 31.600 millones de euros en activos bajo gestión según datos de Morningstar. El objetivo del fondo es encontrar oportunidades de mercado en vencimientos a corto plazo para generar un rendimiento igual al índice capitalizado Eonia, con la peculiaridad de que invierte con criterios medioambientales, sociales y de gobernanza. En concreto, el proceso de inversión del fondo combina un análisis extrafinanciero y un análisis financiero (cualitativo y cuantitativo). El análisis extrafinanciero de los criterios ambientales, sociales y de gobernanza lo realiza LF Sustainable Investment Research, que ha desarrollado un modelo ESG propio, que les permite, al final del proceso, asignar una calificación de cero (la mínima) a 10 (la máxima) que refleja las oportunidades de inversión o, por el contrario, los riesgos extrafinancieros. "Algunos emisores quedan automáticamente descartados, en virtud de la política de exclusión del Grupo La Française, y, además, se excluye al 20 % de los emisores cuyas puntuaciones ESG son las más bajas del universo de inversión inicial cubierto", se explica en el folleto del fondo, que cede un 0,45% en el año.
El otro fondo más grande de la selección pertenece a la gestora de BNP Paribas: BNP Paribas Mois ISR IC, que también invierte con criterios ESG y acumula un patrimonio superior a los 15.600 millones de euros. Según explica en su folleto, su proceso de inversión se divide en cuatro etapas: análisis macroeconómico y predicciones de mercado, asignación táctica de activos según el tipo de instrumento, selección de sectores y emisores, así como la selección de valores y posicionamiento en la curva de tipos. Este producto es uno de los que menos cede este año, entre los accesibles al particular: un 0,27%.