
El planteamiento estratégico antes del verano era que el aldabonazo para que el castigo bursátil no nos derrumbe de nuevo a los mínimos anuales o, peor aún, a excavar debajo de ellos, era que tuviésemos señales inequívocas de que la inflación comenzaba a controlarse.
En agosto, seguía defendiendo que era un "craso error pensar que porque se había reducido en julio al 8,5% en EEUU, seis décimas menos que en junio y dos menos de lo previsto, había comenzado la ansiada desescalada de precios". El dato de agosto no ha podido ser más decepcionante: 8,3% frente a una moderación que se esperaba del 8,1%.
Aunque el verdadero motivo por el que la subida de los precios ha puesto a Wall Street bocabajo es que la inflación subyacente se ha situado en el 6,3%, cuatro décimas más que el mes anterior, motivo para que esta semana el presidente de la Fed, Jerome Powell, se va a tener que abrazar como el general Custer a la bandera de la subida de tipos, a riesgo de perder todo su prestigio como el general de brigada en el desastre de Little Big Horn frente a Toro Sentado.
Como cuenta uno de los popes de la inversión en nuestro país: Powell en Jackson Hole actuó al hablar de la inflación como el prefecto de policía Renault en la película Casablanca. Rick Blaine (Humphrey Bogart) le interpela: ¿Con qué derecho me cierra usted el local? Renault le responde: ¡Qué escándalo, qué escándalo, he descubierto que aquí se juega!... Lo mejor es que la escena termina con el crupier acercándose a Renault y le dice: Sus ganancias señor, mientras Bogart le lanza una mirada asesina.
Esta semana podemos asistir a una subida de tipos en EEUU de hasta 100 puntos, lo que dejaría el precio del dinero en el 3,5%. Lo que es seguro es que la barrera del 3% está garantizada (3,25%) y, además, ha devuelto la rentabilidad del bono americano al 3,5%, casi 100 puntos por encima que cuando en el estío de agosto el mercado cayó en el craso error de que la retirada de la inflación iba a ser tan acelerada como la subida de los tipos de interés.
La diáspora de la bolsa a la seguridad de la renta fija está servida. Es inapelable. ¿Para qué correr riesgo si la expectativa de rentabilidad de la deuda empata con la de la bolsa en torno al 3,5%? Nos respondemos todos. Pero hecha la ley, hecha la trampa frente al engaño de la inflación.
El BCE acaba de actualizar su previsión de inflación para el próximo año: 5,5%. Más empobrecimiento frente a la inflación. Sin embargo, la bolsa ofrece una expectativa de revalorización anualizada del 6,85%.
Si se cumple este objetivo nada ambicioso, la subida de la bolsa la contrarrestará el 21% de inflación entre 2021 y 2023.