Bolsa, mercados y cotizaciones

Alternativas en la crisis de 'cuarto y mitad'

Foto: Dreamstime.
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Uno de los clásicos en el mundo de la distribución en una crisis es anunciar una cesta de productos a un precio bajo en los que casi no hay ganancia para que el cliente no cambie de supermercado. Es la respuesta inmediata a cuando ante el mostrador el cliente empieza a decir "póngame cuarto y mitad" porque ya no pide medio kilo. Por supuesto, no se trata de limitar el precio de los alimentos como reivindica la vicepresidenta liberada de responsabilidades económicas, Yolanda Díaz.

Las buenas intenciones para atajar la inflación se quedan en el terreno del márketing porque la subida de los precios incontrolada es como la pasta de dientes, que cuando sale del tubo intentar meterla es casi una operación quirúrgica.

Nos habíamos convencido antes del verano de que la acelerada subida de los tipos de interés por parte de los bancos centrales iba ir inmediatamente imbricada de otro acelerado recorte para reactivar la economía a comienzos de 2024.

Ahora la recesión técnica es segura inmediatamente y la duda es cuándo vamos a empezar a controlar esa inflación pegadiza que destroza expectativas de inversión en bolsa y abre las puertas a la renta fija.

Tras la última subida de los tipos de 0,75 puntos por parte del BCE, hasta el 1,25%, lo previsible es que cerremos el año con el precio del dinero en la Unión Europea en el 2,5%. Tras la glaciación que hemos vivido en renta fija, en la que la cesta de bonos mundial pierde un 20% en algo más de año y medio, ha llegado el deshielo. Los bonos compiten con los dividendos europeos por primera vez en 10 años. Los corporativos en euros ofrecen un 3,36% frente al pago de los dividendos del Stoxx 600 del 3,71%.

La ecuación entre poco riesgo y más riesgo está provocando la mayor entrada de dinero en fondos de renta fija desde 2014 en el mercado español. Según los datos provisionales de Inverco, a cierre de agosto, los fondos de renta fija consiguen suscripciones netas de 9.200 millones de euros desde enero.

La diáspora de la inversión hacia la deuda esta servida después de que los bancos centrales se hayan dejado de tibiezas. El castigo es para la bolsa, que sufrirá mientras que la crisis del cuarto y mitad se meta en los hogares porque la pegajosa inflación nos ha hecho más pobres, especialmente a los europeos. Vamos a acabar viendo una inflación acumulada en tres años superior al 20%. La ladrona invisible para nuestro ahorro que decía Margaret Thatcher.

Nos queda la sangre, sudor y lágrimas que recalcó Churchill, aunque se olvida que también dijo esfuerzo. Y ese esfuerzo es la perseverancia. Alguien que hubiera empezado a invertir mensualmente la misma cantidad al comienzo de la caída de Lehman habría tardado en recuperar su inversión 2,5 años frente a los 5,5 años que necesitó quien no hizo nada o no pudo hacer nada.

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