Bolsa, mercados y cotizaciones

Derrumbe de los pilares clásicos de la inversión

Foto: Pixabay.
Madridicon-related

Hay principios en el mundo de la inversión que son sagrados y que deberían conducir a todo inversor durante todo su cursus honorum. La trayectoria de muchos años de ahorro debería sustentarse sobre dos pilares. El primero es alcanzar un 7% de rentabilidad anualizada, que es lo que permite lograr duplicar a lo largo de una década.

El segundo es que la renta variable sea capaz de lograr una importante diferencia de rentabilidad sobre la renta fija, axioma que justifica que una cartera de inversión deba moverse entre entre un 25% y un 75% de su exposición en renta variable y se equilibre en función del grado de exposición entre deuda y algo de liquidez.

Lamentablemente, dos trabajos periodísticos demuestran el armagedón de las reglas que deben conducir el cursus honorum de nuestra inversión. Cristina García nos derrumba que en este siglo el concepto tradicional en bolsa de prima de riesgo, la diferencia de rentabilidad que las acciones han ofrecido sobre los activos supuestamente libres de riesgos, se ha reducido a escasamente 1,6 puntos porcentuales de rentabilidad.

Este porcentaje es ridículo frente a la exigencia histórica de prima de riesgo de mercado, que triplica o cuadruplica la cifra conseguida. De media, los índices de bolsa europea y americana que incluyen los dividendos que reparten sus cotizadas han ofrecido una rentabilidad anualizada del 6,52% desde el año 2000 -se ha tenido en cuenta el comportamiento del S&P500 y del Stoxx 600 en sus versiones Total Return-. En cambio, los índices de renta fija pública y corporativa europea y americana de Bloomberg y Barclays han brindado, vía cupones, un retorno medio del 4,89% al año en lo que llevamos de siglo.

En este acercamiento de la rentabilidad de la renta fija frente a la variable, buena culpa la tienen la magnitud de crisis que han provocado a lo largo del siglo XXI que los bancos centrales hayan tenido que propulsar la financiación barata y que la deuda se haya convertido en un activo extraordinariamente primado.

La única parte positiva para la bolsa es que la rentabilidad media del activo se acerca al 7%. Pero aquí es donde viene el trabajo de Ángel Alonso que pulveriza esa máxima que deberían tatuarse en la piel los inversores con el objetivo de duplicar el ahorro cada década.

Su estudio recoge que de los casi 9.600 fondos comercializados en España con clase en euros y una trayectoria de al menos 20 años, únicamente un 1,6% proporciona una rentabilidad anualizada igual o superior al 7%. De estos 151 fondos, solamente 38 superan el 8% anualizado y 22 vehículos ofrecen más de un 9% anualizado. El resto, 17 fondos, ya superan más del 10% anualizado, según Morningstar. Los resultados justifican los motivos por los que hay tantos inversores desencantados en nuestro país y da mucho más sentido a esa labor que hace 17 años comenzamos a hacer en elEconomista.es.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky