
El año histórico que viene por delante para Repsol no deja de rubricar hitos. La petrolera va a alcanzar por primera vez la histórica cifra de los 10.000 millones de beneficios antes de intereses, impuestos, deuda y amortizaciones (ebitda). Para contextualizar la cifra, digamos que en términos de velocidad va a correr los cien metros lisos por debajo de los 10 segundos, algo que solo consiguen compañías españolas como Telefónica o Iberdrola -que logran alrededor de 12.000 millones en su caso de beneficio operativo bruto-.
Cada mejora del precio medio de un dólar del barril del petróleo se traduce en 60 millones más de ebitda en Repsol, a lo que se añade la mejora de márgenes en el negocio del refino por falta de instalaciones en Europa. Repsol habrá tenido mejores años en beneficio neto por las ventas realizadas y la consecución de resultados extraordinarios, pero en beneficio bruto será inmejorable.
Pero tampoco hay que descartar que la cuenta de resultados también sea cum laude. La petrolera ha anunciado la venta del 25% de su filial de renovables por 905 millones a Crédit Agricole y al fondo suizo Energy Infraestructura Partners. A esta operación ya confirmada se suma la oferta no solicitada por parte del fondo estadounidense EIG Global Energy Partners para comprarle el 25% del negocio de exploración y producción.
De llegar a buen puerto la operación, la petrolera presidida por Antonio Brufau se convertirá en la firma del sector de tamaño medio con mayor músculo para acelerar la transformación del negocio de las energías sucias a la limpias, proceso el de la transición verde en el que Repsol es pionera porque en diciembre de 2019 ya nos sorprendió al ser la primera petrolera en anunciar las cero emisiones netas en 2050.
No pongo en duda que la mayor parte de la generación de caja que va a acumular la petrolera se destinará a la inversión sostenible. En esa ecuación no hay que olvidar que Bruselas considera al gas natural (y las nucleares) energías verdes en su taxonomía, lo que acelera la especulación de que Repsol esté preparándose para integrar Naturgy, que está atascada en el proceso Géminis de escisión entre el negocio regulado y el liberalizado, y, entre medias, le penaliza la ruptura del tratado de buena amistad con Argelia con Sonatrach. A mayor especulación, también se habla de una fusión con Galp, pero la historia demuestra que integraciones ibéricas no son fáciles ni exitosas.
Pero al margen de todas las inversiones, que no son inmediatas ni sencillas, no hay que olvidar que la historia hoy de las petroleras se construye de cara a los grandes inversores internacionales con más dividendo y recompras de acciones. El año cum laude de Repsol, estoy convencido que abre la puerta a una retribución extraordinaria. En el pasado, ya se realizaron retribuciones adicionales de Repsol cuando se produjeron las ventas de YPF a Argentina y Brasil a Sinopec.