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Rusia recurre a buques 'fantasma' para seguir vendiendo petróleo pese a las sanciones

  • Los petroleros apagan deliberadamente los sistemas de seguimiento
  • Los apagones han aumentado un 600% respecto a antes de la guerra
Un petrolero. Foto: Alamy

Rusia es el mayor exportador de petróleo del mundo. Solo el año pasado, ingresó casi 105.000 millones de euros de las exportaciones de crudo a Europa y al Reino Unido. Un dominio que se ha visto truncado por la invasión a Ucrania. Desde el inicio de las hostilidades, numerosas compañías petroleras occidentales, comerciantes, transportistas y banqueros, han optado por mantenerse alejadas del crudo ruso. Al menos en teoría.

La demanda de petróleo ruso estaría resurgiendo, pero en absoluto silencio. Los petroleros rusos están apagando deliberadamente los sistemas de identificación automática durante un par de horas para eludir las sanciones a la importación de petróleo y productos derivados impuestas por EEUU, Reino Unido y otros países. Según la empresa de gestión de riesgos marítimos Windward, los apagones han aumentado un 600% respecto a antes de la guerra.

Los apagones van en contra de la normativa internacional, la cual exige que los buques mantengan siempre encendidos sus sistemas de seguimiento. En una nota publicada en mayo de 2020, el Departamento del Tesoro estadounidense dejó claro que cualquier manipulación e interrupción de esos dispositivos puede derivar en sanciones.

En las cinco semanas que han transcurrido desde el 24 de febrero, han desaparecido misteriosamente entre 1,2 y 1,5 millones de barriles diarios de exportaciones de crudo ruso, de acuerdo a las estimaciones de la empresa de investigación energética Rystad Energy.

Aunque se desconoce con exactitud el destino de estos millones de barriles desaparecidos, los analistas de la CNN aseguran que las refinerías de China e India estarían comprando parte de los productos petrolíferos rusos. Una teoría secundaba por la CNBC, que ha informado del aumento significativo de las entregas de petróleo ruso a Nueva Delhi. Además, lo estarían comprando con un importante descuento, dado que el actual precio de cotización del crudo ruso es 30 dólares menos que el barril de referencia europeo, el Brent.

Entre los posibles métodos para comprar petróleo ruso destacan el uso de esquemas de crédito abiertos, pagos anticipados y negociación en yuanes, rupias o rublos. Según informó Bloomberg hace unas semanas, algunas empresas también estarían adquiriendo crudo ruso a cambio de inversiones en regiones donde operan para tener el capital físico necesario para refinar petróleo.

Un shock del petróleo sin parangón

El mercado del petróleo vive tiempos convulsos. A mediados de 2020, tuvo que hacer frente a la falta de espacio para almacenar el excedente de petróleo provocado por la caída del consumo a raíz de la pandemia. Dos años después, se ha convertido en un bien escaso y el mundo se enfrenta a un shock sin precedentes comparables por la naturaleza del mismo. Un problema que puede derivar en escasez o racionamiento de algunos derivados del petróleo como el diésel, según han advertido recientemente varios traders del mercado.

La tregua que vive en estos momentos el precio del barril de Brent podría no ser duradera. Según el equipo de research de Commerzbank, un recrudecimiento de la guerra en Ucrania podría obligar a los países occidentales a imponer nuevas sanciones que incluyan el embargo total de esta materia, un arma de doble filo que también afectaría a la economía europea y presionaría al alza los precios del Brent y el West Texas.

Lo que distingue este shock de la oferta de los vividos anteriormente es que los exportadores rusos se enfrentan a la negativa de las instituciones financieras a respaldar sus transacciones. A esto se suma el cierre de una terminal de exportación clave de petróleo de Kazajistán, un importante productor, a consecuencia de los daños ocasionados por las recientes tormentas.

Las alternativas son escasas. Por un lado, la OPEP se ha mostrado reacia a intentar siquiera sustituir el crudo ruso con producción propia (sobre todo de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos) en caso de que pudiesen hacerlo. También están Irán y Venezuela, cuyo petróleo se encuentra también bajo sanciones. Incluso en un escenario de rápido levantamiento de estas sanciones, estos países no pueden multiplicar su producción de crudo de la noche a la mañana. Ni usando todo su potencial pueden suplir los más de 3-4 millones de barriles diarios de crudo y derivados rusos que calcula la Agencia Internacional de la Energía que desaparecerán.

Ante este panorama, la única solución rápida y real parece ser la liberación de reservas estratégicas, aunque su impacto será limitado también. El presidente Joe Biden ha hecho pública su intención de sacar al mercado 180 millones de barriles de las reservas estratégicas de petróleo de EEUU en los próximos seis meses, según informa Bloomberg.

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