
Cierre de año y toca hacer balance. Sin trampas en el solitario. No vale hacer lanzamiento de cubiertos al lavavajillas y decir que como salen limpios da igual como estén colocados.
El balance objetivo es que todo inversor agresivo, con una exposición del 75% a bolsa, no logra el aprobado de no cerrar con una ganancia en cartera del 15%.
Lo fácil es caer en la trampa de la complacencia por dos motivos. El primero es el exceso de rentabilidad tras un ejercicio como el que acabamos, excepcional en muchos sentidos, con alzas superiores al 20%. Europa cierra el tercer mejor año del siglo, solo superado por 2005 y 2019, al igual que Wall Street, (aunque las remontadas de 2013 y 2019 fueron de casi el 30% en el lado americano).
Quizás la sorpresa sea el Ibex. Algún año debería funcionar aquello de meter dinero a quien lo ha hecho peor el anterior
En todo caso, un efecto efervescencia que obliga a reflexionar sobre una depuración sana para encontrar valor. El segundo de los motivos hay que encontrarlo en lo que olvidamos: el cumplimiento de las expectativas. Revisando lo que publicábamos en elEconomista, a comienzos de 2021 la expectativa de rentabilidad para Europa y Wall Street era del 5% y 4%, respectivamente.
Veníamos de una fortísima recuperación del año del Covid, había llegado la vacuna (la de Pfizer fue la primera el 9 de noviembre) pero nos la estaban empezando a inocular. Por muy optimistas que fuésemos, cuadruplicar el objetivo de partida no estaba en muchas cabezas. Aquí es donde viene el permanente lastre del Ibex 35. Con España como la única economía que en 2022 no habrá recuperado el PIB precovid y las divisas latinoamericanas sin visos de recuperación, solo las bolsas china y brasileñas firman un año peor que el nuestro.
Estar satisfecho con lo que hace el Ibex es claro ejemplo de lanzar los cubiertos al lavavajillas sin ordenarlos y decir que salen limpios. La insatisfacción es doble porque el Ibex ya arrancaba el año con algo más de potencial. También lo hace este año. En 2022 ofrece una expectativa de rentabilidad del 8%, superior al 6,7% para Europa y el 5% para EEUU.
Es imposible que, como este año, cuadrupliquemos las expectativas
Argumentos para volver a creer: La reconstrucción de la banca, en la que se esperan mejoras del 25% de los dividendos, sustentadas en el aumento de los beneficios. A lo que se suma que los dos bastiones, Inditex e Iberdrola, al menos recuperen los precios máximos alcanzados este año, 32 y 12 euros respectivamente.
Pensar en un año tan excepcional en mercado, como ha sido este, de 2022 se antoja complicado. Todo puede suceder. Pero es imposible que, como este año, cuadrupliquemos las expectativas -que son de partida superiores- y con alcanzar los objetivos ya sería aceptable. Quizás la sorpresa sea el Ibex. Algún año debería funcionar aquello de meter dinero a quien lo ha hecho peor el anterior.
*Joaquín Gómez es director adjunto de 'elEconomista'.