
La banca de inversión mundial está empezando a meter los dedos en el salvaje oeste de las criptomonedas, y los reguladores están poniéndose el traje de Sheriff, reforzando las alertas sobre los riesgos a la estabilidad financiera que conlleva este sector. El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea anunció que planean asignar a bitcoin, junto a otros activos del mundillo, los requisitos de capital más estrictos para cualquier banco que quiera operar con él.
Las advertencias llegan en medio de un fuerte aumento del interés en esta clase de activos, que han llevado a firmas como JP Morgan Chase, Goldman Sachs y Morgan Stanley a buscar la mejor manera de ofrecer a sus clientes un forma de entrar en esta clase de activos tan volátil. Aunque la cautela sigue siendo la nota dominante, ya hay muchos bancos que están ofreciendo productos de bitcoins, especialmente futuros de esta criptomoneda.
El director ejecutivo de Goldman, David Solomon, dijo en una declaración ante el Congreso de EEUU a principios de este mes que el banco no puede actuar como parte de las operaciones de criptomonedas o incluso poseerlas por culpa de la regulación financiera a la que está sometido. "Gestionamos futuros de bitcoin", dijo. "Brindamos asesoría a clientes, particularmente instituciones y personas de alto patrimonio que tienen interés en obtener exposición, aunque a menudo van a otros lugares para invertir en este mercado".
El recurso a otros proveedores puede convertirse en la norma. La estrategia de JP Morgan está enfocada hacia seguir la demanda de los clientes, según Daniel Pinto, director del banco corporativo y de inversión del prestamista. Eso puede significar asociarse con una casa de cambio como Coinbase para la subcustodia si los clientes institucionales lo desean, dijo Pinto en abril durante una entrevista con Bloomberg.
Pero entrar en este mundillo no es algo que puedan permitirse las personas con miedo a las montañas rusas. Bitcoin pasó de unos 10.000 dólares en septiembre pasado a casi 65.000 a mediados de abril, antes de hundirse a los 30.000 actuales, debido a las crecientes presiones del Gobierno de China sobre el sector y a las críticas de Elon Musk al enorme desperdicio de energía que requiere el bitcoin para operar.
Los bancos se han apresurado a adoptar la tecnología subyacente que sustenta esta clase de activos digitales, el blockchain o cadena de bloques. JP Morgan ha sido un defensor desde hace mucho tiempo de Ethereum, el principal rival del bitcoin gracias a la posibilidad de crear contratos inteligentes para realizar operaciones imposibles con el bitcoin. Por ejemplo, este banco está utilizando su versión privada de Ethereum para llevar a cabo acuerdos de recompra de bonos durante la noche, cuando intercambia treasuries por JPCoin, la 'stablecoin' propia de la firma (un tipo de criptomoneda cuyo valor está fijado en un dólar). Dice que realiza operaciones por valor de más de mil millones de dólares cada día.
Todavía no hay consenso sobre la mejor manera de ofrecer exposición a los criptoactivos propios. Jamie Dimon, consejero delegado de JP Morgan, dijo en la comparecencia ante el del Congreso de EEUU este mes que su banco no les dice a sus clientes qué hacer con su dinero, pero enfatizó la importancia de la precaución. "Queremos configurarlo de una manera que creamos que es segura y adecuada para ellos", dijo. "Todavía estamos trabajando en eso".