Ence supo aguantar carros y carretas cuando el precio del papel estaba en mínimos, el futuro de la fábrica de Pontevedra en el aire y el Covid aumentó sus costes de producción. Gracias a frenar las inversiones previstas, reducir el dividendo y, sobre todo, vender la planta de Puertollano y el 49% de su filial de renovables, pudo capear el temporal y ahora, cuando los vientos parece que empiezan a soplar en la dirección opuesta, Ence puede volver a izar las velas para aprovecharlo.
Sin ir más lejos, esto se ha visto en bolsa. Sus títulos llegaron a caer casi un 50% desde el inicio de la pandemia en febrero del año pasado, para después rebotar más de un 130% hasta febrero, donde tocó máximos de 2019 sobre los 4,25 euros. Desde ese momento, no obstante, acumula una corrección superior al 10% que ha dejado sus acciones por debajo de los 3,9 euros.
Pero esta caída no asusta a los analistas que, de hecho, han mejorado considerablemente sus precios objetivos en las últimas semanas, situando la media en los 4,8 euros, el nivel máximo desde octubre de 2019 y que le deja todavía un potencial al alza del 23,5% en los próximos 12 meses.
El principal catalizador es el incremento del precio de la pulpa de celulosa, clave para que la compañía mejore sus márgenes de venta. Esta materia prima llevaba desde diciembre de 2019 cotizando en 680 dólares por tonelada métrica, mínimos históricos.
Renta 4: "Los grandes productores están anunciado subidas de sus precios de venta de cara a los próximos meses"
A comienzos de 2021, con la recuperación de la actividad industrial a nivel mundial, su precio empezó a ascender hasta los 857 dólares en los que se encuentra hoy, un incremento del 26% en menos de tres meses. Como referencia, todavía tiene un 22% más de recorrido hasta los 1.050 dólares en los que fija su máximo histórico en el que cotizaba durante el año 2018.
"Gracias a esto los grandes productores están anunciado subidas de sus precios de venta de cara a los próximos meses", apuntan desde Renta 4. "Además, Ence está consiguiendo reducir su cash cost y situar el objetivo de este año en 360 dólares por tonelada, desde los 375 de 2020", añaden.
"Por último, a falta de conocer el devenir del conflicto de Pontevedra, la compañía ha saneado su balance con la venta de las renovables y puede afrontar las inversiones que han parado con tranquilidad cuando esto se solucione", concluyen.

El consenso de analistas que recoge FactSet prevé que este ejercicio lo cerrarán con un apalancamiento de solo 1,1 veces su ebitda. Un ebitda que, por otro lado, doblará al de 2020 si cumple con las previsiones, superando los 140 millones de euros.
"Creemos que el buen momento del sector se va a prolongar, al menos, hasta el verano, impulsado por la fuerte demanda procedente de China y la recuperación del consumo en Norteamérica y Europa", explican desde Santander.
"Vemos los precios del papel ascendiendo hasta los 900 dólares a corto plazo", agregan. "Otros catalizadores pueden ser el aumento de la capacidad de celulosa, más operaciones en renovables y la solución del conflicto en Pontevedra", concluyen.
Recibe un claro consejo de compra
El año pasado se consumó su salida del Ibex debido a su baja capitalización media. Esto no alejó a los analistas, que mantuvieron de forma mayoritaria la cobertura en la compañía. Además, las fuertes caídas que sufrió su acción fueron vistas como una gran oportunidad de compra y no ha dejado de merecer una de las mejores recomendaciones de todo el mercado español. De hecho, no recibe ni un solo consejo de venta y el 91% de los expertos que la siguen sugiere tomar posiciones.