Desde hace años, el mercado ha sido espectador de lujo en la caída constante del valor bursátil de Telefónica. Siempre ha habido aquellos que afirmaban que ya no podía caer más bajo, pero siempre ha tenido el mismo lastre invisible que arrastraba a las profundidades de la bolsa a una de las compañías más potentes no solo de España sino de todo el Viejo Continente. Sin embargo, ese lastre, en forma de deuda perenne y creciente la llevó incluso por debajo de los 2,80 euros en un mínimo histórico tras otro. Y es que hace solo 10 años sus títulos se podían vender y comprar en el parqué por cerca de 20 euros.
Esta deuda ha provocado que en la última década, las agencias de calificación hayan ido deteriorando el perfil crediticio de la compañía. Moody's y S&P (que la rebajó en noviembre) la sitúan en el último peldaño antes de considerarse grado de especulación o basura mientras que Fitch la coloca un escalón por encima.
Precisamente Moody's se ha pronunciado sobre la operación, la cual califica de "ligeramente positiva" desde el punto de vista crediticio porque "aunque contribuye a reducir deuda, el efecto sobre el apalancamiento es pequeño". Y es que, según los analistas que siguen a la compañía, este se quedará entre las 2,5 y las 2,7 veces su ebitda, con lo que seguiría en línea o por encima de la media del sector en Europa. No obstante, según Moody's, la reducción en el endeudamiento podría ser incluso menor, en 0,1 o 0,2 veces "ya que será compensada por un mayor contrato de alquiler de torres que tendrá con American Tower", apunta. Por lo tanto, desde la agencia indicen en que "todavía tiene capacidad para monetizar otros otros activos de torres". Todavía tienen el cable submarino, las torres compartidas con Vodafone y los activos de Hispanoamérica.
Todo esto se ha trasladado al coste de financiación de la compañía, que actualmente es del 3,42%, el tercer mayor de todo el Ibex 35, solo superado por el de Solaria y el de ArcelorMittal (datos de Bloomberg). Esto, teniendo en cuenta el escenario de tipos 0 en Europa, todavía supone una amplia oportunidad para seguir refinanciando esta deuda, aunque no es su prioridad, tal y como reconocía Pablo Eguirón, director de Relaciones con Inversiones de Telefónica, en el Foro 'Empresas que crean valor para el accionista' de elEconomista celebrado en diciembre. El mismo Eguirón explicaba que uno de los mayores objetivos en la gestión de esta deuda es alargar los vencimientos para asegurar un coste con el que ya están cómodos durante muchos años por si vuelve a estrecharse el grifo del dinero barato. En este sentido, su vencimiento medio es de 11,2 años, el segundo más alto de todo el selectivo nacional.