Durante las últimas tres décadas la deuda ha sido una protección muy importante en los momentos de turbulencias del mercado. Sin embargo, con el bono americano en el 0,66% y la deuda alemana en el -0,55%, los inversores dudan de que puedan continuar protegiendo ante las caídas de la bolsa y mucho menos si vuelve el monstruo de la inflación.
Una de las opciones para protegerse del aumento de precios son los bonos ligados a la inflación que funcionan especialmente bien cuando esta aparece por sorpresa, ya que si las expectativas ya marcan un repunte este se recoge en la deuda normal. Una ratio clave para conocer en qué nivel de inflación este activo lo hace mejor que la deuda normal es la tasa de breakeven, que es la diferencia de rentabilidad entre ambos bonos y marca el nivel de inflación en el que los ligados a esta lo hacen mejor.
A 10 años se sitúa en el 1,5% en EEUU y en el 0,7% en Alemania, por lo que si piensa que estará por encima de ese nivel en ese periodo este activo sería atractivo. Según datos de Movement Capital, en EEUU cuando esta ratio está por debajo del 2% la deuda ligada a la inflación ha sacado 2,5 puntos porcentuales de ventaja al T-Note en los siguientes 6 meses. En todo caso, desde los niveles de marzo cuando este activo "estaba gritando compra", en palabras de la gestora, la ecuación rentabilidad-riesgo se ha deteriorado.

"Todavía parecen atractivos en el largo plazo, pero el comportamiento desde marzo nos hace preguntarnos cuánto potencial tienen a corto. Por lo tanto, pasamos de movernos de posiciones absolutas a relativas, tratando de sacar ventaja en aquellos mercados y áreas de la curva en las que la valoración del mercado todavía parece atractiva en relación a aquellas que ya han puesto en precio un repunte de inflación", indican desde Artemis Fund Managers. En Amundi señalan que "en medio de una apertura económica escalonada", son solo "ligeramente constructivos en la inflación", ya que "un repunte parece improbable en el corto plazo, pero los niveles de breakeven siguen siendo atractivos".
Suponiendo una inversión de 1.000 euros en un bono ligado a la inflación a 10 años con un cupón del 1% frente a un bono normal con un interés del 2,5%, si la inflación fuese del 2% al cabo de 10 años el inversor en el primero recibirá 124,12 euros en cupones y 1.243 euros del principal, 1.367,5 euros en total. El segundo recibiría 250 euros en intereses, pero solo 1.000 euros del principal, alcanzando 1.250 euros. La forma más fácil de invertir en este tipo de activo es con alguno de los fondos que se distribuyen en España. El que ofrece una rentabilidad a 5 años anualizada más atractiva entre los que son accesibles para el minorista es el PIMCO GIS Glb Rl Ret Instl EUR H Acc, con un 3,8%.
Los contras
Aunque esta deuda protege ante un posible repunte de la inflación, lógicamente también tiene sus contras, ya que en caso de que la misma retroceda o incluso se entre en un ambiente de deflación el inversor verá mermada su rentabilidad, si bien la mayoría de países pone un límite a las pérdidas. Además, igual que sucede en el resto de la deuda, en el mercado secundario si el interés sube el precio del bono baja.
"Si la economía atraviesa un periodo de deflación, el principal ajustado a la inflación podría caer por debajo del par. Por lo tanto, el pago del cupón estaría basado en esta cantidad. Sin embargo, muchos países como EEUU, Australia, Francia o Alemania ofrecen suelos de deflación al vencimiento si el principal cae por debajo del par. Es decir, el inversor recibiría el principal entero en la fecha de vecimiento, aunque los cupones se abonarían en función del principal ajustado a la inflación", indican en Pimco. Es decir, con un valor de 1.000 euros y un cupón del 1%, si el principal ajustado a la inflación cae a 950 euros se recibiría un cupón de 9,5 euros en lugar de 10 euros, pero al vencimiento recibiría los 1.000 euros íntegros.