
El rendimiento de los bonos soberanos está cayendo a mínimos históricos (mientras que su precio sube), demostrando así su atractivo como refugio para unos inversores asustados por la posible llegada de otra crisis global. Esta vez, la recesión tendría un desencadenante claro: las consecuencias económicas del coronavirus, que ya están lastrando a la economía tanto por el lado de la oferta como por el de la demanda. El mundo entero ha entrado en 'modo crisis' y ni la banca central podría detener esta tendencia.
S&P: "Es un mercado loco: los inversores están redefiniendo la idea de la distribución del riesgo"
La deuda soberana sigue acumulando hitos históricos (subidas de precios y caídas del rendimiento) este viernes, con los rendimientos de los bonos estadounidenses a 30 años hundiéndose al 1,3% por primera vez y los tipos del bono a 10 años de China cayendo al nivel más bajo desde que el país estaba luchando contra la deflación en 2002.
El interés de los bonos alemanes se mueve en mínimos históricos y el rendimiento de la deuda a corto plazo en el Reino Unido rozan el 0%, a medida que el mercado se prepara para la llegada de más estímulos de los bancos centrales.
Desplome en las bolsas globales
Los movimientos están siendo tan poderosos que corren el riesgo de avivar la alarma en otros mercados, como el de renta variable. El cambio inusualmente grande en los bonos del Tesoro está coincidiendo con el desplome de las bolsas globales, desde Wall Street hasta la renta variable en Asia y Europa.
"Los intereses del 0% no son una barrera para ningún mercado de bonos en el mundo desarrollado en este momento", explica Shaun Roache, economista jefe de Asia y el Pacífico de S&P Global Ratings. "Es un mercado loco: los inversores están redefiniendo la idea de la distribución del riesgo".
Las noticias sobre la epidemia del coronavirus y las respuestas de gobiernos y bancos centrales, incluida la reducción de emergencia de los tipos de interés de 50 puntos básicos de la Reserva Federal el martes, han hecho que las acciones se conviertan en una montaña rusa. Pero para los bonos, esencialmente ha sido un camino de sentido único.
El rendimiento del bono del Tesoro a diez año, posiblemente el indicador más poderoso del mercado financiero mundial, se ha desplomado en las últimas tres semanas, bajando alrededor de 80 puntos básicos. Una caída sin precedentes desde las secuelas de la quiebra de Lehman Brothers en 2008.
Tras el recorte de emergencia de la Reserva Federal sobre los tipos de interés, el rendimiento del bono Tesoro a 10 años -el tipo de referencia 'libre de riesgo' para las transacciones financieras en todo el mundo- cayó por debajo del 1%.
Según el trabajo histórico de Robert Shiller, Premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Yale, que ha reconstruido el tipo de interés a 10 años con los datos disponibles en EEUU desde 1871, nunca antes había caído a un nivel tan bajo. Muchos acontecimientos trascendentales han sacudido EEEUU desde la presidencia de Ulysses S. Grant, pero ninguno de ellos fue suficiente para reducir el precio del dinero a largo plazo a niveles tan baratos, explican desde la agencia Bloomberg.
La decisión de bajar los tipos por sorpresa no fue bien recibida y parece haber sido interpretada por los mercados como una medida desesperada. La historia no sirve de mucha referencia, pero los recortes de emergencia en la historia reciente han estado seguidos por condiciones extremas en los mercados de capitales.
Cuando la Reserva Federal de Alan Greenspan acometió un recorte de emergencia en octubre de 1998, en un intento por revivir los mercados de renta fija después del colapso del fondo de inversión libre Long-Term Capital Management, el S&P 500 ganó un 50% en los próximos 18 meses. Ese recorte ha sido muy criticado y se considera un error que propició la última fase extrema de la burbuja puntocom. Por otra parte, el corte de emergencia en enero de 2008, a medida que la escala de la crisis financiera mundial comenzaba a hacerse evidente, hizo poco o nada para mejorar la situación. La crisis sucedió igualmente y las bolsas cayeron un 50% antes de recuperarse.
Las primeras señales del último recorte de emergencia no son prometedoras. La política monetaria no puede ayudar directamente con un problema de salud pública. La intención era mitigar las presiones financieras que pudiesen hacer que el efecto económico del coronavirus fuera más severo. La caída posterior en los mercados bursátiles sugiere que estas presiones aún no se han mitigado, explican desde la agencia Bloomberg.
No obstante, el recorte de emergencia de los tipos ha aliviado mucha de la presión alcista sobre el dólar, llevando la diferencia entre el bono del Tesoro y los rendimientos de los bonos alemanes a niveles no vistos desde el verano de 2016.
Esto está facilitando el debilitamiento continuado del dólar, en consonancia con los deseos de la Administración estadounidense. También intensificó la impresión de que las condiciones financieras de Estados Unidos están convergiendo con las de Japón y la zona euro, donde los rendimientos bajos o negativos han sido la norma por un tiempo.