
Donald Trump necesita una vacuna para la Covid-19: de conseguirla, contaría con una gran baza para salir a ganar en las elecciones presidenciales de noviembre. Por eso, hace unos meses, su Gobierno puso en marcha la operación Warp Speed (velocidad de la luz), cuyo objetivo es tener 300 millones de dosis de vacunas seguras para enero de 2021.
Pero en la carrera por lograr una vacuna cuanto antes, la FDA (agencia del medicamento de EEUU) podría ir por delante de su homóloga en Europa. "La agencia europea [EMA)] es política y la agencia americana es técnica, son gente de primerísimo nivel", cuenta el presidente de una importante firma farmacéutica española.
"Aquí es político porque hay 28 países -ahora 27- y cada uno manda al [representante] que tiene: Malta manda a uno que a lo mejor es dermatólogo, Lituania manda a uno que es cardiólogo, el otro tal...", continúa el directivo. "Y cuando llega la hora de aprobar un producto contra el cáncer [por ejemplo], sólo uno de ellos es oncólogo. Entonces, aquella [la europea] es más manipulable".
La FDA está involucrada en la operación puesta en marcha por la Casa Blanca, que ha regado con dinero público -casi 11.000 millones de dólares- las investigaciones de compañías farmacéuticas privadas como Moderna, Johnson & Johnson, Pfizer y BioNTech, Sanofi y GlaxoSmithKline, Novavax y AstraZeneca (ver gráfico). De toda esa cantidad, por ejemplo, Sanofi y GSK han recibido una asignación de 2.100 millones de dólares, Pfizer de 1.950 millones y Moderna, cerca de 1.000.

¿Llegará la inyección a tiempo de que Trump se mida a Biden el 3 de noviembre?. "Se necesitaría un milagro", sostienen desde la agencia estadounidense Propublica. En uno de sus artículos recientes, señalan a Pfizer como el laboratorio más avanzado en su vacuna, cuyos resultados se esperan el 31 de octubre, si la vacuna tiene una eficacia del 70%, o el 2 de noviembre si la eficacia alcanza el 80%, según JP Morgan.
Una vez se conozcan los datos de los ensayos clínicos, Pfizer -o cualquier otra compañía- solicitará la aprobación total a la FDA (donde el listón de seguridad está muy alto) o podría pedir una autorización para uso de emergencia , que solía ser menos estricta con los resultados.
Pero la FDA aseguró hace unos días que iba a cambiar los criterios con el fin de que la revisión fuese más rigurosa en la aprobación por uso de emergencia. Según The Washington Post, Donald Trump clamó al cielo por esta decisión, que retrasará la aprobación de la vacuna de Pfizer hasta después de las elecciones. En el caso de Moderna, se estima que publique sus primeros resultados a lo largo del mes de noviembre, según Propublica.
Novavax y luego el resto
De los nueve ensayos que ya han superado el umbral de la tercera y penúltima fase antes de la aprobación y comercialización, seis de ellos pertenecen a compañías que cotizan en el mercado y, como no puede ser de otra manera, la evolución de la investigación va ligada a la de su acción, sobre todo, en el caso de las compañías más pequeñas como pueden ser Novavax, Moderna o CanSino.
De hecho, la primera de ellas acumula una revalorización en bolsa de más del 2.700% en lo que va de año, y todavía los expertos creen que debería doblar el precio actual en los próximos 12 meses -ver gráfico-.
Su éxito también se ha reflejado en sus previsiones de resultados. El año pasado cerró con pérdidas de 133 millones de dólares y al comienzo de este año se esperaba una cifra similar. Sin embargo, los analistas ya sitúan su beneficio neto por encima de los 500 millones al cierre del ejercicio, y superior a los 1.500 el año que viene.
Del resto de la competencia, Moderna se ha anotado este 2020 un 255% en bolsa mientras que Cansino se ha impulsado un 185%. Todas ellas, salvo Pfizer, reciben una recomendación de compra.