
Primera reunión de la Reserva Federal (Fed) tras anunciar una mayor flexibilidad a la hora de mirar la evolución de la inflación en EEUU. La institución podría aprovechar la ocasión para concretar más los objetivos que estudiará. Además, actualizará las previsiones macroeconómicas.
La política monetaria vuelve a tomar el centro de la escena económica durante la semana. Y lo hará a lo grande, con la primera reunión de la Reserva Federal (Fed) -el que puede considerarse el banco central mundial en última instancia- después de que su presidente, Jerome Powell, adelantara que la institución observará con otros ojos el comportamiento de los precios. Hasta ahora, la meta era clara: acercar el crecimiento al 2%. A partir de este momento, "aceptará también periodos con una inflación superior a ese objetivo y los compensará con periodos previos de inflación baja o demasiado baja", recuerda Stefan Rondorf, estratega de Allianz Global Investors, quien considera que, en mercado, "se seguirá con expectación si esta modificación tiene unas consecuencias de política monetaria inmediatas".
"Sería concebible que se anunciara [este mismo miércoles 16 de septiembre] una línea de actuación con objetivos marcados a conseguir: esto significaría la promesa de que no se volverán a subir los tipos hasta que se alcance un nivel de inflación determinado", continúa el experto. "Después de la introducción del marco de política monetaria actualizado y la presentación algo inesperada de una nueva declaración sobre los objetivos a largo plazo y la estrategia de política monetaria, la reunión de la Fed de septiembre es el momento perfecto para dar contenido al nuevo contexto", coincide Christian Scherrmann, economista de DWS.
"El nuevo marco permite que la inflación y el desempleo se extiendan a territorios que antes estaban asociados con la reducción del estímulo monetario; además, es probable que prevalezcan las expectativas de una recuperación moderada y una gran incertidumbre", añade el analista del banco de inversión alemán.
"La finalidad de este cambio de estrategia es conseguir más inflación después de una década en la que se convirtió en norma que se situara por debajo del objetivo oficial de la Fed", dice Yves Bonzon, CIO del banco privado suizo Julius Baer, quien incide en que "en la revisión de su marco de política monetaria, la institución también expresó su compromiso de responder no solo ante el nivel general de empleo, sino también ante el subempleo en subcategorías de trabajadores, lo que refuerza aún más su apuesta por estimular la inflación".
"De este modo, la Fed confirma implícitamente lo que llevamos afirmando desde comienzos de 2019: el ciclo de endurecimiento monetario preventivo que culminó en la perturbación que sufrieron los mercados en el cuarto trimestre de 2018 fue el último de su especie protagonizado por un banco central occidental; y que el cambio de política de la Fed ha elevado la presión sobre otros bancos centrales para que sigan su ejemplo", sentencia el experto. Y espera que dado "que la política monetaria expansiva se mantendrá durante varios años más, el riesgo principal para las economías estriba en la retirada prematura de los estímulos presupuestarios: los gobiernos tendrán que prorrogar las medidas para seguir prestando apoyo a los hogares y a las empresas privadas, ya que una reducción de la demanda del sector público desencadenaría una nueva contracción de la economía".
Datos importantes
También en Estados Unidos, se publicarán cifras importantes, como los datos de producción industrial y ventas minoristas de agosto en agosto, con la expectativa de que estas últimas muestren un crecimiento del 1,1%, tras el incremento del 1,9% en julio. Asimismo, se conocerá el último cambio del "índice de confianza de los consumidores según la Universidad de Michigan, que el mes anterior sufrió un revés", apunta el estratega de Allianz Global Investors. Podría ser clave el empleo, como viene siéndolo en los últimos meses.
En el calendario de datos de la eurozona destaca la producción industrial de julio y, en China, el conjunto de datos de agosto, entre otros, las ventas minoristas y la producción industrial. "Unas buenas cifras de China podrían respaldar la recuperación económica mundial", concluye Stefan Rondorf.