Ser considerado como el Warren Buffett español, algo así como el dios de la inversión, entraña un riesgo no buscado por la persona objeto de esta pleitesía: tus feligreses pueden seguirte convencidos de tus planteamientos por la experiencia de años anteriores, pero también pueden dejar de ser tan pacientes como la religión del value exige y plantearse la devoción a otras deidades.
Algo parecido está empezando a ocurrir con los fondos de Cobas AM, la firma fundada por Francisco García Paramés, que se ganó merecidamente la fama junto a sus compañeros Álvaro Guzmán y Fernando Bernad durante su época en Bestinver. No han sido buenos años para el value investing, relegado todavía a la espera de mejores tiempos venideros frente a la prepotencia de las compañías de crecimiento, que han aglutinado los flujos de inversión, gracias al efecto arrastre de la gestión pasiva. Esperando que el final de ciclo termine de llegar de una vez y las compañías de valor comiencen a despuntar, los creyentes en el value investing están viviendo unos años complicados para asumir el mantra de la paciencia, que Paramés volvió a invocar el pasado lunes en la conferencia anual de la gestora.
Pero la paciencia, en la era de la ansiedad globalizada, se vuelve un mandamiento difícil de cumplir. Porque igual que los inversores se espantan por las pérdidas de 2018, pronto se olvidan de ellas y se dejan embelesar por el regalo extraordinario que dieron los mercados el año pasado. Y si en esa fiesta el value no ofrece nada más que seguir esperando, sus creyentes menos fervientes pueden comenzar a perder la fe.
La feligresía de Paramés acudió masivamente al encuentro anual con su divinidad en los Teatros del Canal de Madrid. El prestigioso gestor no tenía fácil, otro año más, insistir en la paciencia, con los gráficos de pérdidas de los fondos apareciendo en primer plano. Paramés habló del potencial del 126% que tiene la cartera internacional y del 84% de la ibérica. Y eso que recordó que en su anterior casa un estudio evidenció que el plazo medio para que todos sus clientes ganaran dinero era de 9 años. Más que paciencia, casi media hipoteca.
Aunque Paramés reivindicó en el turno de preguntas que ellos no hacen ni value ni growth sino comprar compañías que a los precios actuales se las están regalando, no todos los inversores presentes en la sala tenían cara de comprenderlo. Hay que tener en cuenta que, aparte de los que tenían pinta de lectores de prensa económica, blogueros de Rankia, los que escudriñan Finect y la muchachada entusiasta que no se pierde una sesión de Value School, entre los asistentes a la conferencia anual predominaba el típico perfil de inversor español: hombres, mayores de 50 años o jubilados, acompañados muchos por sus señoras como quien va a ver un concierto de Raphael.
También abundaban los grupos de amigos, de dos o de tres, que comentaban cada concienzuda intervención del gestor con el soniquete del 'sí, sí, todo eso está muy bien, pero ¿cuándo recuperaremos?'. El dinero y la rentabilidad, se entiende. Probablemente parte de este cabreo se encuentra en que muchos de estos inversores mantienen una parte de su dinero en Bestinver, por lo menos con los que pudimos hablar, y las comparaciones están siendo odiosas para el referente del value en España. Con una caída de casi el 30% desde hace casi 3 años en el Cobas Internacional, pocos saben cómo mantener todavía más la paciencia. Francisco, de 74 años, fue una de las pocas excepciones. Decía que ya venía curado de espanto porque empezó a invertir en la gestora de Acciona en el año 2000, por lo que su fe en Paramés es inquebrantable.

Un señor comentaba animadamente con su hijo si no sería buena idea plantearse la salida de los fondos, a lo que el vástago, dedicado al sector financiero, decía que no, que mejor fiarse del largo plazo. Otro aseguraba que había invertido una parte de sus ahorros movido por la fama del gestor. Y había quien no entendía cómo los fondos de Cobas podían estar tan mal, si los analistas eran los mismos que estaban en Bestinver. El hecho de haber invertido otra parte en azValor, como la mayoría de los consultados, tampoco era consuelo.
Solo la mención de Paramés de que van a bajar la comisión de los fondos, pero sin especificar fecha ni cuantía, calmó algo los ánimos en esa zona del gallinero, donde una señora muy peripuesta preguntaba por qué los fondos de Cobas tenían tanto dinero metido en barcos y petroleras y no tenían nada en Google o Facebook. Quizá había leído que hasta Warren Buffet, el oráculo de Omaha, ha reconocido ser un idiota por no haber comprado antes Amazon.