Entrevista a la presidenta de NYSE Group
La primera mujer que preside la New York Stock Exchange defiende a ultranza el liberalismo económico, aunque reconoce que necesita ajustes. En las salidas a bolsa, será cada vez más importante que las compañías expliquen cómo van a proporcionar valor al accionista.
En la esquina de Wall y Broad en el downtown de Manhattan todavía vibra el espíritu de aquellos 24 comerciantes que en 1792, y a la sombra de un Conocarpus Erectus, forjaron lo que hoy conocemos como Wall Street. No fue hasta un cuarto de siglo más tarde cuando se formó el Consejo de la Bolsa de Valores de Nueva York, que en 1863 adoptó el nombre que todavía sobrevive el paso del tiempo, adquisiciones y crisis varias, la New York Stock Exchange.
Actualmente, NYSE Group, parte de Intercontinental Exchange, continúa sacando músculo como el líder global para las compañías que deciden recaudar capital en los mercados estadounidenses. El año pasado ayudó a captar 111.600 millones de dólares en 300 transacciones, de las cuales 57 fueron salidas a bolsa, que atrajeron 28.900 millones de dólares. Esta actividad agregó otros 354.000 millones de dólares en capitalización de mercado de las compañías que cotizan en el parqué, que en total asciende hasta los 29 billones de dólares.
"Los mercados públicos introducen mayor disciplina de gobierno y reflejan mejor las valoraciones"
Al frente de esta frenética actividad se encuentra Stacey Cunningham, su presidenta desde 2018. Esta ingeniera industrial, licenciada por la Universidad de Lehigh, conoce a la perfección los entresijos del parqué, donde en los 90 dio sus primeros pasos como "especialista" para JJC, posteriormente una subsidiaria de Bank of America. Es por ello que algunos de los operadores más veteranos no se sorprendieron cuando en 2018 Cunningham se convirtió en la primera mujer en tomar las riendas de esta plaza bursátil y las múltiples operaciones paralelas. Los 66 predecesores en su cargo siempre fueron hombres.
Una peculiaridad que congenia a la perfección con su curioso perfil. No pasa desapercibido en su currículum su paso por el Instituto de Educación Culinaria de la Gran Manzana, donde durante nueve meses se curtió entre cazuelas para posteriormente probar sus dotes en el ya desaparecido restaurante Ouest, del Upper West Side. Tampoco su paso por el Nasdaq, principal competidor de la Bolsa de Valores de Nueva York, donde regresó en 2012 y ascendió a directora de operaciones tres años más tarde. Antes de poner rumbo al Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, esta defensora del libre mercado, a la que le gusta cocinar y ama comer, como reza su perfil en Twitter (@stacey_cunning) atiende las preguntas de elEconomista.
Usted se declara una defensora del capitalismo, pero reconoce que este sistema necesita algún ajuste. ¿Qué tipo de cambios recomendaría?
Mucha gente cuestiona el libre mercado y el capitalismo porque no siempre aprecian cómo funciona para todos los inversores y para todas las personas en general. Y debemos asegurarnos de no perder de vista el hecho de que el capitalismo es una historia de éxito compartido. Las empresas que cotizan públicamente comparten su crecimiento. Uno de los desafíos actuales está en las compañías que tienen sus años de gloria en los mercados privados. Por lo tanto, tenemos que asegurarnos de que las regulaciones alienten a las empresas a salir antes a bolsa y no imponen demasiadas cargas a las cotizadas. Este es un área al que merece la pena poner atención.
"Los listados directos son interesantes, todos los inversores están en igualdad de condiciones"
¿Qué podemos esperar del mercado de las salidas a bolsa de 2020?
Hablemos primero de 2019 porque fue un año interesante y creo que realmente ha sentado la base para 2020. En los primeros tres meses del año pasado vimos como buena parte del gobierno estuvo cerrado durante parte del trimestre, por lo que la actividad fue bastante débil. No hubo mucho movimiento hasta que se reanudaron las operaciones federales. Posteriormente, en el segundo trimestre, vivimos un repunte en busca de un trimestre récord. Sin embargo, conforme avanzó el año, comenzamos a observar cierta actividad, que hizo que los inversores comenzaran a cuestionar el mercado de las Operaciones Públicas de Venta (OPV). Esto provocó que muchas de las grandes compañías que querían salir a bolsa en la segunda mitad del año retrasaran su decisión. Es por ello que en 2020 tenemos una sólida cartera de empresas que buscan salir al mercado, pero también tenemos inversores con una mentalidad diferente a la que tenían antes.
Hemos visto como muchos de los denominados "unicornios" (compañías con un valor superior a los 1.000 millones de dólares) han optado por permanecer en el mercado privado durante mucho tiempo, gracias al capital riesgo. ¿Qué implica que estas entidades retrasen cada vez más sus salidas a bolsa?
Esto ha cambiando la dinámica de distintas formas. En primer lugar, cuando las compañías permanecen en manos privadas por mucho tiempo, se convierten en empresas mucho más grandes, pero no cuentan con la disciplina que tienen aquellas que cotizan. Los mercados públicos introducen una disciplina de gobierno que los privados no tienen. Es por ello que algunas compañías privadas crecen con mala disciplina o malos hábitos de gobernanza. En segundo lugar, las valoraciones en los mercados privados no reflejan cómo se sienten realmente los inversores sobre una empresa. Reflejan un universo mucho más pequeño. Por lo tanto, esas valoraciones pueden aumentar a números astronómicos y luego tener una corrección en el mercado público. En tercer lugar, esta tendencia también es preocupante porque las empresas privadas crecen mucho más rápido, pero dejan de lado al inversor de a pie. Y creo que ese es uno de los factores que contribuyen a la brecha de la riqueza.
Entonces, como apuntaba, parece que los inversores han cambiado de actitud en los últimos meses...
A finales del año pasado, los inversores comenzaron a plantearse que no se trata solo de qué tan grandes son las empresas y qué tan rápido crecen. También es importante si son rentables. Si observamos a las compañías tecnológicas que comenzaron a cotizar en la Bolsa de Valores de Nueva York a lo largo de 2019, estas han subido una media del 24%. Pero algunas de ellas no tenían planes claros sobre la rentabilidad, y los inversores comenzaron a cuestionarlas. Esta dinámica continuará en 2020.
¿Quiere decir esto que se prestará más atención a los planes para ser rentables que al crecimiento de los ingresos?
Sí. Creo que es una corrección esencial por la que el mercado ha pasado recientemente a medida que reconoce que es importante saber cómo una compañía va a ser rentable. Es importante entender si tiene la estructura de gobierno suficiente para desarrollarse como una empresa cotizada a gran escala. Los inversores están comenzando a prestar más atención a estos factores, de ahí que estamos viendo como se reconsideran muchas de las valoraciones a medida que las empresas revisan su historial y cómo van a proporcionar valor a sus accionistas.
En la búsqueda por atraer a más compañías a salir a bolsa, el NYSE ha lanzado los conocidos como listados directos. ¿Cuáles diría que son los 'pros' y los contras de este modelo?
Los listados directos son una innovación realmente interesante en los mercados de capital. Lo que permiten es que las empresas separen la recaudación de fondos de su salida a bolsa. En una OPV convencional, las compañías venden acciones a los inversores la noche anterior y posteriormente se convierten en una cotizada. Con un listado directo, una firma puede comenzar a cotizar, pero sin necesidad de recaudar dinero. El hecho de que haya mucha liquidez en los mercados privados ha alimentado este interés. Lo que creo que es realmente bueno de los listados directos es que democratizan el acceso a esas compañías, porque en un una OPV convencional hay muchas restricciones. No todos los inversores tienen acceso a ellas o a las asignaciones de compra deseadas la noche anterior. También hay períodos de bloqueo... en un listado directo, todos están en igualdad de condiciones desde el primer día. Estamos trabajando con la SEC para que este modelo permita recaudar fondos y ya hemos colaborado con los reguladores en la primera iteración de los listados directos. Hasta ahora hemos visto que funcionan bastante bien. Spotify y Slack son las dos únicas que han usado este camino y su llegada al mercado se produjo con mucha menos volatilidad que la media experimentada por tecnológicas.
Opa a BME
Durante nuestra conversación, preguntamos a la presidenta del NYSE por las ofertas que ha recibido Bolsas de Mercados Españoles (BME). Con la Bolsa de Suiza (SIX) y Euronext al acecho, tampoco sorprendería que una bolsa extranjera viera el atractivo en un mercado local que garantizaría el pasaporte europeo.
Para Cunningham la consolidación global de las plazas bursátiles es un tema interesante porque el orgullo nacional que acompaña a una bolsa de valores es muy fuerte. "Todo país tiene un ejército, una bandera y una bolsa de valores, que suele ser muy importante para la identidad nacional, por lo que es difícil, como hemos visto a lo largo de los años, obtener las aprobaciones regulatorias necesarias para continuar con la consolidación de esta actividad a nivel global", explica.
Precisamente, en el pasado, ya vimos como los reguladores descarrilaron la propuesta de matrimonio entre la Deutsche Börse y NYSE Euronext. Posteriormente, Intecontinental Exchange se hizo con la New York Stock Exchange por más de 8.000 millones de dólares. Dicho esto, cree que, en Europa, puede ser un poco más fácil debido a la naturaleza unida y cercanía de los países europeos.
"También hay mucha superposición. Veremos movimientos. Cuando combinamos este tipo de negocios, conseguimos la capacidad de escalar la actividad y, por lo tanto, no es sorprendente ver que las bolsas quieran unirse en un negocio que definitivamente se beneficia del volumen a escala", añade.
El objetivo del gobierno de EEUU
"Hay que equilibrar el acceso y la protección de los inversores"
La entrevista con Cunningham se lleva a cabo justo en la semana en que EEUU y China firmaron la Fase 1 de su acuerdo comercial. Un plan que reduce, de momento, las tensiones que han pesado durante los dos últimos años. No obstante, más allá del azote arancelario, en Washington, circulan proyectos de ley bipartidistas que podrían imponer mayores controles a las compañías chinas en EEUU.
Por ejemplo, el senador republicano, Marco Rubio, busca forzar a las firmas chinas y extranjeras que coticen en alguna de las plazas bursátiles de EEUU, como el NYSE y el Nasdaq, o formen parte de las inversiones de fondos de pensiones estadounidenses a cumplir con los estándares de contabilidad y auditoría estadounidenses. De no ser así, podrían ser obligadas a dejar de cotizar o prohibírseles recibir capital procedente de EEUU.
Tanto la SEC como la Junta de Supervisión de Contabilidad de las Empresas Cotizadas (PCAOB) ya manifestado las dificultades que los reguladores enfrentan a la hora de auditar a las firmas chinas cotizadas en EEUU. Cunningham considera crítico equilibrar el acceso de los inversores con su protección. "Esto es realmente importante y es lo que nuestro gobierno está tratando de hacer, asegurarse de tener las protecciones adecuadas para los inversores" explica. Según manifiesta, no podemos perder de vista el acceso de los inversores a las empresas de rápido crecimiento. "Pero tampoco podemos perder las protecciones a los inversores. Por lo que en estos momentos la atención está en encontrar realmente un equilibrio", aclara.
Frente al auge de algoritmos
En un momento en que los algoritmos y el trading electrónico se han convertido en la norma, la presidenta del NYSE defiende la presencia humana en el parqué. "El elemento humano a la hora de llevar a cabo nuestras operaciones es crítico porque proporciona una mayor estabilidad. Operamos mejor y con menos volatilidad. Cuando las acciones se negocian mejor, los inversores ahorran dinero. Cuando los inversores ahorran dinero, esto ayuda a las empresas. Es realmente una parte importante", asegura.
Cunningham compara la situación con volar en un avión. Algunos pueden volar solos, pero cuando existe un piloto a bordo, se asegura una protección adicional detrás de los controles. "Mientras usamos tecnología y los operadores en el parqué también la utilizan, al mismo tiempo están ahí durante los momentos de crisis para poder aplicar el juicio humano, lo que conduce a mejores resultados y esa volatilidad reducida es una parte muy importante de nuestra oferta", afirma.
Del mismo modo, la capitana de la Bolsa de Valores de Nueva York también aprovecha para destacar las ventajas de cotizar en EEUU, y específicamente en la plaza bursátil que lidera. "En comparación con el resto de mercados globales, tenemos mucha más liquidez, además de estándares más altos, así como controles y regulaciones que conducen a un mayor nivel de confianza de los inversores. Es por eso que vemos que muchas compañías de todo el mundo deciden cotizar y recaudar capital aquí", defiende.