
Llevo semanas queriéndome convencer de que todo el torrente de inversión que se desplaza a la gestión indexada -esta semana me han vuelto a apercibir de que no la llame pasiva, porque en la selección indexada también hay una decisión- va a sufrir más en la próxima corrección de mercado. En realidad, el argumento que me vale es que como la gestión indexada se lleva como un torrente todo por delante, también se lleva lo malo, justo lo que se supone que no debe pasar si se hace gestión activa o de cierta calidad.
Es razonable pensar que si uno está construyendo una cartera que defiende ratios que son un 25 por ciento más baratos que los de la media de mercado no sufra tanto en una corrección. Pero no es una garantía de seguridad. En donde sí que empiezo a estar más convencido de que hay más seguridad de hacerlo mejor en los próximos años es con el value y el small cap. Y en ambos casos están sufriendo un apartheid de los inversores.
Se impone el eslogan de que como los gestores no son capaces de batir al mercado, mejor no perder el tiempo y comprarlo todo al precio más barato. Como le dice Buffett a su mujer: el día que yo me muera mételo todo en el S&P 500, a un coste del producto mínimo, y olvídate de todo.
Los inversores se han vuelto agnósticos de la religión de la creación de valor. Y el motivo lo encontramos en una industria que tiene la necesidad de cobrar comisiones excesivas y en la incapacidad para generar rentabilidad por encima de la del mercado.
Pero esto no quiere decir que vayan a desaparecer los gestores que encuentran valor donde nadie lo ve (el value como concepto) o los que son capaces de construir sistemáticamente carteras de calidad frente a los índices (gestión activa). Lo positivo de la indexación es que expulsará a aquellos que se camuflan en la gestión activa cuando replican al mercado o los que simplemente son malos.
La gestión activa, aún en el caso de tender a la mediocridad como sucede en la mayor parte de los casos, tiene que defender su elemento de diferenciación frente a lo vulgar que es comprar un índice a décimas de coste. La reflexión es que ya no se pondrán comisiones por encima del 10 por ciento de expectativa de rentabilidad, y habrá que vincular más el coste del producto al éxito conseguido.
Si un fondo se construye sobre un PER 12, lo que supone la expectativa de ganancia de un 8 por ciento en los próximos diez años, no va a poder justificar comisiones por encima del punto porcentual. Esto lo tienen claro los institucionales, pero al particular llegan muy pocos productos con estas comisiones. Pongo una salvaguarda, que el fondo tenga una ratio sharpe (de volatilidad) muy buena.
Pero tiempo al tiempo. La indexación juega a nuestro favor. Y al igual que ya nos ha traído productos tontos muy baratos, también nos va a rebajar los listos o conseguirá que tengamos menos costes fijos y más variables vinculados al éxito del gestor.
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