
Si Mario Draghi, quien ha sido presidente del Banco Central Europeo –BCE– desde 2011 hasta finales de 2019, hubiese tenido una bolsa de cristal cuando empezó su mandato para poder leer las actas de su última reunión en el cargo, lo más probable es que se hubiese llevado una gran decepción. Este jueves se publicaron los documentos que recogen cómo fue el último encuentro del organismo bajo los mandos del italiano y estas dejan claro que las perspectivas de los miembros del Consejo de Gobierno del BCE no son optimistas.
De las actas se desprende un tono muy pesimista por la dinámica de inflación a largo plazo, y también cierta preocupación de los miembros del organismo por el impacto negativo que están teniendo los bajos tipos de interés en el sector financiero de la eurozona, tanto en los bancos, como en las entidades no bancarias.
Durante la reunión "se destacó la necesidad de vigilar muy de cerca las implicaciones" de las medidas adoptadas por el BCE "en la estabilidad financiera, ya que el deterioro en los tipos a los que están prestando los bancos pueden estrechar sus márgenes por debajo de los niveles adecuados", explican las actas. Además, algunos miembros también señalaron el riesgo existente para otros actores del sector financiero, al margen de los bancos: "Se destacó que se debe prestar más atención a los sectores financieros no bancarios, en los que las condiciones financieras más suaves y la búsqueda de rentabilidades también suponen riesgos", explican las actas, un peligro del que esta misma semana se ha hecho eco Luis de Guindos, vicepresidente del BCE.
Respecto a la inflación, los miembros están preocupados por el deterioro en las expectativas, tanto de los mercados, como de los equipos de estudio del propio BCE, que miran al más largo plazo: "Los miembros destacaron su preocupación con respecto a las expectativas de inflación que está reflejando la encuesta a profesionales financieros", explica el documento. "Se argumentó que los indicadores de inflación tanto en la encuesta como los que muestran los mercados, muestran una fotografía similar, de una caída en las expectativas a largo plazo". Hay que recordar que las expectativas de inflación a 10 años (el swap 5y5y) están ahora en el 1,2%, muy cerca del mínimo en el 1,1% que se tocó en octubre.
Algunos miembros del BCE también expresaron su desconfianza de cara a ver un incremento en los márgenes de beneficio en los próximos meses: "Se argumentó que si los márgenes no han crecido durante los últimos años a pesar de que ha habido un contexto económico positivo, ahora hay grandes dudas de que vayan a poder incrementarse, con el empeoramiento de las expectativas", destacan las actas.