Bolsa, mercados y cotizaciones

BME es una bolsa más eficiente, pero gana menos que en su debut en 2006

  • Sus beneficios arrastran tres ejercicios consecutivos de caídas
La suiza SIX lanza una opa sobre BME.

La empresa gestora de la bolsa española se estrenó como cotizada en 2006, justo cuando comenzaban los bailes corporativos entre las compañías del sector. Los operadores de los grandes parqués del mundo empezaban a mover sus fichas. Nadie quería quedarse fuera. Mientras Bolsas y Mercados Españoles (BME) tocaba la campana en su propia casa, existía una guerra entre la americana NYSE y la alemana Deutsche Boerse por hacerse con Euronext, mientras que la también estadounidense Nasdaq buscaba un enlace con la británica LSE.

Son muchas las operaciones que han saltado durante estos años; algunas han llegado a buen puerto y otras no, pero el sector en general ha vivido una importante consolidación. BME se quedó fuera de esa primera etapa de movimientos corporativos y ahora llega una oferta de SIX, la gestora de la bolsa suiza, en la que podría cruzarse Euronext, en un momento en el que la española está intentando retomar su crecimiento, con un plan estratégico que presentó el año pasado, pese a fuerte deterioro de los volúmenes de negociación. Su atractivo frente a los beneficios que no logra remontar reside, como ha ocurrido históricamente, en la rentabilidad que le saca a sus recursos propios, muy por encima del resto del sector.

Los beneficios de BME arrastran tres ejercicios consecutivos de caídas y, salvo sorpresa, volverán a retroceder este año según las previsiones del consenso de mercado que recoge FactSet pese a que la compañía trazó un plan hace un año para que estos crecieran un 6%. La gestora obtenía en 2006 unas ganancias netas de 130 millones de euros; el año pasado estas se mantuvieron por encima, en los 136 millones y para el cierre de 2019 las estimaciones indican que bajarán un 8%, hasta los 125 millones.

La tendencia es similar para el ebitda (bruto), ya que este ejercicio podría reducirse hasta los 173 millones de euros, respecto a los 186 millones de 2018 y los 191 millones con los que cerró su primer año como cotizada.

2019, punto de inflexión

Este año, eso sí, podría marcar un suelo. Los bancos de inversión confían en que el plan de la compañía empiece a dar sus frutos de cara a 2020, cuando ya esperan un ligero repunte de las ganancias del 3%, hasta los 129 millones, que se extendería también a 2021.

BME está centrando sus esfuerzos en compensar por otras vías el deterioro que sufre la contratación bursátil, en buena parte debido a otros actores que también han entrado en juego reduciendo fuertemente su cuota de mercado, ahora en el 76% según sus propios datos. En 2018 el volumen negociado por BME se quedó por debajo de los 600.000 millones de euros, encadenando tres ejercicios de descensos. La situación se mantendrá de momento este ejercicio: con los datos a cierre de octubre la contratación en renta variable acumulaba una caída del 21,4%.

No hay que olvidar que, cuando la compañía salió a bolsa, movía más de un billón de euros. Pero tampoco hay que perder de vista que esta pérdida de cuota no es un hecho aislado del mercado español. ¿Cómo luchar contra esto? Los esfuerzos de la gestora, según su propio plan, pasan por diversificar e impulsar más otras áreas del negocio dentro de toda la cadena de valor además de por estudiar posibles compras. En este sentido, "los modelos de negocio de ambas compañías [BME y SIX] son similares, verticalmente integrados y diversificados, operando en toda la cadena de valor del negocio de contratación", señalan desde Renta4. El año pasado los ingresos no relacionados con los volúmenes de contratación ya supusieron el 53% del total en la operadora española.

Sus puntos fuertes

El sello insignia de BME, y lo que más valoran los expertos en la compañía, es la rentabilidad que es capaz de sacar a sus recursos. Esta capacidad, recogida en el ROE, es muy superior a la del resto del sector a pesar de que también ha menguado en los últimos años.

La ratio se mantuvo por encima del 31% en el tercer trimestre de este año, y, aunque es cierto que esta llegó a superar el 40% en 2015, sigue muy por encima de la media del sector, al encontrarse esta a cierre de septiembre en el 18,6%, según los propios datos que reúne BME.

Otra de las variables que juegan a su favor es que es una compañía sin deuda, que históricamente ha logrado mantener una posición de caja neta. Los bancos de inversión estiman que este año acabará con una caja acumulada en el entorno de los 250 millones de euros, ligeramente por debajo de la de 2018.

Esta cómoda situación financiera le han permitido ser una empresa que siempre ha dado atractivos dividendos a sus accionistas. Es, de hecho, lo que ha compensado la caída que arrastraba la acción antes de anunciarse la opa. Hasta el pasado viernes, los títulos de BME perdían un 18% desde los 31 euros a los que comenzaron a cotizar en el mes de julio de 2006. En cambio, al incluir los dividendos pagados, y si se hubiesen reinvertido esos pagos, el retorno total se situaba en el 116%.

BME ha destinado siempre casi todos sus beneficios a retribuir. En los últimos años ha dedicado en torno al 96% de sus ganancias netas.

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