
¿Quién dijo recesión? La intercesión de la Reserva Federal, que ha rebajado en tres ocasiones desde el pasado mes de julio los tipos de interés llevando el precio del dinero de vuelta a comienzos de 2018, y una incertidumbre comercial que comienza a disiparse han llevado al S&P 500 de nuevo a máximos históricos. Así, el indicador bursátil de referencia acumula ya una rentabilidad del 22,6% en lo que llevamos de año.
Por el contrario, el MSCI World Index que excluye al mercado estadounidense y que representa a un total de 22 mercados desarrollados de todo el mundo queda rezagado con un una subida del 15,1% si tomamos como referencia el cierre de la jornada del miércoles. Al fin y al cabo, los datos más recientes a este lado del Atlántico continúan blindando la expansión económica más larga de la historia, que acumula ya hasta 124 meses consecutivos de crecimiento.
Paralelamente, la bolsa americana acumula ya más de 3.390 días a sus espaldas dentro del mercado alcista que comenzó en marzo de 2009, postulándose como la segunda mayor racha de la historia. "En este entorno, creemos que es probable que las acciones estadounidenses superen a los bonos" destaca Bob Doll, estratega jefe de Nuveen. "Este entorno también favorece las acciones cíclicas sobre las acciones defensivas", añade.
A pesar de las expectativas de que otros activos y mercados más baratos reducirían su brecha con el mercado estadounidense este año, los inversores siguen dispuestos a pagar una prima por los activos patrios. Esta tendencia muestra cómo el gasto constante del consumidor y la fortaleza en el mercado laboral siguen respaldando a las acciones estadounidenses a pesar de los temores de una recesión y movimientos descomunales hacia activos de refugio como los bonos del tesoro y el oro.
"Aunque las valoraciones de las acciones estadounidenses son un poco altas por derecho propio, el hecho de que sean bajas en comparación con las de los bonos corporativos estadounidenses sugiere que ofrecerán rendimientos superiores en los próximos dos años", señala John Higgins, economista jefe de mercados en Capital Economics.
En las últimas semanas se ha disipado el miedo infundado a una recesión. La economía de EEUU creció un 1,9% en el tercer trimestre por encima de lo esperado. En octubre sumó 128.000 empleos, mientras el ISM no manufacturero repuntó hasta 54,7 tras la lectura del 52,6 de septiembre.
Algunos expertos miran al sector servicios en busca de síntomas que indiquen cierto debilitamiento derivado de la contracción en las manufacturas y el azote de los aranceles.

Tercer trimestre de caídas
No obstante, el hecho de que EEUU y China parezcan dispuestos a firmar antes de que termine el año una primera fase dentro de un acuerdo comercial más amplio pone fin a la posibilidad de una escalada arancelaria, al menos a corto plazo. También el 75% de las firmas del S&P 500 que han presentado sus beneficios han superado las previsiones, pese a que las expectativas indican que el beneficio agregado ha caído un 2,7%, según FactSet. De materializarse, este sería el tercer trimestre consecutivo de caídas.
Es aquí donde John Butters, analista de FactSet observa aún motivos de preocupación. Según sus cálculos, el beneficio agregado del S&P 500 podría volver a caer, un 0,4%, en el cuarto trimestre. "Proyectamos que 5 de los 11 sectores registrarán una caída anual de sus beneficios en el cuarto trimestre, liderados por Energía (-3%) y Consumo discrecional (-10%)", avisó en una nota a sus clientes.