Ante la debilidad de la economía global y la expectativa de múltiples recortes en los tipos de interés a uno y otro lado del Atlántico, la deuda -tanto corporativa como soberana- ha vivido un fuerte rally en 2019 que ha llevado a las referencias de varios países -como Alemania o España- a marcar nuevos mínimos históricos en agosto y a las empresas a financiarse a precios históricamente bajos. En medio de esta tendencia, las aseguradoras están viendo como una parte de sus beneficios está en juego por los bajos cupones que abona la renta fija.
Según los cálculos de JP Morgan, el sector podría perder el 7,5% de su beneficio a 5 años. "El riesgo que supone para los balances es modesto y una preocupación menor con respecto a lo que supondría un deterioro del crédito. Pero crea un viento en contra en las ganancias que irá emergiendo de manera gradual", inciden desde el banco norteamericano.
Algunas compañías de la industria ya han comentado las dificultades que encuentran para poder invertir ante los bajos tipos -o incluso negativos- que ofrece la deuda. El consejero de Allianz y el CFO de Talanx han declarado a la prensa alemana que el Bund no es una inversión viable en este momento. Asimismo, el economista jefe de la asociación de aseguradoras del país aseguro que "difícilmente alguna firma alemana está comprando Bunds" y que "cuanto más bajan los tipos más atractivo es guardar el dinero en cajas de seguridad".

Según los cálculos de UBS, las aseguradoras están reinvirtiendo entre 50 y 150 puntos básicos por debajo de los cupones que reciben de su cartera de deuda, lo que implica un impacto de entre el 1 y el 5% al año y del 2% de media. "La presión de las bajas rentabilidades se deja notar más rápido en las compañías de no vida porque la duración de su porfolio es más corta (de entre 2 y 4 años) frente a las de vida (de entre 7 y 12 años). En cualquier caso, el impacto global es normalmente más grande para las segundas a lo largo de la vida de su porfolio porque tienen un apalancamiento inversor más grande", reflexionan en UBS.
Por compañías, Beazley sería la más afectada a 5 años, con un 13,5% de su beneficio en juego. Le seguiría Sampo con un 12,7%. Por su parte, Hannover, Axa y Aegon sufrirían recortes del entorno del 12%.
En el caso de Mapfre el impacto calculado por el banco norteamericano es del 7,2%, ligeramente por debajo de la media del sector. Según los datos de la entidad, el rendimiento de las inversiones que tiene actualmente en cartera Mapfre es del 2%, frente al 0,7% al que está reinvirtiendo los vencimientos.
Otro de los problemas que afrontan las aseguradoras por los bajos tipos es el cálculo de su solvencia. Con la normativa de Solvencia II -que entró en vigor en enero de 2016- se calcula la cantidad de recursos que debe tener cada firma para enfrentarse a sucesos negativos que le puedan ocurrir. Con esta regulación las aseguradoras tienen que actualizar la valoración de sus activos y sus pasivos a precio de mercado. Como la parte de renta fija de los activos solo supone una fracción del pasivo el resultado es que sube más el valor de los segundos que el de los primeros, empeorando esta ratio. Además, la duración es más larga en los segundos, lo que hace que sean más sensibles a los tipos de interés y, ante bajadas de estos, suba más su valor.
En el caso de Mapfre el impacto de los bajos tipos en el beneficio sería del 7,2%, ligeramente por debajo de la media del sector
En el primer trimestre del año esta ratio se situó en el 197% de media -lo que implica que tendrían casi el doble de los recursos que necesitarían para cubrir imprevistos-, 7 puntos porcentuales por debajo del nivel en el que arrancaron el año, según UBS. De acuerdo con los cálculos de JP Morgan, una caída de 100 puntos básicos de los tipos de interés implica un retroceso de 17 puntos porcentuales en la ratio de solvencia. Mientras, un aumento de 100 puntos básicos en el diferencial de la deuda corporativa frente a la soberana implicaría un recorte adicional de 9 puntos porcentuales. El golpe es superior en el caso de las aseguradoras de vida, ya que típicamente la duración de sus activos y sus pasivos es más elevada que las de no vida.
"Durante la primera mitad del año, los tipos caían pero el sector se comportaba bien. Sin embargo, eso cambio en la segunda mitad del año, lo que principalmente se debe al hecho a que se perdió el soporte del diferencial de crédito [dejó de estrecharse] y los tipos seguían retrocediendo", reflexionan desde JP Morgan. Hasta inicios de julio el sector se apuntaba una subida que rozaba el 20%, aventajando en casi 4 puntos porcentuales al mercado. Desde entonces, la industria se ha ido quedando rezagada y se apunta un alza del 16% en el año, en línea con la revalorización del Stoxx 600.
Un dividendo del 5,4%
Uno de los grandes atractivos que ofrece la industria al inversor es su elevada rentabilidad por dividendo. De cara a los próximos 12 meses el rendimiento de la retribución del sector alcanza el 5,4%. "Los dividendos son especialmente elevados actualmente y están respaldados por unos buenos niveles de generación de caja y unas ratio de capital solventes. Además, es probable que esta rentabilidad se vea complementada con recompras de acciones adicionales en algunas empresas", explican desde Credit Suisse. Los pagos más rentables de cara a los próximos 12 meses son los de Aviva, para los que se espera un rendimiento de más del 8%. Le sigue la retribución de Sampo, que ofrece un interés del 7,9%.