
Santander ha encajado el golpe del Brexit sin deterioro ni en la recomendación de compra que el conjunto de analistas que sigue su cotización emite sobre sus acciones ni en el precio objetivo que este mismo consenso fija de media -situado ahora en los 4,75 euros, hasta donde los títulos del banco cuentan con un potencial alcista de cerca del 30 por ciento-.
Hasta ocho expertos de distintas firmas de inversión han reiterado su confianza en la entidad que preside Ana Botín desde que el martes al cierre de la sesión de Wall Street comunicara un impacto de 1.500 millones de euros en su filial británica por la incertidumbre económica provocada por el Brexit y por un cambio regulatorio que le obliga a separar el negocio de banca minorista del de banca de inversión.
En el comunicado publicado esa noche, Santander informó de que provisionará esta cantidad y de que tendrá impacto en el beneficio atribuido, "aunque no afectará al resultado ordinario del grupo ni al valor contable tangible por acción", detalló. En la misma nota, aprobó el primer dividendo a cargo de los resultados de 2019.
La reacción del mercado no fue negativa. Las acciones del banco subieron un 0,39 por ciento el miércoles en el parqué de Madrid y los analistas que han revisado la recomendación que hacen sobre ellas no la han variado, manteniendo también la valoración en casi todos los casos. La nota (ligeramente) discordante la pusieron los analistas de Oddo, al recortar el precio objetivo a 5,10 euros por acción, desde los 5,50 euros que le daban antes. En las jornadas previas al anuncio del martes, JP Morgan siguió el mismo camino y redujó la valoración de los títulos de la entidad desde los 5 euros a los 4,9 euros, aunque mantuvo la recomendación de comprarlos.
Sobre el dividendo, Santander mantendrá el payout (porcentaje del beneficio que se reparte a los accionistas) prometido para el ejercicio 2019, que oscila entre el 40 y el 50 por ciento. No obstante, el grupo que encabeza Ana Botín se verá obligado a realizar ajustes para compensar los menores beneficios. Para ello, Banco Santander se guarda un as en la manga: la vuelta al reparto del dividendo en acciones (scrip en la jerga del mercado).
De momento, confirmó el pago del primer dividendo en efectivo, de 0,10 céntimos por acción, a cargo de los resultados de este año. El cambio podría producirse en el segundo reparto a cargo de las cuentas de 2019 que, según fuentes cercanas a la entidad, podría ser un híbrido entre un reparto en efectivo y en acciones. Este cambio de modalidad supone un alivio para las cuentas porque el banco mantendría a resguardo el importe a abonar a los accionistas, una práctica que el sector financiero ha efectuado durante toda la crisis. Además, al retener ese capital y a la par ampliarlo para poder repartir esas acciones entre los inversores, refuerza sus niveles de solvencia.
El consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, ya abrió la puerta en febrero de 2019 a la posibilidad de guardarse la opción de retomar el scrip. No obstante, en sus últimas participaciones en público, había defendido que mantenían la retribución a los accionistas anunciada. De hecho, Álvarez ha sido en los últimos meses uno de los ejecutivos bancarios más contundentes contra las recomendaciones del Banco de España a las entidades de volver al dividendo en acciones para tener capacidad para reforzar su solvencia.
Un importante descuento
La previsión de beneficio neto del consenso de mercado que reúne FactSet para Banco Santander ha caído un 8 por ciento de cara a este 2019 y un 10 por ciento con vista a 2020 desde el primero de enero. Este recorte es generalizado en todo el sector por el exigente escenario de tipos de interés en mínimos históricos, por la desaceleración del crecimiento económico, por la elevada competencia y, en el caso de bancos internacionalizados como el que preside Botín, por incertidumbres como el Brexit.
Tras este recorte y después de caer un cerca de un 50 por ciento en bolsa en los últimos cinco años naturales y un 20 por ciento desde los máximos de este ejercicio, los 4,62 euros que conquistó a mediados de abril, las acciones de Santander cotizan a un PER (número de veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción) de 7,3 veces, lo que supone un descuento de alrededor del 20 por ciento respecto al múltiplo de ganancias medio de la última década.
La firma de inversión de JP Morgan admite que esta "valoración es atractiva" y destaca la mayor diversificación geográfica del negocio de Santander respecto a otros bancos, con "el 45 por ciento de las ganancias obtenidas en Latinoamérica en 2018". Sobre todo, incide en "el potencial de Brasil". Y, por último, apunta que la entidad se verá favorecida por el repunte del euribor.