
Con la banca de la eurozona moviéndose al son de las expectativas sobre el próximo movimiento del Banco Central Europeo, el sector afronta la reunión de la entidad cotizando a múltiplos históricamente bajos a pesar del rebote del 14% que se ha anotado desde mínimos. El Euro Stoxx Banks cotiza a 7,7 veces sus beneficios de los próximos 12 meses, lo que supone una rebaja del 44% frente a las 13,7 veces a las que lo hace el EuroStoxx y la mayor desde que existen datos. Por su parte, los bancos del Ibex cotizan aún más baratos, a 7,3 veces sus ganancias.
En precio sobre valor en libros el descuento alcanza el 64% y también es el más alto de la serie histórica al cotizar a 0,5 veces su valor contable, frente a las casi 1,5 veces del índice de referencia de la eurozona.
Con el sector pidiendo a gritos una subida de tipos simplemente para poder mantener sus niveles de rentabilidad, se ha encontrado con que -contra todo pronóstico hace solo unos meses- el próximo movimiento del BCE sea, con toda probabilidad, otro tijeretazo en el precio del dinero.
Otro recorte de tipos implicaría nuevos recortes en las estimaciones para la industria, aunque se podría implantar alguna medida que limite el daño
Sobre el papel implicaría nuevos recortes en las estimaciones para la industria, si bien se especula con la posibilidad de que intente implantar alguna medida que limite el daño.
Lo que está por venir
Uno de los problemas que afrontan los inversores para saber si estamos ante una oportunidad en la banca o si lo que está poniendo en precio el mercado es un descalabro aún mayor para la industria es conocer los planes del BCE para poder dar visibilidad a los resultados que obtendrán. Tomando como ejemplo la última vez que el banco bajó los tipos en 20 puntos básicos -entre diciembre de 2015 y marzo de 2016-, las estimaciones de beneficio para 2017 tuvieron que ajustarse un 30 % para igualarse con los resultados de ese año. Mientras, desde que en junio se empezó a vislumbrar un posible recorte de tipos, las expectativas de beneficio de 2020 apenas han retrocedido el 5%, lo que hace intuir que hay margen para mayores rebajas.
"Las caídas que ha habido en bolsa desde que se pusieron en precio los recortes de tipos han superado a las de las expectativas de beneficio, lo que ha supuesto un abaratamiento. Aunque continuamos viendo potencial al alza en el sector, pensamos que el momentum negativo de beneficios y las amenazas macro y políticas hacen improbable que se produzca un catalizador que haga cristalizar valor", inciden en RBC.
De hecho, los últimos movimientos del BCE han provocado que los planes estratégicos de todo el sector hayan quedado en papel mojado. En los últimos meses Société Générale, BNP Paribas o Commerzbank han remodelado sus hojas de ruta mientras otros como Bankia han reconocido que no cumplirán con la suya, solo un aperitivo de lo que viene por delante.

"En el último ciclo de planes, ningún banco habría asumido que los tipos durante la duración del mismo se quedarían por debajo del nivel actual. Y los próximos meses serán claves por la respuesta que den. Para nosotros hay dos grupos. Aquellos que aceptarán la situación y cambiarán y los que no se pueden permitir cambiar. Estos últimos son una trampa de valor", avisan en Bank of America Merrill Lynch. En la entidad ven tres requisitos para que el sector solucione sus problemas: unos tipos más altos, una regulación estable y que se complete la regulación bancaria, pero avisan: "Ninguno está en el horizonte".
Sin rentabilidad
El principal problema que afrontan los bancos es la falta de rentabilidad. Durante los últimos años el objetivo que casi todo el sector se había fijado era alcanzar una rentabilidad sobre el capital (ROE) del 10%, una meta que en el futuro que dibujan los inversores parece difícil de alcanzar. Los analistas esperan que esta ratio se sitúe en el 6,9%, por debajo del 7% logrado en 2018.
De hecho, hay quien cree que el recorte en rentabilidad puede ser aún mayor ante las rebajas de beneficios que están por venir, ya que consideran que los tipos bajos tienen un efecto cada vez más pernicioso. De acuerdo con los cálculos de Goldman Sachs, un recorte de 20 puntos básicos en la tasa de depósito implicaría borrar 0,6 puntos porcentuales del ROE del sector.
"Esperamos que las revisiones de beneficios continúen siendo negativas en el corto plazo y que las dinámicas de la cifra de negocio sean complicadas. Probablemente veamos actualizaciones de los planes estratégicos. Los bancos aclararán cuáles son los vientos en contra que afronta el sector y se anunciará que se usará más capital en esfuerzos de reestructuración", reflexionan desde UBS. El entorno de tipos afecta por una doble vía a la salud del sector bancario. Además de que su libro de préstamos tendrá unos intereses más bajos, las entidades durante estos años han obtenido importantes ganancias mediante su cartera de renta fija, bien sea gracias a las ganancias por precio o a cupones mucho más elevados que los actuales. A medida que esos bonos van venciendo los intereses que ofrecen las nuevas emisiones son mucho más bajos y cada vez hay menor margen por precio, lo que golpeará el beneficio.
Sin visibilidad para el IRPH de la banca
A los problemas que afronta todo el sector en la eurozona, en España se une la incertidumbre que supone el caso de las hipotecas de IRPH, que, a tenor de los acontecimientos, seguirá coleando durante un tiempo, limitando la visibilidad sobre los beneficios de la industria. "Se esperaba que la opinión inicial del Tribunal de Justicia de la UE diese claridad a un riesgo clave para la banca, pero parece que ha traído más preguntas que respuestas", señalan en Berenberg.
"Puede que se resuelva caso por caso, lo que podría alargarse durante un tiempo considerable", avisan desde la entidad. En todo caso, habrá que esperar a la resolución definitiva de la justicia europea, que llegará a finales de este año o inicios del 2020.