
Esta semana tiene lugar una de las reuniones más importantes del Banco Central Europeo (BCE) en los últimos años. Los expertos y los mercados descuentan que el organismo va a recortar los tipos de interés por primera vez desde 2016, un movimiento que podría venir acompañado por la confirmación de un nuevo programa de compras de deuda por parte del organismo. Sin embargo, esta última medida no será fácil de implementar: el organismo debe decidir cuánto y cómo comprará deuda europea y existe la posibilidad de que se vea obligado a cambiar sus propias normas ya que, tal y como están establecidas actualmente, pueden causar problemas al BCE a la hora de encontrar deuda que cumpla con sus exigencias.
Una de las opciones que ha sonado con más fuerza en las últimas semanas es que el organismo se permita empezar a comprar deuda de bancos, algo que hasta ahora ha estado vetado. Sin embargo, en los últimos días han surgido varias voces que descartan esta posibilidad.
Las opciones de Draghi
"El BCE está muy cerca de alcanzar los límites que se auto impone para comprar deuda de algunos países, como Alemania, Holanda, Finlandia y Portugal", explican desde Nomura, quienes avisan de que "recuperar el programa de compras probablemente vendrá acompañado de un incremento en los límites que puede comprar el organismo".
Además de la compra de bonos de bancos, entre las medidas que están barajando los expertos se encuentran: que se permita comprar más del 33% de la deuda total de un solo emisor; que se elimine la regla del capital, que obliga a comprar deuda en una proporción similar al tamaño de sus economías; que se centre más en comprar deuda corporativa frente a la soberana, que ha sido protagonista en el QE de los últimos años; que se permita comprar bonos sin grado de inversión, u otro tipo de activos, como renta variable como el Banco de Japón, a través de ETFS (fondos cotizados).
Un exceso de generosidad
Gilles Möec, economista jefe del grupo Axa IM, cree que la banca ya tendrá suficiente ayuda con las operaciones de refinanciación (TLTRO): "Comprar deuda bancaria tendría sentido, pero esta medida supondría un exceso de generosidad, tras las TLTRO", señala. El escenario base de la aseguradora francesa contempla que el organismo hará "un pequeño QE", con el que no comprará tanta cantidad de deuda como para verse obligado a cambiar sus normas, ya que compraría "entre 25.000 y 30.000 millones al mes durante seis meses", explican. Sin embargo, no descarta por completo "la posibilidad de que no se implemente ningún tipo de QE. Es un riesgo tangible", señalan.
Desde la agencia de calificación europea Scope también descartan que el BCE termine comprando deuda de la banca, ya que consideran que comprar este tipo de activos supone "un conflicto de interés", ya que se trata de "la institución encargada de avisar de que un banco está cerca de colapsar", explican. Además, la agencia europea considera que "los bancos no lo necesitan, ya que, si quieren más financiación, pueden acudir a las operaciones de refinanciación", una opinión en la que coinciden con la aseguradora francesa.