
La modificación de la taxonomía que plantea Bruselas para considerar como verde a la nuclear y el programa de reactores avanzados con el que EEUU pretende combatir el cambio climático han devuelto al uranio y a las compañías del sector al foco. EDF, NexGen y Paladin, se sitúan por potencial y recomendación, como las mejor posicionadas para beneficiarse de estos posibles cambios
Nuclear y renovable pueden parecer conceptos antagónicos, y la propuesta de la Comisión Europea de incluir a la primera en los mecanismos de taxonomía (la legislación para la financiación sostenible) está generando una gran controversia. Por un lado, están los expertos que defienden que etiquetar así esta tecnología pone a prueba la credibilidad del modelo europeo de inversiones sostenibles y, por otro, los que creen que bien utilizada, su tecnología libre de emisiones de efecto invernadero puede acelerar la transición para cumplir con los objetivos de descarbonización.
"La taxonomía es la piedra angular de todo el Plan de Acción en Finanzas Sostenibles y es de vital importancia que salga adelante. Dada la situación, tal vez merezca la pena repensar la naturaleza de la taxonomía ambiental de la UE y pasar de calificarla de verde a de transición", afirma Andrea González, subdirectora de Spainsif. "Ahora toca dedicar los esfuerzos a buscar soluciones; tratando de alcanzar unos términos y tiempos de inclusión de ambas fuentes energéticas que sean estrictos y transparentes con el inversor final", agrega la experta.
Spainsf: "Tal vez merezca la pena repensar la naturaleza de la taxonomía ambiental de la UE y pasar de calificarla de verde a de transición"
Más escéptico se muestra Jean-Philippe Desmartin, responsable del equipo de IR en Edmond de Rothschild AM, quien opina que la energía nuclear no se incluirá sistemáticamente en las carteras ESG."Los gestores y las convicciones de los clientes desempeñarán un papel fundamental a la hora de decidir si la incluyen o no", arguye.
Desmartin señala que dependiendo del resultado de los debates a nivel europeo, la introducción de la energía nuclear en la taxonomía facilitará potencialmente el acceso a la financiación privada para los activos actuales y los proyectos futuros. "En la práctica, país por país, la posición de los inversores podría diferir considerablemente (franceses y finlandeses frente a alemanes y austríacos), por citar algunos ejemplos", destaca.
Edmond de Rothschild: "En la práctica, país por país, la posición de los inversores podría diferir considerablemente"
"Cualquiera que sea el resultado de la regulación de la taxonomía, esperamos que se llega a una situación en la que las gestoras de activos podrían informar de un porcentaje de alineación de la taxonomía en dos niveles -uno sin y otro con la contribución del gas y la energía nuclear- sólo para seguir siendo transparentes hacia sus clientes y dejarles optar por su preferencia sobre lo que es verde. Esto también es crucial para no socavar la confianza en todo el concepto de divulgación del SFDR", recuerda Matthias Fawer, analista de evaluación de impacto de Vontovel.
El regreso de la nuclear como tesis de inversión viene avalado por la buena recomendación que lucen estos valores, su potencial y porque estas firmas también están girando hacia las renovables. "Seguimos buscando inversiones en empresas eléctricas que presenten una estrategia de transición responsable. En nuestra opinión, esto consiste en canalizar la mayor parte de las inversiones (capex) hacia nuevas capacidades renovables mientras se mantienen operativas las centrales eléctricas convencionales (principalmente de gas y nucleares, desplazando en primer lugar a las de carbón) como reserva esencial de apoyo mientras sea necesario para una región determinada", asegura el analista de Vontovel.
Entre las grandes cotizadas domina el liderazgo de las estadounidenses Duke, Dominion Energy y Exxon. "Vemos a Dominion como la mejor utility de su categoría, con atractivos planes de crecimiento ESG (8.000 millones de dólares basados en la energía eólica marina)", destacan JP Morgan.
Con todo, son la utility Electricité de France (EdF), la extractora NexGen y la productora Paladin Energy las preferidas del consenso, con sendas recomendaciones de compra y potenciales entre un 36% y un 73% a 12 meses vista.
La primera no necesita presentación. EDF, con un valor bursátil de 28.400 millones de euros, como la europea de más tamaño. La participada por el Estado francés adquirió en 2015 al gigante nuclear Areva y es una de las que más podría beneficiarse del boom nuclear. Con todo, sus títulos se desplomaron este viernes un 16% que ha devuelto su saldo anual a terreno negativo tras reducir sus perspectivas de beneficio para 2022 por el fuerte impacto de las nuevas medidas del gobierno galo para frenar los precios de la energía y anunció que los problemas técnicos (que ya afectaban a cuatro de sus reactores nucleares) le habían obligado a prolongar la parada en un quinto emplazamiento. Desde Bloomberg Intelligence citan entre los riesgos a largo plazo "los retrasos en la construcción nuclear y los sobrecostes, la apertura de concesiones hidroeléctricas rentables y una mayor competencia en el suministro eléctrico". Una caída que ha abaratado a sus títulos hasta las 6 veces, lo que brinda un descuento frente a sus comparables del 68%.
En cuanto a NexGen, capitaliza poco menos de 2.000 millones, su cartera de proyectos de alto impacto en la cuenca de Athabasca en Saskatchewan (Canadá), el mayor distrito de uranio altamente enriquecido del mundo, la sitúan como un valor estratégico.
Catalizadores
Con el debate de fondo, el sector ha vuelto al foco tras años de ostracismo al que les relegó el desastre de Fukushima en 2011. Y catalizadores no faltan. Si el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, cifra en medio billón de euros la inversión en nuevos reactores atómicos de aquí 2050, el Programa de Demostración de Reactores Avanzados del Departamento de Energía de EEUU "muestra que la nuclear se está convirtiendo en un contendiente más prominente de la energía limpia en la transición", recuerda Jefferies. Esta corriente cuenta con dos padrinos de excepción: Bill Gates y Warren Buffet están construyendo un nuevo reactor con el que pretenden cambiar las reglas del juego de la industria energética.