Internacional

Maduro anuncia una devaluación del 70% y pide celebrar "las Navidades más bellas y más bailadas"

  • Repartirá 200 gramos de alimentos navideños a 20 millones de personas
  • Sube la gasolina a una tarifa plana de 0,003 euros por repostaje
Nicolás Maduro anuncia juguetes que venderá baratos a algunos ciudadanos. Foto: Reuters.

Poco más de tres meses han aguantado las reformas del "paquetazo rojo" implantado por Nicolás Maduro para intentar frenar la profunda crisis económica que tiene sumida a Venezuela en la hiperinflación desde hace un año. La gravísima situación económica y social del país ha empujado al líder chavista a presentar nuevas medidas para intentar frenar la catástrofe que sufre el país. Pero el mandatario parece haberse quedado sin más cartas debajo de la manga: lo único que anunció el jueves por la noche fue una serie de devaluaciones y nuevos aumentos en el salario mínimo, en un nuevo intento de cubrir la inflación acumulada desde la subida del 20 de agosto que, una vez más, se queda corto. Aunque, pese a ello, espera que "estas sean las navidades más bellas y más bailadas que hayamos conocido en estos últimos seis años".

En concreto, el salario mínimo subirá un 150%, de 1.800 a 4.500 bolívares, la sexta alza del año. El problema es que en agosto los 1.800 bolívares equivalían a 30 dólares, mientras que los 4.500 de este viernes apenas se cambian por 9 dólares. En otras palabras, los sueldos perderán un 70% de poder adquisitivo con las medidas anunciadas por el sucesor de Hugo Chávez. Por comparar, la cesta de la compra mensual básica asciende a más de 52.000 bolívares al mes.

El petro tiene un valor de referencia de 150 dólares, pero solo les ofrecerá 104 a los que intenten cambiarlo a divisas

Aun así, Maduro fue honesto a la hora de describir su plan económico: "Lo que estamos haciendo no está en ningún manual de Economía", reconoció. A continuación, para demostrarlo, anunció nuevos cambios en el funcionamiento del petro, la criptomoneda fantasma que debía servir para esquivar las sanciones financieras impuestas por Estados Unidos y que solo posee una escasa élite de personas que manejan divisas, ya que solo se puede comprar con bolívares en una ventanilla de una oficina gubernamental en Caracas.

Desde hace unas semanas, el tipo de cambio del petro fantasma había entrado en una situación algo esquizofrénica: la pseudomoneda tenía dos valores diferentes respecto al dólar de forma simultánea. De hecho, ambos valores aparecían en la misma página del Banco Central de Venezuela (BCV). En su anuncio, Maduro decidió hacer oficial este inexplicable desdoblamiento: "Determinamos que el Petro funciona en dos modalidades: una como moneda de cuenta con un valor fijo en 9.000 bolívares que se usa de calculo para salario y pensiones, y otra variable que se ajusta con el valor que resulta de cada subasta de dólares".

Esto significa que el Gobierno asegura que los petros que se usan para fijar los salarios de los ciudadanos (uno equivale a dos salarios mínimos) tendrán un valor imaginario de 150 dólares como referencia, pero solo les ofrecerá 104 a los que intenten cambiarlos a divisas por el mercado oficial de cambios (y solo 18 dólares para los que lo hagan por el mercado paralelo). En otras palabras, ni Maduro se cree el valor que dice que su criptomoneda fantasma tiene.

Además, teóricamente, el petro iba a tener un valor estable, fijado en torno a una cesta de materias primas como el oro, el petróleo o el hierro. Pero ahora se ha revelado como una ficha más a merced de Maduro. En apenas un día, la pseudomoneda pasó de valer 60 dólares a 150 por decisión de su presidente, lo que demuestra que ni tiene valor intrínseco, ni ninguna fiabilidad: igual que sube de valor por orden del presidente, puede perderlo en cualquier momento. Los ganadores, eso sí, son los altos cargos del Gobierno que compraron certificados de petros por 60 dólares y que ahora han visto crecer su inversión un 150% por decisión de Maduro.

Mientras tanto, el Gobierno sigue dejando de lado los enormes agujeros por los que se desangra el país: aunque reconoció la caída del precio del petróleo, no anunció medidas para recuperar la producción en PDVSA, que sigue en proceso de descomposición. Tampoco anunció medidas para frenar la fuga de empresas ante la falta de materias primas. Aunque sí subió el precio de la gasolina de forma encubierta: eliminando todos los billetes de valor inferior a 2 bolívares. Ya que la gasolina es gratis y solo hay que dar propina a los operadores, el coste de llenar el depósito de un coche (o de un avión pequeño) pasa a ser de esa cifra, 2 bolívares, que equivalen a 3 milésimas de euro.

Regalos de "San Nicolás"

Pero no todo fueron malas noticias: sin ofrecer ningún tipo de datos, Maduro aseguró que "la inflación se está desacelerando por debajo de las proyecciones del FMI" y que "hay buenas noticias en las proyecciones para el año que viene" (los datos del Parlamento calculan una inflación del 25% solo la semana pasada).

Dado que los datos van tan bien, el presidente se autoproclamó "San Nicolás" y anunció "regalos", con cargo al presupuesto estatal, para que los venezolanos celebren "las Navidades más bailadas". Así, ordenó entregar 2.000 bolívares a todas las personas registradas en el "Carné de la Patria", el mecanismo de control ciudadano que gestiona su partido, en el que se recogen cuántas personas viven en cada vivienda, si tienen coche, en qué trabajan o si han votado, entre muchos otros datos de cada persona. Y a los pensionistas les prometió una paga extra "en petros", que podrán "cambian en bolívares, ahorrarlo o convertirlo en divisa convertible".

Además, anunció que los que estén registrados en el Carné -entre 15 y 20 millones de personas- podrán solicitar "15 millones de juguetes, 35 millones de piezas de ropa y calzado, 20 millones de kilos de cerdo y 3,75 millones de kilos de alimentos navideños" a precios baratos. En otras palabras, y redondeando, tocarán a un juguete, un par de piezas de ropa, un kilo de cerdo y 200 gramos de comida navideña por persona.

Dado el extraordinario déficit público del país -superior al 10%, según las estimaciones del Banco Mundial-, el hundimiento del PIB, digno de un país en guerra -de un 15% el año pasado, según datos del BCV filtrados a Bloomberg- y la imposibilidad de cubrir esas deudas emitiendo bonos -Venezuela lleva ya un año en default-, estos "regalos" se cubrirán con dinero nuevo emitido por el BCV. Esto, sumado a las subidas de sueldos, debería acelerar aún más la espiral inflacionaria. O, al menos, eso dicen los manuales de Economía, esos en los que no aparecen los planes de Maduro.

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