El plazo del ultimátum se acaba. Este viernes, la dirección de la Cámara de Representantes de EEUU anunciará el inicio de un nuevo proceso de 'impeachment' contra el presidente saliente, Donald Trump. Una decisión que no aspira tanto a conseguir la destitución del mandatario, ya que, al contrario que la aplicación de la 25ª Enmienda, el proceso requerirá de días de trámite y podrá ser frenado en el Senado si la mayoría republicana saliente opta por ralentizarlo al máximo. Su objetivo, más bien, es evitar un autoindulto del mandatario en sus últimos días y, si sale adelante, aunque sea tras su marcha de la Casa Blanca, inhabilitarlo de por vida.
Según la Constitución, el presidente tiene el poder de conceder indultos salvo "en casos de delitos 'impeachables'", por lo que los cargos que presente la Cámara Baja pasarán a ser inindultables. Se espera que la imputación sea por sedición, por alentar y apoyar a la turba de radicales que asaltó el Congreso el pasado miércoles en un intento de golpe de Estado, y es posible que se incluya la llamada en la que Trump pidió a las autoridades de Georgia que "encontraran" votos a su favor, por incitación al fraude electoral. La vicepresidenta de la Cámara, Katherine Clark, ha dicho que la votación podría ser "a mediados de la próxima semana". Antes quieren hablar con el próximo presidente, Joe Biden, para asegurarse de que "todos estamos de acuerdo"..
La presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, ya advirtió ayer de que optarían por esta solución si el vicepresidente, Mike Pence, no aplicaba la 25ª Enmienda, que permite que una mayoría del Consejo de Ministros destituya al mandatario por "incapacidad para desempeñar sus funciones" a propuesta del vicepresidente. Por el momento, la líder del Congreso ha hablado esta tarde con el presidente del Estado Mayor de la Defensa de EEUU, el general Mark Milley, para que le garantice que no aceptará una orden de Trump para lanzar bombas atómicas sin consultarlo antes con otros ministros. Pero la larga lista de dimisiones registradas en los últimos días -la última, la de la ministra de Educación, Betsy DeVos- hace cada vez más difícil lograr esa mayoría para destituirle, si es que Pence estuviera dispuesto a proponerlo siquiera.
Lo más destacable es que, al contrario que hace un año, cuando Trump ya fue imputado por la llamada al presidente de Ucrania en la que le pedía inventar acusaciones de corrupción contra la familia de Biden, esta vez los republicanos no han salido en tromba a apoyarle. Más bien al contrario: en los últimos días se suceden las críticas y condenas, ya sean directas o por la boca pequeña, sin referirse directamente a él sino a "los que han alentado las protestas" que acabaron con el asalto al Capitolio y que dejaron al menos cinco muertos. El último, un agente de policía al que los 'trumpistas' atacaron con un extintor y por el que Pelosi ha ordenado que las banderas del Congreso ondeen a media asta.
Dispuestos a escuchar
La situación es tan oscura en el grupo republicano, que intenta distanciarse a toda prisa del que ha sido su líder en los últimos cuatro años, que numerosos diputados y senadores han dicho estar abiertos a "escuchar" las acusaciones presentadas por los demócratas. George Conway, marido de la consejera de Trump Kelyanne Conway, dice que cree tener "suficientes senadores republicanos" dispuestos a condenar a Trump (harían falta 19), y el New York Times informa de que fuentes del Senado aseguran que "hay más republicanos a favor de condenarle de los que se cree".
El asalto de estos días ha dejado a Trump en una posición legal muy delicada. De ahí que el presidente mandara un mensaje dictado en el que, por primera vez, aceptó que Biden será el próximo presidente, y prometió un "traspaso ordenado" de poderes. Aun así, no estará en la toma de posesión, como confirmó en un tuit.
To all of those who have asked, I will not be going to the Inauguration on January 20th.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 8, 2021
Este mismo viernes, el abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, ha dicho que está dispuesto a dimitir, según informa la cadena CNN, tras sentirse "ignorado" por el presidente en los últimos meses. En ese tiempo, Trump apostó por un equipo legal de tercera para tratar de revertir en los tribunales su fracaso en las urnas, y que le llevó a sufrir 62 derrotas judiciales en apenas dos meses, a caso perdido por día de media. La apertura del 'impeachment' sería aún más grave para su futuro, ya que le dejaría vulnerable a un juicio penal ordinario por sedición y presiones a funcionarios, además de la denuncia de fraude fiscal que pende sobre él en Nueva York y de la que no puede indultarse, al ser un caso estatal.
Sin embargo, la posibilidad que más puede atraer a los republicanos es la de inhabilitarle de por vida, aunque no sea condenado a tiempo para perder su cargo de presidente. Pasado el día 20, cuando Biden tome posesión, si el 'impeachment' sigue aún en marcha, la pregunta será solo si terminar con su carrera política. Y en ese caso, sí sería probable que algunos republicanos opten por condenarle, para distanciarse de la violencia del día 6 y eliminar a un potencial rival de cara a las elecciones de 20204. Todas las cartas están sobre la mesa.