El vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, ha amenazado formalmente con tomar acciones legales contra el Gobierno de Reino Unido, capitaneado por Boris Johnson, ante sus planes de votar en el Parlamento británico un proyecto de ley cuya aprobación supondría violar el Tratado de Salida de la UE que ambas partes firmaron hace apenas ocho meses.
El Ejecutivo británico presentó ayer un proyecto de ley sobre la situación de Irlanda del Norte que supone la ruptura del tratado firmado con Bruselas de forma unilateral.
Tras una reunión de emergencia en Bruselas para tratar la situación, la postura europea fue clara. "La UE no acepta la teoría de que el objetivo de este proyecto de ley busca proteger los acuerdos de paz de Viernes Santo. De hecho, pensamos lo contrario", dijo Sefcovic. "Al presentar esta ley, el Gobierno británico ha dañado la confianza entre Reino Unido y la UE. Ahora es su obligación recomponerla". Pero, si no da marcha atrás, recuerda, "el tratado incluye mecanismos y remedios legales para castigar las violaciones de las obligaciones que impone el texto, y la UE no tendrá miedo de utilizarlas", sentenció.
Este órdago de Londres se produce en plena cuenta atrás para que alcance con Bruselas un acuerdo que suponga la salida definitiva del Reino Unido de la UE (proceso conocido como Brexit) de forma ordenada el 31 de diciembre, cuando finaliza el periodo de transición. Con este movimiento, cualquier negociación queda congelada. Esta misma tarde, en un encuentro para hablar sobre la situación de Irán, el ministro de Exteriores francés, Jean Yves le-Drian, hizo un aparte para protestar oficialmente a su homólogo británico, Dominic Raab, por el proyecto de ley.
En los últimos días, el Gobierno de Johnson ha elevado el tono contra la Unión Europea. Y las intenciones mostradas ayer por Londres fueron un paso más allá.
La llamada Ley de Mercado Interno que el Gobierno inglés pretende llevar al Parlamento supone, como ya explicó el ministro para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, "la ruptura de leyes internacionales".
El principal objetivo de la norma es dar marcha atrás a los compromisos adquiridos por el Reino Unido respecto a Irlanda del Norte.
Pacta sunt servanda
Por ello, la UE podría pasar a la acción incluso antes de que la controvertida Ley de Mercado Interno fuera aprobada en el Parlamento británico.
El documento publicado por la UE argumenta que varias disposiciones de la polémica norma inglesa son incompatibles con el Tratado de Salida de la UE ya firmado por ambas partes (y aprobado por el Parlamento británico), por lo que se abre la puerta a activar "los recursos legales disponibles" en el propio acuerdo sellado por Londres y Bruselas.
Asimismo, una vez que el periodo de transición llegue a su fin a fines de este año, la Unión Europea también podría activar el mecanismo para resolver controversias recogido también en el propio Tratado de Salida, que podría incluso suponer sanciones económicas para Reino Unido.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya mostró en la tarde del miércoles su preocupación por las intenciones del Gobierno británico. "Violaría el derecho internacional y socavaría la confianza", aseguró en un escueto mensaje de Twitter, que concluyó asegurando que "pacta sunt servanda" ("lo pactado obliga") es igual a "la base de prósperas futuras relaciones [comerciales entre la UE y Reino Unido].
Very concerned about announcements from the British government on its intentions to breach the Withdrawal Agreement. This would break international law and undermines trust. Pacta sunt servanda = the foundation of prosperous future relations.
Ursula von der Leyen (@vonderleyen) September 9, 2020
Unas preocupaciones que se han extendido por todas las instituciones de la UE. Desde la Eurocámara, el Ejecutivo comunitario y el Consejo, los mensajes de advertencia se han sucedido para reivindicar que los acuerdos "deben cumplirse" y que lo contrario supondría una grave pérdida de confianza en Reino Unido como socio para el futuro.
Rebelión en Londres
El proyecto de ley está despertando fuertes rechazos en grandes capas de la política británica. En apenas dos días, tres exlíderes del Partido Conservador -Theresa May, John Major y Michael Howard- han salido a criticar el contenido de una ley que sitúa a Reino Unido en violación flagrante del derecho internacional.
"¿Cómo podemos criticar a China o a Rusia cuando su conducta viola los estándares internacionales si nosotros mostramos tal desprecio por nuestras obligaciones?", preguntó Howard. "Si perdemos nuestra reputación de cumplir nuestras promesas y nuestra palabra, habremos eprdido algo que será imposible de recuperar", dijo Major. Y May, que vivió en sus carnes numerosas rebeliones sobre el Brexit, anunció que no asistiría a la votación, la primera vez en toda su carrera que no obedece las órdenes del partido.
Pese a las rebeliones, es posible que el Gobierno saque adelante su proyecto gracias a su mayoría absoluta de 80 diputados, aunque su previsible margen de victoria será mucho más ajustado. Pero una de las posibilidades que está sobre la mesa es que la Cámara de los Lores, de mayoría europeísta, tumbe el texto, lo que dejaría al Gobierno en una situación muy incómoda. Según la ley británica, un veto de los Lores solo se puede levantar pasado un año, y para entonces el tratado ya habrá entrado en vigor. Si hay algo que el Brexit no para de dar, son nuevos giros caóticos.