Este miércoles, el Gobierno británico presentó lo que es prácticamente un declaración de guerra política contra la Unión Europea. Ocho meses después de la firma del Tratado de Salida de la UE, y en medio de las negociaciones para aprobar un acuerdo comercial entre ambos, el Ejecutivo de Boris Johnson presentó un proyecto de ley sobre la situación de Irlanda del Norte que supone la ruptura del tratado de forma unilateral.
La llamada Ley de Mercado Interno británica incluye, como ya explicó ayer el ministro para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, "la ruptura de leyes internacionales", en concreto el Tratado negociado por el propio Johnson, que fue su principal promesa electoral, que todos los diputados 'Tories' firmaron un documento prometiendo apoyar, y que fue aprobado por este mismo Parlamento.
El objetivo de esta ley es dar marcha atrás a los compromisos adquiridos por el Reino Unido respecto a Irlanda del Norte. El texto negociado por el premier y su entonces homólogo irlandés, Leo Varadkar -ahora viceprimer ministro de la isla-, supone situar a la provincia británica en la órbita europea para evitar así controles fronterizos entre las dos irlandas. Eso implica el establecimiento de fronteras internas dentro del Reino Unido, para asegurarse de que los productos que vayan de Gran Bretaña -Inglaterra, Escocia y Gales- a Irlanda del Norte cumplan con la legislación europea y paguen los aranceles correspondientes.
"Ignorar cualquier ley"
El texto del proyecto permite al Gobierno ignorar el texto del acuerdo que firmaron y retirar los controles que se habían comprometido a implantar, de forma que los productos británicos puedan entrar a Irlanda del Norte sin restricción alguna. Esto obligaría a Irlanda a volver a construir la frontera entre las dos partes de la isla, para evitar que los productos británicos se infiltren en el mercado europeo sin control.
Aun así, lo más fascinante del texto es que, lejos de permitir una violación de la ley "limitada y específica", daría al Gobierno poderes casi absolutos para ignorar la ley. El documento permite a los ministros violar "cualquier legislación, convención o regla de ley europea o doméstica, y cualquier orden, sentencia o decisión de cualquier tribunal". El Gobierno explicó que esta licencia para actuar al margen del derecho solo se aplicaría en lo relativo a Irlanda del Norte, pero este precedente podría dar carta blanca a un primer ministro futuro con menos apego a la democracia para darse poderes absolutos.
El segundo objetivo del Gobierno, además de mantener a Irlanda del Norte dentro de la órbita legal británica, es evitar caer bajo la prohibición europea a las ayudas estatales a empresas, que se aplicaría en esa parte de su territorio y afectaría a cualquier compañía del resto del país que quisiera operar ahí. Uno de los grandes deseos de Dominic Cummings, el asesor aúlico de Johnson, es crear un 'Google británico', para lo que tiene planeado invertir miles de millones de libras en ayudas públicas, y las reglas europeas suponen un obstáculo para él.
Downing Street justificó esta ruptura del acuerdo alegando que el primer ministro lo firmó el año pasado "deprisa" y sin entender exactamente todo lo que aceptaba, porque su obsesión era "hacer el Brexit realidad lo antes posible".
Según explicaron diversos diputados 'brexiteros' a los medios, muchos de ellos solo votaron a favor de un texto que consideraban "apenas tolerable" porque Johnson les prometió que "podríamos modificarlo más tarde, una vez estuviéramos fuera de la UE". El propio premier lo había tachado de "locura" antes de firmarlo, y su predecesora, Theresa May, había descrito esta opción como "inaceptable para cualquier primer ministro". Johnson lo aceptó como única salida, pero ahora ha decidido que ya no lo puede apoyar.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, explicó en un tuit que estaba "preocupada" por la decisión británica de romper la ley internacional, y recordó que eso no ayudará a crear la confianza necesaria para negociar un acuerdo comercial. "Pacta sunt servanda", es decir, "los pactos se cumplen", sentenció.
Very concerned about announcements from the British government on its intentions to breach the Withdrawal Agreement. This would break international law and undermines trust. Pacta sunt servanda = the foundation of prosperous future relations.
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) September 9, 2020
En el terreno, este acuerdo puede situar a Irlanda del Norte en el caos y la inseguridad jurídica más absoluta, dividida entre un Gobierno británico que intenta aplicar sus propias leyes y una UE que insiste en aplicar el tratado firmado entre ambas partes. Las empresas norirlandesas pueden acabar sumidas en una batalla con dos tribunales diferentes exigiéndolas hacer trámites opuestos. Y, en el peor de los casos, el fantasma de la frontera irlandesa puede resurgir tras dos décadas de paz. Eso, si no prefieren pedir un referéndum de anexión.