La hora de la verdad está acercándose para Boris Johnson. Tras haberlo negado durante meses, el Gobierno británico ha confirmado que establecerá tres puntos fronterizos internos para controlar los productos que viajen desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte. De esta forma cumplirá su promesa en el acuerdo del Brexit, por el que se comprometió a controlar que los productos que entren esa provincia cumplan los estándares y paguen los aranceles europeos para que así se pueda mantener abierta la frontera entre las dos Irlandas.
En un documento enviado al Parlamento regional de Irlanda del Norte, Londres confirmó que habrá controles en Belfast, Warrenpoint y Larne, los tres puertos de entrada a Irlanda del Norte para barcos y aviones procedentes del resto del país. Ahí se controlará que los productos cumplan con la legislación europea.
"Trabajaremos con las empresas de Irlanda del Norte y con el Gobierno provincial para asegurarnos de que los nuevos procedimientos administrativos son rápidos y eficientes. El Acuerdo de Salida pone obligaciones legales en ambas partes y nosotros cumpliremos las nuestras, como esperamos que la UE lo haga con las suyas", dijo un portavoz del Gobierno a The Guardian.
Esta decisión es un respiro para Bruselas, que temía que Reino Unido intentara romper las condiciones del acuerdo una vez garantizada su salida de la UE. El negociador comunitario, Michel Barnier, había asegurado que no había "nada que hablar" con Reino Unido si no cumplía con su obligación de instalar controles fronterizos internos en Irlanda del Norte.
Johnson había insistido en que "ningún primer ministro británico" habría aceptado tales condiciones antes de firmarlas, y negó múltiples veces que de verdad fuera a instalar controles fronterizos entre los territorios de su propio país. "Si os piden papeleos, mandádmelos a mí y ordenaré que los archiven en la papelera", dijo el 'premier' en una cena con empresarios norirlandeses el pasado diciembre.
Este giro se produce justo cuando Londres ha abierto negociaciones estables con EEUU para llegar a un acuerdo comercial. El Gobierno está debatiendo hasta dónde llegar con las ofertas en agricultura, una de las principales exigencias estadounidenses pero muy sensible entre los ciudadanos.