Internacional

Argentina va a las urnas con el peronismo de vuelta y la crisis económica en el horizonte

  • Fernández, el claro favorito, asegura que no tocará los dólares de los ahorradores
Cristina y Alberto Fernández, en un mitin de campaña. Foto: Reuters

Electoralmente, los últimos cuatro años van camino de convertirse en una montaña rusa en Argentina. Hace cuatro años parecía casi seguro que el candidato peronista, Daniel Scioli, fuera a suceder a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pero el conservador Mauricio Macri, a la cabeza de una coalición de casi todos los partidos no peronistas, sorprendió al país con una derrota por la mínima en primera vuelta, que se convirtió en un triunfo ajustado en la segunda.

Y hace dos años, en las legislativas de mitad de mandato, Macri parecía invencible: el hombre que había ganado todas las elecciones a las que se había presentado rozó el 40% del voto nacional ante una oposición dividida y sin liderazgos claros. Incluso humilló a Kirchner, relegándola al segundo puesto en su feudo de la provincia de Buenos Aires.

Las elecciones de este domingo parecen haber completado el giro de 360 grados. Macri, debilitado por la grave crisis económica que ha sacudido al país desde su victoria legislativa de 2017, está a punto de perder todo lo que ganó en estos años y devolver el peronismo al poder. Las encuestas prevén un triunfo aplastante de los Fernández: Alberto, exjefe de Gabinete de los Kirchner -parecido a un ministro de la Presidencia en España- entre 2003 y 2008, y la que fuera su jefa, Cristina, que quiere regresar a la Casa Rosada cuatro años después, esta vez como como vicepresidenta. Un cambio de papeles que hace preguntarse quién llevará ahora la voz cantante: si él, considerado como el más moderado de los dos, o ella, cuyas medidas económicas al frente de la presidencia (2007-2015) sentaron las bases de la crisis actual y su recuerdo aún provoca pánico en los mercados.

El FMI, tema clave

La clave de estas elecciones es la misma que ha marcado estos últimos dos años: el recrudecimiento de la crisis económica y la inflación, que llevaron a una fuerte depreciación del peso, lo que obligó a Macri a pedir un préstamo al FMI para tranquilizar a los mercados y defender su moneda.

Si el presidente acabó en esta difícil situación fue por su tímido manejo de la situación que heredó de Kirchner. En 2016, cuando Macri llegó, a la Casa Rosada, la inflación rondaba el 25% anual, las estadísticas oficiales ocultaban el aumento real de precios y las cifras de pobreza, el peso estaba sobrevalorado, la compra de divisas era ilegal, la inversión extranjera apenas existía y las fuertes subvenciones públicas a servicios como el transporte o la electricidad dejaban un déficit de casi 7 puntos del PIB. Una situación terrorífica que Macri intentó arreglar apelando a la confianza en el cambio de gestión y a los ajustes escalonados, en vez de cortar por lo sano.

Sin embargo, su táctica se mostró desastrosa en el largo plazo. Los ajustes fueron a la vez insuficientes para equilibrar las cuntas públicas y frenar la inflación, pero sí bastaron para encender la calle. Y cuando en 2018, el Banco Central arrojó la toalla y admitió que no cumpliría con su objetivo de reducir el aumento de precios al 10% anual, la confianza de los mercados se evaporó y el mandatario no tuvo más remedio que recurrir al ogro de los cuentos argentinos: el FMI, de infausto recuerdo tras los años del corralito a principios de siglo. En total, Macri solicitó 57.100 millones de dólares al organismo internacional, en varias tandas.

En esas circunstancias, el peronismo aprovechó la posibilidad de cerrar sus guerras internas y rearmarse frente a un presidente que, por fin, había mostrado su debilidad. Y Fernández, que había roto con Kirchner en un gran cisma peronista en 2013, regresó con los otros disidentes para volver a hacer tándem con la expresidenta. Por su parte, Kirchner, consciente de su impopularidad, decidió dar un paso atrás y conformarse con la candidatura a vicepresidenta. Una posición que la mantendría cerca del poder y, sobre todo, aforada frente a las numerosas investigaciones por corrupción, blanqueo y otros tantos delitos económicos presuntamente cometidos por su equipo mientras estaba en la Casa Rosada.

La principal promesa de los Fernández es renegociar el crédito del FMI para mejorar sus condiciones. El favorito ha señalado que no pretende cancelarlo sin más, y se ha dedicado a intentar calmar a los mercados, que temen una nueva quita de deuda, en lo que sería el tercer default argentino en dos décadas. También ha animado a los votantes que siguen viendo con recelo a su compañera de candidatura. En su acto de cierre de campaña, Fernández prometió "no tocar los dólares de los ahorradores", aún uno de los mayores traumas del país.

Su deseo es captar para su hipotético nuevo Gobierno a Roberto Lavagna, ministro de Economía entre 2002 y 2005, en los peores momentos del postcorralito, bajo los expresidentes Eduardo Duhalde y el fallecido Néstor Kirchner. Lavagna se presenta a estas elecciones como candidato peronista disidente, con un apoyo de un 10% nacional. Su figura como gestor es una de las más respetadas en su entorno político, y su regreso al ministerio podría calmar algo más a los inversores, pero sigue rechazando las ofertas del favorito.

¿Sí se puede?

Por su parte, Macri se ha atado al espíritu de la remontada, como la que le llevó al poder hace cuatro años pese a sacar solo un 30% en las primarias, y ahora termina sus mítines con un "Sí se puede". En las primarias de este año -básicamente una macroencuesta electoral, con los candidatos que irán a las generales y la obligación de votar para todos los ciudadanos- Macri tuvo un resultado mínimamente mejor, del 31%, pero su problema es que no depende de sí mismo para forzar la segunda vuelta: según la ley argentina, si Fernández -47% en las primarias- obtiene más de un 45% el domingo, será declarado ya vencedor. Por lo tanto, el actual presidente necesita que algunos de los votantes que apoyaron al favorito en el ensayo general de agosto cambien ahora de opinión.

Y la gran carta de Macri es señalar a la reacción de los mercados tras la victoria de los Fernández en la anteprimera vuelta: en cuestión de horas, el peso se hundió de 46 a 57 unidades por dólar, la bolsa perdió un 37% de su valor, la prima de riesgo se disparó a más de 2.000 puntos básicos frente a la deuda de EEUU y el Gobierno se vio obligado a regular de nuevo la compraventa de divisas, como ya hiciera Kirchner durante su mandato, para cortar la fuga de capitales.

Su esperanza es que una victoria milagrosa contra viento y marea confirme que los argentinos apoyan sus recetas

Desde entonces, la tensión no se ha reducido lo más mínimo. El peso ha continuado su derrumbe y cerró el viernes a 64 unidades por dólar, pese a los esfuerzos del Banco Central para mantener el flujo de divisas. Las reservas de moneda extranjera del país han caído en 20.000 millones de dólares, de 66.000 a 46.000, en apenas dos meses.

Apuntando a estos datos, Macri insiste en que la crisis de estos meses no ha sido más que una advertencia, y que una victoria de Fernández solo empeoraría aún más la histeria de los mercados. Su esperanza es que una victoria milagrosa contra viento y marea confirme que los argentinos apoyan sus recetas, por duras que sean, y que eso aporte la confianza necesaria para tranquilizar a los mercados. Y quizá sea así si Macri logra la remontada. Pero pocos confían en un giro tan brusco. La mayoría se pregunta ya cómo será el regreso del peronismo.

comentariosicon-menu2WhatsAppWhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinlinkedin
arrow-comments

Comentarios 2

En esta noticia no se pueden realizar más comentarios

Ariel
A Favor
En Contra

Las Grandes empresas sacaron fuera del pais enormes réditos mientras aplicaban tarifazos de hambre para gente y pymes.

La crisis no está en el horizonte como sostiene el titular.

Una de las peores crisis económicas del país está sobre sus cabezas hace rato y este asno de Macri, empeoró lo que estaba mal y lo que estaba bien lo eliminó.

Arriba Argentina.

Puntuación -1
#1
Incrédulo
A Favor
En Contra

Imaginaros que en España ganan los parásitos de Podemos. Pues eso es lo que gobernará en Argentina con la vuelta del Peronismo de Alberto Fernández y la delincuente de su vicepresidenta.

Puntuación 2
#2