
ACS cuenta con una elevada potencia de fuego para acometer inversiones en los próximos meses y en su hoja de ruta emerge la pretensión de escalar aún más en el capital de su constructora alemana Hochtief, adquirir alguna ingeniería de nicho y firmar más alianzas para potenciar la construcción de infraestructuras de nueva generación, una apuesta que redundará en mayores márgenes, y reforzar su negocio de concesiones a través de Abertis, de la que ostenta el 50%, y de Iridium.
Ahora bien, las perspectivas de capital circulante y el cierre de nuevas desinversiones, especialmente la del 100% de la SH-288, permitirían al grupo retornar a una posición neta positiva. El grupo negocia con su participada Abertis la venta de la vía de peaje texana, cuyo valor rebasaría los 2.000 millones de euros. La intención es cerrar la transacción en el segundo semestre de este año.
En este escenario, el grupo que preside Florentino Pérez está en disposición de acometer inversiones que impulsen su crecimiento futuro. Su plan discurre, por un lado, por ahondar en la simplificación de su estructura en la que lleva trabajando varios años. En esa línea excluyó de bolsa en 2022 su filial australiana Cimic. En un horizonte indeterminado la compañía podría replicar este movimiento con Hochtief, aunque no hay una decisión firme al respecto. En la constructora alemana sí planea seguir creciendo en su capital aprovechando las oportunidades que ofrezca la cotización de la compañía. ACS tiene en la actualidad una participación superior al 68%, cuya valoración se aproxima a los 4.400 millones. El pasado ejercicio ACS tomó el 14,46% que tenía Atlantia -hoy Mundys-, su socio en Abertis, por 577,8 millones.
En el objetivo de simplificar la estructura Pérez anunció hace dos años su intención de que ACS asumiera el 20% que tiene Hochtief en el capital de Abertis y así aunar en la matriz el 50% menos una acción de la concesionaria, pero esa operación todavía no se ha ejecutado.
Una vía segura de inversión es la orientada al crecimiento en el desarrollo y construcción de infraestructuras de nueva generación, que incluyen proyectos de transición energética como plantas de baterías, de hidrógeno o de semiconductores, de nuevas tecnologías 5G, como centros de datos, de biofarma y sanidad o de transporte y movilidad sostenible.
Apuesta por plantas de baterías, centros de datos o plantas farmacéuticas en todo el mundo
En la actualidad, aproximadamente el 15% de la cartera total de ACS corresponde a este tipo de infraestructuras. Un porcentaje que ha alcanzado en un periodo de tiempo récord puesto que hace apenas dos años era prácticamente inexistente. Al cierre del primer trimestre la multinacional española llevó su volumen de pedidos totales a máximos -a perímetro constante- con 71.270 millones de euros. De este modo, el 15% supone alrededor de 10.700 millones. Instrumenta la consecución de estos proyectos fundamentalmente a través de la estadounidense Turner, la australiana UGL y la asiática Leighton Asia, con un peso en cada una de ellas en el entorno del 20%.
Negocios crecientes
En 2022, ACS se hizo con contratos de infraestructura digital por más de 3.000 millones. Destacan varios proyectos de centros de datos como los logrados en Virginia, Ohio, Missouri, Texas y Nebraska, en Estados Unidos, o un campus en Asia. Asimismo, en el ámbito de la transición energética Turner participa en consorcios que se adjudicaron la construcción de una planta de baterías de vehículos eléctricos para Honda y LG Energy en Ohio por 3.370 millones y otra de reciclaje de baterías para Ascend Elements en Kentucky por 1.000 millones. Y en marzo pasado se hizo con una más para Panasonic en Kansas por 2.800 millones. En 2022 también ganó la ejecución de una infraestructura de alto voltaje y el sistema de almacenamiento de energía en Queensland o una planta de hidrógeno en Nuevas Gales del Sur, ambas en Australia, así como una fábrica de célula de baterías en Alemania.
En movilidad sostenible, ACS consiguió en 2022 los contratos de operación de la red troncal de transporte intermodal en Sídney, el sistema de tren ligero de Canberra o la red ferroviaria de Melbourne, todas en Australia. Y en sanidad y biofarma, Turner se adjudicó la planta farmacéutica para Agilent en Colorado por 680 millones y suma más de 1.000 millones de cartera en este negocio.
Para crecer en los segmentos de infraestructuras de nueva generación ACS explora la adquisición de ingenierías especializadas que puedan completar su propuesta de valor añadido. La empresa cuenta como ventajas decisivas su diversificación geográfica y de actividad, su capacidad de atracción de talento -captó 1.000 ingenieros jóvenes en todo el mundo para abordar los nuevos desafíos-, la introducción de sistemas de innovación digital y la transformación de la gestión de sus cadenas de suministros mediante la creación de plataformas logísticas tanto en Estados Unidos como en Asia.
La mayoría de esos proyectos están en la fase de ingeniería y diseño, por lo que la mejora de márgenes llegará en la construcción
La apuesta por la construcción de infraestructuras de nueva generación ya ha comenzado a reflejarse en los márgenes de la compañía y la expectativa es que su efecto será creciente según vayan ejecutándose las obras e incorporándose nuevos contratos, cuyo denominador común es que los riesgos son mucho más acotados que en las obras tradicionales, que se ejecutan con socios -el grupo tiene el 70% de la cartera sin riesgos- y que tienen periodos más cortos. Por ahora, la mayoría de esos proyectos están en la fase de ingeniería y diseño, por lo que la mejora de márgenes llegará en la construcción.
La tercera pata de inversión es el negocio de concesiones, en el que ACS vislumbra adquisiciones de proyectos en operación ('brownfield') y privatizaciones a través de Abertis, para la que está alineada con su socio Mundys en inyectar fondos, y/o de su filial concesional Iridium.
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