
La semana que viene se celebra en La Haya la cumbre anual de la OTAN donde se pondrá sobre la mesa un nuevo objetivo: elevar el gasto militar de todos los aliados del 2% del PIB actual hasta el 5% en 2032. Esta cifra es la que lleva meses exigiendo Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y a la que mandatarios como Pedro Sánchez o Robert Fico se han opuesto estos días. No solo Eslovenia o España ven con malos ojos este nuevo umbral: otras potencias europeas como Italia o Reino Unido ponen en duda alcanzar dicha meta y plantean retrasarla.
¿Por qué Trump insiste en que la OTAN llegue al 5% de gasto público en defensa cuando incluso EEUU invierte mucho menos? Dos razones parecen estar detrás: por un lado, por el desprecio creciente de Washington hacia Europa y, por otro lado, porque los aliados de la OTAN son el principal cliente del sector de la defensa de EEUU. Un incremento masivo del gasto público en armas beneficiará a la industria estadounidense, ávida de 'cazar' a unos clientes nerviosos con Rusia y con una chequera muy grande.
En la Paris Air Show, la feria de defensa celebrada en Francia esta semana y una de las más importantes de Europa, se codearon cientos de empresas de todo el globo, con especial relevancia las firmas norteamericanas. Compañías como Lockheed Martin, General Atomics o RTX trataron de suscribir acuerdos de helicópteros, misiles o sistemas de radar. El Financial Times informó que el COO de Lockheed Martin ofreció a Londres un nuevo sistema de defensa justo cuando Reino Unido plantea adquirir más cazas F-35 Lightning II fabricados por la empresa estadounidense.
Europa no quiere picar en el anzuelo
Las compañías norteamericanas saben que el momento de captar los contratos es ahora, porque Europa fabrica muy pocas armas. Según datos de la OTAN, la mayor parte del gasto militar se dedica a compras directas, siendo Polonia el que en términos relativos invierte más. La mitad de su gasto público en defensa son adquisiciones. El ejemplo de este país es relevante, ya que Varsovia tiene un compromiso con su defensa nacional desde la invasión de Ucrania, siendo el Estado que dedica más inversión a sus fuerzas armadas de toda la OTAN: el 4% del PIB.
¿Cómo quiere Europa evitar la fuerte dependencia norteamericana teniendo en cuenta que el 70% de las compras militares son a empresas de EEUU? Fabricando el grueso del armamento en suelo europeo y promocionando compras conjuntas. Cuando la Unión Europea aprobó el mes pasado el paquete de préstamos de 150.000 millones de euros para rearmarse, estableció como requisito que el 65% de los componentes se fabricaran en el Viejo Continente (incluida Ucrania). Por eso, compañías como Lockheed Martin han anunciado en la feria de defensa parisina que quieren unirse a fabricantes europeos y abrir centros de producción en el continente.
Aunque los aliados han aceptado incrementar el gasto militar más allá del 2% aprobado en la cumbre de Gales de 2014, no está claro cuánto debe ser la nueva cota. La OTAN define el gasto militar como la inversión pública dedicada directamente a las Fuerzas Armadas y la industria bélica, dejando al margen otras partidas como la protección civil; hecho que ha criticado el Gobierno de España.
El secretario general de la OTAN, el neerlandés Mark Rutte, plantea que los países aumenten progresivamente el gasto hasta el 5% para 2032 mediante dos vías. Por un lado, una inversión militar directa de hasta el 3,5% y, por otro lado, una inversión en áreas aledañas como la ciberseguridad, la tecnología de doble uso o la protección civil de hasta el 1,5%. La primera cifra del 3,5% coincide con los mensajes procedentes de Bruselas, que instan desde marzo a incrementar el gasto militar europeo por encima del 3% del PIB de los Estados miembro.
No solo Sánchez se niega a subir al 5%
Para varios aliados el nivel del 5% supone, a su entender, demasiado dinero. En el caso de España, rondaría los 80.000 millones de euros, en un momento en el que las cuentas públicas tambalean con un déficit público del 3% y una deuda acumulada del 100% del PIB, según el Banco de España. El Fondo Monetario Internacional ha advertido del "espacio fiscal limitado" que tienen la mayoría de los países europeos para elevar el gasto en defensa. En la carta que envió Sánchez a la OTAN ayer señaló que para llegar al 5% del gasto militar habría que incrementar los impuestos, recortar servicios públicos y reducir inversiones en otras áreas, como la transición energética.
La negativa, sin embargo, no proviene solo de España. Estos días, el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico se ha negado a incrementar el gasto hasta el 5% por considerarlo un umbral "absurdo" y ha amenazado con abandonar la OTAN. El ministro de Defensa de Suecia ha confirmado en una entrevista que atrasarán el objetivo de Estocolmo de alcanzar para 2030 el 3,5% del PIB en gasto militar hasta 2032. Otros Estados como Italia y Reino Unido, que ven con ojos inquietantes sus cuentas públicas, hostigadas por una deuda pública alarmante y un déficit que no se cierra, quieren incluso alargar todavía más el aumento del gasto militar..
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