
"Se necesitarán más F-35 durante la próxima década". Así de contundente se ha mostrado la Revisión Estratégica de la Defensa británica publicada la semana pasada. Londres quiere ampliar su capacidad de disuasión nuclear con cazas que tengan capacidad de portar bombas atómicas. Para ello, el Gobierno británico está estudiando comprar aeronaves F-35A Lightning II, el principal avión de combate furtivo de Estados Unidos que tiene capacidad de lanzar bombas atómicas. La dependencia británica de Washington es tan grande que ni siquiera considera negociar con Francia a pesar de que París quiere extender el paraguas nuclear en el continente.
Aunque Londres es el principal aliado de EEUU en Europa, la deriva internacional de Trump está poniendo contra las cuerdas a un país que todavía no se ha recuperado del Brexit. El rearme europeo, del que Reino Unido también participa indirectamente, se está encontrando con una desventaja importante: la falta de gigantes europeos verdaderamente interconectados en tecnologías estratégicas como las armas atómicas. Los analistas llevan alertando desde hace meses que el principal beneficiario del rearme europeo serán las firmas estadounidenses y no las compañías europeas.
La triada nuclear cojea en Europa
En el continente, tres países cuentan con capacidad nuclear: Francia, Reino Unido y Rusia. Este último país es, además, la mayor potencia atómica del planeta, superando incluso a Estados Unidos, según estima el Instituto Estratégico de Estocolmo para el Estudio de la Paz. El arsenal nuclear ruso está compuesto por 5.400 ojivas que pueden ser disparadas desde silos en tierra, submarinos en los océanos y cazabombarderos en el aire.
Francia, con cerca de 300 armas atómicas, solo tiene capacidad nuclear en sus submarinos y en sus cazas Dassault Rafale, mientras que Reino Unido solo cuenta con unas 220 cabezas acopladas a misiles Trident disparados desde buques sumergidos. El único rival occidental con una triada nuclear capaz de hacerle frente a Rusia es EEUU.
El rearme europeo se está encontrando con un muro infranqueable: si quiere disuadir militarmente a Rusia, necesita armas nucleares y tecnologías que puedan lanzarlos. Pero el único país que cuenta con cazas furtivos capaces de portar armas atómicas es Estados Unidos. El mismo país del que ahora desconfían los países europeos por los mensajes rupturistas procedentes de Trump y sus aliados.
Reino Unido está considerando por esa razón adquirir aeronaves F-35A, el único modelo de la serie Lightning II capaz de portar bombas nucleares de gravedad. De esta forma, Londres tendría que seguir dependiendo de Estados Unidos para ampliar sus fuerzas armadas. Además, no está claro si el uso de armas estratégicas como las bombas atómicas necesitaría del permiso de Washington en caso de una guerra nuclear.

Libertad francesa vs. sumisión británica
La subordinación británica a la tecnología nuclear estadounidense viene de lejos. En los 60, Reino Unido se convirtió en la tercera potencia atómica del planeta gracias a un programa conjunto con Washington. En paralelo, Francia decidió desarrollar su propia carrera nuclear al margen de otras potencias, para irritación de EEUU.
La dependencia británica se acrecentó con el fin de la Guerra Fría, cuando Reino Unido jubiló las bombas nucleares usadas en los Panavia Tornado. Desde entonces, solo cuenta con los sistemas Trident submarinos como única plataforma atómica. El plan estratégico del Ministerio de Defensa británico ha destacado la necesidad de adquirir cazas extranjeros para contar con armas aéreas nucleares.
El rearme atómico es una prioridad europea. Tanto París como Londres han planteado ampliar el paraguas atómico al resto de Europa y países como Alemania o Polonia sopesan abiertamente desarrollar sus propios programas nucleares. De momento no parece haber una voluntad europea real de aunar esfuerzos: Reino Unido prefiere las aeronaves estadounidenses a los cazas franceses, y los Eurofighter Typhoon no permiten portar armas nucleares. Otros países como Alemania, que tiene cabezas nucleares norteamericanas, también han adquirido F-35 por la misma razón. El destino atómico de Europa sigue en manos estadounidenses.