
Ha sido una semana para pulsar la situación bancaria en Europa. Por una parte teníamos reunión del Banco Central Europeo (BCE) y, paralelamente, la presentación de resultados durante toda la semana por parte de alguno de los principales bancos europeos, entre ellos algunos de los nuestros. Además de todo ello, se ha producido alguna noticia más sobre el sector como por ejemplo los planes y rumores sobre salidas a bolsa o búsqueda de recursos propios y también rumores sobre adquisiciones.
Comencemos por la cita del pasado jueves con el BCE. Cierto es que por parte de Draghi no se esperaba ningún movimiento de tipos ni la adopción de medida alguna. La atención esta vez estaba centrada en los comentarios que realizara sobre la situación europea en cuanto a crecimiento e inflación. Como suele ocurrir con el discurso del presidente, lo más interesante hay que buscarlo en los detalles. Parecía por sus declaraciones que el BCE comenzaba a ver los efectos de su política monetaria: veía signos de un impulso del crecimiento económico en Europa, también una cierta rebaja de los riesgos para la zona euro. Hasta aquí perfecto, sin embargo alertó, como quien no quiere la cosa, de que puede ser que no solo no se vean repuntar los precios al consumo hasta el objetivo del 2 por ciento sino incluso alejarnos a la baja de esa cifra. La sensación después de esas palabras es que ciertamente la economía europea va saliendo muy lentamente de su letargo, pero aun así la actividad no acaba de coger velocidad de crucero. Además en el tema de los precios, con un barril de petróleo que puede iniciar una caída de su cotización por debajo de los 50 dólares, la situación no es tan halagüeña dada la importancia que el crudo tiene en esta materia. De momento nadie parece retrasar el momento de que el BCE suba tipos de interés o corte alguna de las medidas extraordinarias llevadas a cabo, pero es un riesgo que está ahí, algo que el propio Banco Central reconoce al decirnos que está vigilando por si hay que actuar nuevamente.
No es desde luego una noticia nefasta para el sector bancario, sin embargo deja un regusto amargo. El ritmo lento de crecimiento lleva a que la demanda de crédito pueda ser insuficiente aún para impulsar los resultados vía el cobro de intereses de los préstamos, más aún en un contexto que sigue siendo de caída del saldo vivo de crédito. Además la posibilidad de un atraso en la subida de tipos de interés, algo que los bancos desean que se produzca, puede verse materializada si el IPC sigue sin acercarse a ese añorado 2 por ciento.
El jueves, como respuesta inmediata, las bolsas respondían con una caída generalizada de las cotizaciones bancarias. Pero como decía, a la vez se producía una cascada de presentación de resultados. Aun cuando no sea español es necesario comentar la situación del banco más grande de nuestra área económica, el alemán Deutsche Bank. Como bien saben, la situación no es boyante, el banco está inmerso en una fuerte reestructuración, algo que nos afecta, pues tiene a la venta su filial española.
Sobre este asunto, la prensa ha comenzado ya a publicar posibles acercamientos de algún banco interesado en su adquisición. Los resultados publicados han sido después de dos años ligeramente positivos, pero el importe para Deutsche Bank decepcionó. Se puede extraer alguna conclusión de esta situación. La primera es que las reestructuraciones bancarias avanzan pero de forma lenta, muy lenta, algo que no permite lanzar las campanas al vuelo. También que el contexto económico, como Draghi comentaba, sigue sin ser idóneo para la actividad bancaria y por último que el mapa bancario en Europa no está aún cerrado, se van a producir cambios con fusiones y adquisiciones con seguridad, incluida España.
Si ahora nos venimos a España y vemos las cifras de nuestras entidades, el mensaje que se obtiene es que los bancos, con la excepción de Popular, van cumpliendo con sus previsiones. En relación con Popular, como saben, el banco está inmerso en el diseño del plan que le permita salir de la situación que presenta. Desde luego la llegada de personas nuevas al consejo y la dirección del banco parece ir en la buena dirección, normalmente todo comienza por reconocer cuál es la situación, algo que por fin se produce.
Pero entremos en un muy rápido análisis de las cuentas de resultados, veamos dónde se produce la mejoría en el beneficio. Santander y BBVA, los dos bancos más grandes y más internacionales, nos pueden dar buenas pistas sobre lo que ocurre. Primeramente una caída de la morosidad y las consecuencias derivadas para los resultados; nuevamente el ladrillo continúa dañando. Muy acertado, desde mi punto de vista, el discurso de BBVA que nos dice que aun cuando la situación sobre la morosidad ligada al inmobiliario remite en nuestro país, seguirá presente durante dos o tres años.
Mirando otras partidas descubrimos que el incremento del beneficio por el negocio en España, sin tener en cuenta los saneamientos, constituye aún un punto débil. La mejora de ambos bancos viene por su exposición a economías fuera de nuestras fronteras como es México y Brasil.
Desde luego hay mejoras, pero aún las cuentas de resultados presentan ciertas debilidades, todas ellas ligadas a la debilidad del ciclo económico europeo. Va a seguir habiendo movimientos bancarios y reestructuraciones. En algunos casos, como Popular, debemos seguir pendientes del desenlace.