
Tras el anuncio de Draghi de dejar los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,05%, hay que ser consciente de que el crédito sigue teniendo valor y que la exposición al crédito con vencimiento a corto plazo o los bonos high-yield son las mejores opciones de inversión en el contexto económico actual. La baja inflación, la volatilidad de los mercados y la debilidad de algunas de las principales economías de la eurozona están aumentando la presión sobre el Banco Central Europeo para que adopte nuevas medidas de estímulo, aunque hasta la próxima reunión en diciembre no habrá nuevas noticias al respecto. Habrá que esperar, pues, para conocer las propuestas del BCE de cara al próximo año que, sin duda, marcarán el desarrollo de la economía en la eurozona. Mientras esperamos la llegada de las nuevas medidas que puede adoptar o no el BCE, hay que asesorar de la mejor manera posible a los inversores para que puedan invertir su capital con buenas rentabilidades. Así pues, los bonos high-yield, también llamados bonos de alta rentabilidad, son una buena elección. El mercado de deuda high yield es aquel que ofrece una mayor rentabilidad porque implica un mayor riesgo al ser más baja la calificación de las empresas que la emiten. Cabe añadir que este tipo de fondos son más arriesgados que los de renta fija pero, en compensación, ofrecen una mayor rentabilidad por lo que pueden ser adecuados para inversores conservadores que estén dispuestos a asumir un determinado nivel de riesgo.
Los últimos meses hemos vivido unas semanas de incertidumbre en los mercados internacionales, entorno que favorece a los fondos de inversión en activos de renta fija y en especial a los bonos high-yield, dado el periodo de volatilidad. En agosto, China marcó el comportamiento de las bolsas de gran parte del globo con la devaluación del yuan y, a finales de octubre, la Fed dio a entender que la subida de tipos llegará este año dado el entorno macroeconómico del país. Aunque esta decisión tiene partidarios y detractores. Habrá que esperar a diciembre, igual que con el BCE, para conocer las medidas que marcarán el desarrollo de la economía en 2016. La intriga está servida.
Esta minicrisis que hemos vivido los últimos meses se ha exagerado considerablemente por parte de los mercados y los inversores y, pese a la ralentización del crecimiento de los mercados emergentes y más concretamente de China, las perspectivas siguen siendo positivas de cara al crecimiento y desarrollo de sus economías. Tras la visita de la canciller alemana Angela Merkel al país asiático a finales de octubre, parece que la economía china ha asumido otro papel en la economía mundial y más concretamente en la de la UE, pues el Banco Popular de China ha estado vendiendo algunos de los bonos de duda del Gobierno de Alemania desde que el Banco Central Europeo comenzó a comprarlos el pasado mes de marzo. Otro de los factores que han afectado directamente al mercado mundial de energía y a China es el precio del petróleo que, tras varios meses de bajadas, parece no haber tocar fondo. La agencia de calificación Moody's ha revisado recientemente a la baja su previsión de precios para el barril de petróleo en los dos próximos años, que cae hasta 53 dólares en 2016.
Es cierto que el crecimiento de las economías no será de nuevo de alrededor del 10% como en los años de bonanza, pero lo que vale la pena recalcar es la especie de conspiración que ha habido en los mercados a nivel mundial sobre la manipulación de todo aquello que procede del gigante asiático. Es una realidad que su crecimiento se ha ralentizado, pero su economía no está colapsada. Hay que ser conscientes de esto y darle una oportunidad al país, que seguro que irá repuntando los próximos meses. Es un gigante en potencia. Todos estos factores conforman un entorno favorable para los activos de riesgo y en especial para los activos de renta fija high-yield, que siguen ofreciendo valoraciones atractivas a través de los índices de Credit Default Swaps (CDS). Estos índices conforman uno de los beneficios de este tipo de fondos de inversión, puesto que no conllevan riesgo de interés y ofrecen una elevada liquidez en cualquier situación del mercado. No es cosa de adivinos afirmar que la volatilidad en los mercados conlleva un aumento de inversiones en activos de renta fija por el miedo de los inversores aunque, hay que recalcar que entre el amplio abanico que ofrece el mercado, los high-yield son una buena apuesta.