Power Electronics, el fabricante industrial valenciano que probablemente haya tenido un mayor crecimiento en el último lustro en la Comunidad Valenciana, puede llevarse la mayoría de la producción de su factoría principal en Lliria (Valencia) a Houston si Trump cumple sus amenazas de imponer aranceles a Europa y a España.
El vicepresidente de la compañía familiar, Lalo Salvo, se mostró muy claro ante los posibles efectos de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y al país que supone más del 70% del negocio del grupo que produce equipos energéticos para renovables, almacenamiento y estaciones de carga de vehículos eléctricos. "Si hay aranceles nos iremos a fabricar a Estados Unidos lo más rápido posible", señaló Salvo, que aseguró que eso dependerá de lo que decidan los políticos.
Power Electronics, que facturó más de 1.100 millones de euros en 2023, suma cerca de 3.000 empleos, fundamentalmente en Valencia. Su propiedad está en manos de la familia a la que pertenece el que fuera presidente del Valencia Club de Fútbol, Amadeo Salvo.
"¿Qué va a pasar? Eso depende de los políticos. Yo tengo que estar preparado por si hay aranceles acelerar la fábrica allí, compramos los terrenos y estamos preparados para ello", aseveró el directivo y socio de la empresa familiar durante su intervención en el congreso 'Energy Revolution' organizado por la patronal de renovables Avaesen en Valencia.
De hecho, el grupo valenciano ya se hizo hace más de un año con 170.000 metros cuadrados en el norte de Houston para implantar una macrofactoría para estar presente en el que es su mayor mercado. Un proyecto para el que anunció una inversión de 280 millones de euros en una instalación que vendría a ser la réplica a la que ahora tiene en Lliria (Valencia), donde concentra su actividad.
Más protegido que en Europa
Salvo recordó que esa inversión arrancó antes de la llegada de Trump por el fuerte peso de Estados Unidos para la empresa valenciana. "Tenemos que tener claro que tenemos que apostar por un país que nos está dando un unos ingresos importantes". Incluso fue más allá al añadir que "allí nos sentimos mucho más protegidos que aquí, porque aquí no nos sentimos nada protegidos, cero protegidos". Un sentimiento que argumentó en el hecho de que mientras que en Europa el 80% de los inversores de potencia como los que produce son chinos, "en Estados Unidos el 90% son no chinos".
"Lo que no podemos es pegarle en la espinilla a uno que es más fuerte que nosotros", llegó a afirmar el socio y ejecutivo de Power Electronics, que recordó que la compañía ya estaba en Norteamérica cuando gobernó Trump, del que dijo que en su caso benefició "más que perjudicó la última vez que estuvo".
Pese a su anuncio, insistió en que "me gustaría seguir fabricando la mayor parte del producto en Lliria". Según Salvo, "yo soy valenciano. Siendo valenciano y español generar puestos de trabajo en España me llena más que generarlos en otros países".
El empresario insistió en la necesidad de políticas industriales europeas "para ser competitivos con respecto a nuestros competidores, que tienen una serie de ayudas que no tenemos". Unos beneficios a los que atribuyó la decisión de seguir fabricando el mismo volumen en España. "Si nos ayudan, pues los puestos de trabajo de Lliria no corren peligro. Si no nos ayudan, pues alguno se va a perder", sentenció.
El 40% de las ventas valencianas a EEUU
La decisión de la compañía de los Salvo además de en el empleo tendría una repercusión en las exportaciones regionales, donde el fuerte crecimiento del fabricante de equipos de potencia ha ido a la par que la caída del motor exportador tradicional, precisamente la planta de coches de la estadounidense Ford en Almussafes.
Según el propio Lalo Salvo, las ventas de la producción de la planta de Lliria suponen el 40% de las exportaciones de la Comunidad Valenciana a Estados Unidos.