
Holaluz ha contratado los servicios de PwC para negociar la reordenación de su deuda con la banca. En un comunicado, la comercializadora eléctrica ha señalado, además, que ha renovado por dos años más unos pagarés por siete millones que vencían hoy, 19 de julio. Estos créditos se amortizarán mediante nueve pagos, hasta julio de 2026, y con importes crecientes.
Se trata de una línea de financiación que, como informó elEconomista.es, ponía en apuros la viabilidad de la compañía, ya de por sí muy endeudada. Holaluz lleva meses intentando cerrar un acuerdo de financiación con actores tanto públicos como privados para ganar liquidez y mejorar su delicada tesorería, pero ninguno de sus intentos ha tenido éxito.
Casi 60 millones de deuda
A 30 de abril, la deuda neta de Holaluz era de 57,2 millones de euros, frente a los 65,4 millones al cierre de 2023. Dicha deuda está compuesta por el pagaré de siete millones, préstamos bancarios y otros instrumentos de circulante (pólizas, confirmings, etc.).
La mayoría de los instrumentos de financiación bancaria están avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO), con condiciones favorables, según la empresa.
Adicionalmente al pagaré de siete millones de euros que se suscribió a principios de año y que acaba de renovarse, la compañía ya ha repagado este año pagarés por valor de 19,8 millones.
Además, ha obtenido 8,1 millones de euros de financiación adicional entre mayo y junio gracias a una operación de financiación por cuatro millones y la venta de 800 préstamos de clientes de su negocio de instalación de placas solares.
Tensión interna
La situación interna de la comercializadora es delicada. En su última junta, los accionistas acordaron iniciar una acción social de responsabilidad contra los fondos Axon Capital y Geroa Pentsioak, que suman el 23,5% del capital. Lo hizo después de que ambos se negaran a firmar las cuentas del ejercicio 2023, lo que provocó la suspensión de cotización de la compañía en el BME Growth.
El año pasado, la firma obtuvo unas pérdidas de 26 millones de euros y desplomó su facturación un 33%, hasta los 614 millones. El auditor manifestó "dudas significativas" de que la comercializadora pudiera seguir operando con estas magnitudes.