La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, ha decidido bajar la temperatura de su casa a 17 grados para incrementar el ahorro energético. Esta medida apenas tendría repercusión en el suministro al resto de Europa. España recibió en febrero un 5,7% del gas natural que consume desde Rusia y es uno de los países que cuenta con una mayor cantidad de reservas almacenadas en estos momentos. Nuestro nivel de almacenamiento está por encima del 50% frente a una media del 26% del resto de la Unión Europea.
Aunque la Agencia Internacional de la Energía asegura que bajar la temperatura del termostato de calefacción un grado reduciría la demanda de gas en unos 10.000 millones de metros cúbicos al año, la decisión de reducir el consumo de gas en nuestro país, más allá del impacto económico en el ahorro que pudiera generar, no supondrá un gran cambio para el abastecimiento del centro de Europa.
La medida podría contribuir a suavizar en cierto modo los precios, pero apenas servirá para garantizar el suministro en la zona por el escaso nivel de interconexiones. Prueba de ello, es que la capacidad de interconexión de España con Francia, pese a haber pasado a convertirse en exportadora desde el pasado 16 de febrero, se encuentra muy alejada de alcanzar su nivel máximo en los envíos.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, lo dejó también muy claro recientemente, ya que explicó que la petición lanzada por la Comisión Europea de rebajar los termostatos se dirigía, principalmente, al centro de Europa donde si que existe un nivel menor de reservas y se ha tenido que crear un grupo para coordinar la gestión común de las mismas.
"Nuestro gas viene de otra parte, por tanto, mi consejo o petición de que la gente ahorre gas para no tener que importar más gas ruso no va por los españoles, porque los españoles no consumen gas ruso. Pero para el resto de Europa sí", ha explicado Borell.
El consumo de gas natural en España creció en febrero un 22,5% por el fuerte tirón de la demanda del sector eléctrico, que prácticamente duplicó su consumo. Por contra, la parte convencional -donde se aglutina el consumo doméstico e industrial- apenas registró un avance del 0,6%.
El aumento de consumo registrado en España supone uno de los más elevados de Europa, ya que Reino Unido y Francia, registraron una fuerte caída del 17,7% y del 7,9%, respectivamente, según los datos facilitados por Enagás.
En Reino Unido, el consumo del sector eléctrico retrocedió un 32,4%, mientras que el consumo doméstico e industrial bajó un 14,5%, lo que ya muestra el impacto de la crisis energética.
En Francia, el consumo de sector eléctrico bajó un 1,9% y el correspondiente a las industrias y clientes domésticos retrocedió un 6,1%.
En Portugal, la evolución del consumo de gas fue similar a la española y subió un 22,2% mientras que en Italia el aumento registrado fue del 10,7% aupado por el tirón también del sector eléctrico (+24 por ciento) y del consumo industrial y doméstico, que creció un 6,6%.
En España, el precio del gas natural para consumo doméstico está intervenido. El Gobierno decidió suspender la revisión tarifaria trimestral y crear un déficit de tarifa -que no ha cuantificado- que se recuperará en los años venideros. Esta situación ha permitido que el fuerte aumento de los precios no se haya trasladado a los hogares durante este invierno.
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